De la naci¨®n vasca
Excepto a los implicados, no apasionan los dimes y diretes sobre si naci¨®n, nacionalidad o regi¨®n -parece m¨¢s importante llegar a una autonom¨ªa eficaz, sin que est¨¦ per se abocada a enfrentarse al Estado-, pero hay una raz¨®n para alegrarse de que una buena mayor¨ªa haya acordado la denominaci¨®n "naci¨®n" para Catalu?a en su Estatuto. Cabe felicitarse de que en algo haya consenso, con la lamentable ausencia del PP, ocupado en menesteres electoralistas.
No suceder¨¢ as¨ª en el Pa¨ªs Vasco, donde el concepto de naci¨®n es bien diferente al que funciona en Catalu?a. Cabe suponer que, tras el fracaso del plan Ibarretxe -desde las elecciones auton¨®micas nadie quiere ni mentarlo-, tarde o temprano se emprender¨¢ la reforma del Estatuto de Gernika que, sin dramatizar, necesita alg¨²n retoque. Pues bien: llegado el caso resulta improbable que se defina al Pa¨ªs Vasco como "naci¨®n". Este vaticinio no se debe a la suposici¨®n de que los partidos no nacionalistas se opondr¨¢n al t¨¦rmino. Sino a las reticencias nacionalistas al nombre "naci¨®n". Por sorprendente que parezca, el nacionalismo vasco casi nunca habla de la naci¨®n vasca, idea que sustituye por el concepto prepol¨ªtico de "pueblo vasco", algo bien distinto.
Su rechazo a definir al Pa¨ªs Vasco como naci¨®n se debe a dos razones. Primero: equivaldr¨ªa, en su concepto, a que se suponga que Navarra o el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s no forman parte de tal naci¨®n vasca, algo que ni por asomo admitir¨ªa, incluso aunque las posibilidades de que en Navarra o en Euskadi continental surja un triunfal movimiento reivindicativo de su nacionalidad vasca resulten pura fantas¨ªa. El principio de realidad est¨¢ re?ido con el irredentismo, esencial en la ideolog¨ªa nacionalista vasca.
Pero la raz¨®n b¨¢sica por la que el nacionalismo no defender¨¢ la definici¨®n del Pa¨ªs Vasco como naci¨®n es la siguiente. El nacionalismo vasco no cree (ni quiere) que el Pa¨ªs Vasco sea una naci¨®n. Enti¨¦ndase: el nacionalismo vasco s¨ª sostiene que existe una naci¨®n vasca. Tal creencia es una de sus razones de ser. Pero discrepa de la idea de que lo sea el Pa¨ªs Vasco tal y como lo entendemos en lenguaje com¨²n, en el sentido que se emplea Catalu?a al definirla como naci¨®n. No cree que los ciudadanos vascos, los que hoy habitan el Pa¨ªs Vasco, sean una naci¨®n. Negar esta eventualidad es otra raz¨®n de ser del nacionalismo vasco.
El nacionalismo vasco cree que no todos los habitantes del Pa¨ªs Vasco son vascos. Lo dec¨ªa en Euzkadi Buru Batzar del PNV de 1988, en declaraci¨®n confirmada por los 17 a?os transcurridos. "En Euzkadi vivimos vascos y no vascos (...). De ah¨ª que coexistan en nuestro pueblo, en dif¨ªcil y a veces crispada convivencia, un nacionalismo vasco y otro espa?ol". El convencimiento de que existe en el Pa¨ªs Vasco tal antagonismo, y que esto es la esencia de la pol¨ªtica vasca, es consustancial al nacionalismo: es otra de sus razones de ser. ?Qui¨¦nes son vascos, para los nacionalistas? Los que cumplen determinados requisitos. "Vasco es aquel que, nacido o no aqu¨ª, se identifica con la forma de ser y con la idiosincrasia de este Pueblo y opta expresa o t¨¢citamente por ¨¦l". En otras palabras, son vascos quienes se identifican con el Pueblo Vasco tal y como lo concibe el nacionalismo. No lo son quienes no se ajustan a tales supuestos. De esta forma, la naci¨®n es ese "Pueblo Vasco" cuya identidad define el nacionalismo. Se dir¨¢ que de esta manera se concluye que la naci¨®n vasca la componen aquellos vascos que son nacionalistas, esto es, los que se identifican con su idea de Pueblo Vasco. Pues s¨ª: eso es lo que hay. Su naci¨®n no la forman los ciudadanos vascos, sino los vascos nacionalistas.
