La herencia moral
Es una pena que el excesivo ruido medi¨¢tico acerca de las v¨ªctimas ignore los escasos acontecimientos esperanzadores en la lucha contra los estragos terroristas. Valga como ejemplo que pasara desapercibida la convocatoria promovida por varias entidades (Aula de Etica de la Universidad de Deusto, Bakeaz, Gesto por la Paz y la Direcci¨®n del Gobierno Vasco de Atenci¨®n a las V¨ªctimas del Terrorismo) para realizar un Seminario de Educadores para la Paz el pasado 21 de mayo en Vitoria. En este ¨²ltimo encuentro se plante¨® c¨®mo acercar la presencia de las v¨ªctimas del terrorismo a las aulas para hacer brotar un nunca m¨¢s a la agresi¨®n, s¨ª, pero tambi¨¦n a la cobard¨ªa que sigue caracterizando la convivencia en el Pa¨ªs Vasco a la hora de tratar ciertos temas.
Estas d¨¦cadas de silencio e impotencia s¨®lo est¨¢n produciendo ciudadanos esquivos de su condici¨®n
En el escas¨ªsimo trabajo realizado en el Pa¨ªs Vasco en torno a la educaci¨®n para la paz han sido pioneros tanto Xavier Etxeberr¨ªa, catedr¨¢tico de ?tica en la Universidad de Deusto, como Josu Ugarte, director de Bakeaz, quienes ya promovieron en enero de 2004 el proyecto de Escuela de Paz que fue presentado por Jose Angel Cuerda, ex alcalde de Vitoria. Tambi¨¦n trabaja activamente en el ¨¢mbito educativo Gesto por la Paz, precursora en la edici¨®n de materiales did¨¢cticos sobre el tema, que cada a?o promueve la celebraci¨®n del d¨ªa de la No violencia el 30 de enero. Asimismo, si el Gobierno vasco participaba hace un a?o a trav¨¦s de la Direcci¨®n de Derechos Humanos, ahora lo hac¨ªa a trav¨¦s de la Direcci¨®n de Atenci¨®n a las V¨ªctimas que dirige Maixabel Lasa, y ojal¨¢ que en el futuro participe el Departamento de Educaci¨®n en pleno.
En la reuni¨®n de Vitoria tambi¨¦n hab¨ªa representantes sindicales y alg¨²n conocido pol¨ªtico, pero sobre todo hab¨ªa profesores de a pie, de la p¨²blica y de la privada, deseosos de compartir un espacio muy infrecuente en los centros educativos: el de la acci¨®n c¨ªvica contra la violencia terrorista. Desde quienes tuvieron problemas por llevar el lazo azul o fueron invitados a dejar de protestar contra los atentados, hasta quienes discutimos la manera de conectar la creciente sensibilidad hacia la educaci¨®n emocional y contra el acoso escolar con la lucha contra la kale borroka y toda esa simbolog¨ªa antiespa?ola y proviolenta con la que nuestros j¨®venes se inician a la vida adulta entre los bares de los cascos viejos. El d¨ªa en que el "esquema del bullying" al que se refer¨ªa el 23 de mayo la consejera de Educaci¨®n, Anjeles Iztueta -"Hay un maltratador, una v¨ªctima y testigos pasivos (...), por lo que hay que evitar que la mayor¨ªa mire para otro lado"- lo podamos aplicar al terrorismo etarra, ser¨¢ un gran d¨ªa.
Pero, como era de esperar, en este n¨²cleo de organismos e individualidades que se est¨¢n aglutinando para promover una intervenci¨®n educativa que prepare a los j¨®venes para intervenir c¨ªvicamente en una sociedad vasca contaminada moralmente por su pasividad ante el terrorismo y el escaso apoyo ofrecido a sus v¨ªctimas, faltan voces a mi parecer imprescindibles. Pienso en la Universidad del Pa¨ªs Vasco en general, pero en Aurelio Arteta, Fernando Savater o Edurne Uriarte en particular, por citar s¨®lo algunos, personas con profunda sensibilidad hacia las secuelas morales del terrorismo pero que, lamentablemente, se hallan muy distantes de los organismos hasta ahora implicados en este proyecto de educaci¨®n para la paz. ?Por qu¨¦ distantes? En mi opini¨®n, los lamentables rifirrafes producidos entre quienes no siempre coincidimos en la estrategia antiterrorista son una victoria a?adida del terrorismo y, en tanto tal, hasta que no seamos capaces de, por ejemplo, reconciliar a Gesto por la Paz con Aurelio Arteta, no habremos desactivado el germen mal¨¦fico, la cloratita moral que, en cierto sentido, nos hace a todos v¨ªctimas no s¨®lo de la agresi¨®n, sino del desencuentro posterior.
Adem¨¢s, por meritoria que est¨¦ siendo la iniciativa de Deusto, me parece inconcebible que la universidad p¨²blica esquive su implicaci¨®n a la hora de tutelar y orientar dicho proceso desde una perspectiva plenamente laica. Fil¨®sofos, s¨ª, pero tambi¨¦n historiadores, soci¨®logos, periodistas, economistas, psic¨®logos y qu¨¦ s¨¦ yo, han de ayudar desde sus atalayas universitarias a encontrar palabras, m¨¦todos y procedimientos que nos ayuden a digerir estas d¨¦cadas de silencio e impotencia, que s¨®lo est¨¢n produciendo ciudadanos esquivos de su condici¨®n, est¨²pidamente apol¨ªticos e incapaces de explicar a sus descendientes c¨®mo pudo ser aquel tiempo en que muchos cre¨ªan tener razones para matar.
Es obvio que en el empe?o de aglutinar una acci¨®n educativa contra el terrorismo no s¨®lo falta la UPV, sino un sinf¨ªn de organismos y personas que, ojal¨¢, se vayan incorporando cuanto antes. Posiblemente haya otras propuestas y otras perspectivas complementarias o alternativas, pero de lo que no cabe duda es de que, lenta pero inexorablemente, va cuajando la necesidad de aunar fuerzas para elaborar materiales y planificar intervenciones que dignifiquen nuestra labor docente despu¨¦s de tantos a?os de desidia y dejadez al respecto. Claro que m¨¢s de alguno dir¨¢: ?y a qu¨¦ viene meter el terrorismo vasco en la escuela ahora que parece ir remitiendo? A la candidez de tal pregunta s¨®lo cabe responder con otra: ?Acaso calibramos el alcance moral de la herencia de prepotencia, chuler¨ªa y matonismo, por un lado, y de cobard¨ªa, ambig¨¹edad y complicidad, por otro, que va a derivarse de varias d¨¦cadas en las que la ideolog¨ªa se ha superpuesto a la vida misma, el grupo al individuo y el qu¨¦ dir¨¢n al pensamiento propio? Con tanto trabajo por hacer, m¨¢s nos vale empezar cuanto antes.
Vicente Carri¨®n Arregui es profesor de Filosof¨ªa.
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