El nacionalismo suele emplear el t¨¦rmino "ciudadanos vascos" como algo diferente a "vascos". Alg¨²n analista entiende que el nacionalismo llama de esta forma a los habitantes del Pa¨ªs Vasco que no son vascos para el nacionalismo. No es exactamente as¨ª. "Ciudadanos vascos", en el concepto de los nacionalistas -que en estas cosas hilan muy fino- son los vascos (esto es, los nacionalistas) y "los residentes" en el Pa¨ªs Vasco que desde su punto de vista no son vascos (es decir, los no nacionalistas).
El galimat¨ªas resulta b¨¢sico en la construcci¨®n mental del nacionalismo. Alienta al fenecido plan Ibarretxe, que en ning¨²n momento emplea el t¨¦rmino naci¨®n, contra lo que cabr¨ªa esperar de un texto furibundamente nacionalista. V¨¦anse las tres afirmaciones de su pre¨¢mbulo, sus "tres pilares": "El Pueblo Vasco o Euskal Herria es un Pueblo con identidad propia"; "El Pueblo Vasco tiene derecho a decidir su propio futuro"; "El ejercicio del derecho del Pueblo Vasco a decidir su propio futuro se materializa desde el respeto al derecho que tienen los ciudadanos y ciudadanas de los diferentes ¨¢mbitos jur¨ªdico-pol¨ªticos en los que actualmente se articula a ser consultados para decidir su propio futuro".
Pese a la claridad expositiva que, en el fondo, tienen estas tres consideraciones, llenas de matices nacionalistas, propici¨® algunas lecturas err¨®neas. En general, se interpret¨® que el Plan afirma que el Pa¨ªs Vasco, esto es, el conjunto de la sociedad vasca, en el ejercicio de su voluntad nacional, tiene derecho a la autodeterminaci¨®n, que se concretar¨ªa en la libre asociaci¨®n "con el Estado Espa?ol".
Esta interpretaci¨®n es err¨®nea. El Plan no habla del Pa¨ªs Vasco como una naci¨®n sujeto de derechos. Aparecen, solapados, dos sujetos pol¨ªticos. De un lado, "el Pueblo Vasco" que "tiene derecho a decidir su propio futuro". De otro, "los ciudadanos y ciudadanas de los diferentes ¨¢mbitos jur¨ªdico-pol¨ªticos". Su derecho es "a ser consultados para decidir su propio futuro". No es diferencia de matiz, ni seguramente casual. El derecho a decidir es del "Pueblo Vasco"; los "ciudadanos vascos" tienen derecho a que se les consulte...
En otras palabras: se est¨¢ hablando de dos cuestiones diferentes. De un lado, el pleno derecho de un Pueblo Vasco del que se afirma su identidad. Despu¨¦s, de "los ciudadanos y ciudadanas de los diferentes ¨¢mbitos jur¨ªdico-pol¨ªticos" a los que no se califica como vascos, ni como integrantes del Pueblo Vasco. Son el marco -y por tanto algo conceptualmente distinto- en el que "se materializa" "el derecho del Pueblo Vasco".
De esta divisi¨®n mental entre vascos y no vascos y de esta renuncia a una idea de naci¨®n de ciudadanos vascos se deduce, por ejemplo, que si existiese un refer¨¦ndum en torno a la independencia, y el resultado fuese negativo, tal re-sultado no querr¨ªa decir, en el concepto nacionalista, que el Pueblo Vasco renuncia a la independencia o no la quiere, sino que "los ciudadanos vascos" que no son nacionalistas se hab¨ªan impuesto a los vascos que, por definici¨®n (s¨®lo es vasco quien se ajuste al criterio nacionalista de lo vasco), se habr¨ªan pronunciado un 100% a favor de la independencia.
Este mecanismo peculiar explica tambi¨¦n el desconcierto que al nacionalismo le han producido los ¨²ltimos resultados electorales, pues de ellos podr¨ªa deducirse que el n¨²mero de vascos, a los que se llam¨® a plebiscito, baja y sube seg¨²n las coyunturas, y esto no encaja en sus esquemas. Y explica, tambi¨¦n, que en estos d¨ªas, pese a la evidencia de que con 32 o 33 sobre 75 parlamentarios resulta imposible gobernar de forma sensata, al nacionalismo ni se le pase por la cabeza otra soluci¨®n que un gobierno emanado del Pueblo Vasco, o sea, mayormente nacionalista. Por eso los llamamientos, raros, pero sin duda sinceros, a que la oposici¨®n no obstaculice la formaci¨®n de su Gobierno, al que consideran el gobierno natural y su derecho. Pues el Gobierno vasco, desde su punto de vista (el mismo nombre lo dice), no es tanto del Pa¨ªs Vasco como del Pueblo Vasco. Pero no es lo mismo. Incluso puede significar lo contrario.
Manuel Montero es catedr¨¢tico de Historia Contempor¨¢nea. Fue rector de la Universidad del Pa¨ªs Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea
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