'Ben-Hur', de William Wyler

Cuentan que una noche el general Lew Wallace viajaba en tren cuando alguien le llam¨® por su nombre invit¨¢ndole al compartimiento con el fin de conversar. La voz de quien le nombr¨® pertenec¨ªa a un notable y reconocido agn¨®stico llamado Robert Green Ingersoll, y el tema elegido para debatir fue el de la religi¨®n. Al recordar aquel viaje, Wallace se?al¨® que el verbo de Ingersoll era elocuente, atrevido, brillante, po¨¦tico e irreverente y que ¨¦l no hizo sino escuchar y aventurar alg¨²n monos¨ªlabo, pues andaba escasamente atormentado por dudas de fe y nadaba en aguas de indiferencia en cuestiones divinas. Aquella conversaci¨®n hizo que Wallace se interesara por el hecho religioso y diera nuevo impulso a un libro que estaba escribiendo y que narraba la historia de Jud¨¢, hijo de Ithamar, de la Casa de Hur. El libro, que se public¨® en 1880, habla de un reencuentro, una traici¨®n y un deseo de venganza, eso en cuanto a las emociones de los personajes de mayor protagonismo, Ben-Hur y Messala, pero tambi¨¦n es la historia de una conversi¨®n, y hay una figura que nace al comenzar el libro y muere cuando ¨¦ste finaliza, es Jes¨²s, el llamado hijo de Dios.

En 1889 se realiz¨® una adaptaci¨®n teatral del libro Ben-Hur, una historia de los tiempos de Cristo, que se hab¨ªa convertido en un ¨¦xito de ventas. En el teatro se agotaban las localidades y en el escenario se escenificaba la batalla naval y hubo tambi¨¦n caballos para representar la carrera de cuadrigas. Fue en 1907 cuando se realiz¨® para el cine un cortometraje de 15 minutos y, m¨¢s tarde, en 1925, una pel¨ªcula de larga duraci¨®n, dirigida por Fred Niblo y protagonizada por Ram¨®n Novarro, que consolidar¨ªa Ben-Hur como gran espect¨¢culo cinematogr¨¢fico. En ella hab¨ªa trabajado un joven William Wyler y a ¨¦l se dirigir¨ªa, d¨¦cadas despu¨¦s, el productor Sam Zimbalist para encargarle la direcci¨®n de la que ser¨ªa m¨¢s que una extraordinaria producci¨®n. Ben-Hur se estren¨® en 1959, los preparativos y el rodaje hab¨ªan durado a?os, el presupuesto alcanz¨® los 40 millones de d¨®lares, hubo cientos de decorados, miles de extras y su metraje al p¨²blico sobrepasaba las tres horas.

Paul Newman o Marlon Brando fueron algunos de los nombres que pod¨ªan haber dado vida al pr¨ªncipe jud¨ªo pero, por unos motivos u otros, Heston se llev¨® un papel que Wyler consider¨® m¨¢s que apropiado pues le hab¨ªa dirigido en Horizontes de grandeza. El actor Stephen Boyd interpretar¨ªa el papel de Messala, pero para ello tendr¨ªa que cambiar el color de sus ojos. Deb¨ªan de ser marrones, pues azules ya eran los de Heston, de modo que uno de los malvados m¨¢s guapos del cine tuvo que ponerse lentillas durante el rodaje. El gui¨®n se le encarg¨® a Karl Tunberg, pero tambi¨¦n intervino, entre otros, el escritor Gore Vidal, quien aconsej¨® a Wyler que el encuentro entre Ben-Hur y Messala al principio de la pel¨ªcula fuera m¨¢s emocional, como si hubiera fricci¨®n entre dos antiguos amantes. A Wyler le gust¨® la propuesta, aunque luego lo neg¨®. De cualquier modo, en la pel¨ªcula hay una tensi¨®n sexual evidente, de la que todos parec¨ªan darse cuenta a excepci¨®n de Heston. Y es que Gore Vidal no iba desencaminado, pues en el texto original de la novela se puede intuir algo m¨¢s que un desencuentro entre amigos. Ben-Hur tiene 17 a?os y Messala, 19. Ben-Hur, dice: "Recuerdo la separaci¨®n. T¨² te ibas a Roma. Yo te vi partir, y llor¨¦, porque te quer¨ªa. Los a?os han pasado, y t¨² has vuelto perfeccionado, refinado como un pr¨ªncipe... No, no me burlo. Y sin embargo... y sin embargo, me gustar¨ªa que fueses el mismo Messala que se march¨®". El cap¨ªtulo acaba con los dos distanciados y Jud¨¢ Ben-Hur pensando: "?Eros ha muerto! ?Marte reina!". Otros guionistas intervinieron en la pel¨ªcula, aunque en los t¨ªtulos de cr¨¦dito s¨®lo figure Tunberg, es la ¨²nica nominaci¨®n que no obtuvo su Oscar en la fiesta de la Academia, donde Ben-Hur consigui¨® hasta 11 estatuillas y s¨®lo Titanic, d¨¦cadas despu¨¦s, pudo igualarla. Heston, que consigui¨® el reconocimiento al mejor actor, agradeci¨® a Christopher Fry su labor en la pel¨ªcula. Cuentan que fue ¨¦l quien m¨¢s particip¨® en el gui¨®n.

Ben-Hur es una superproducci¨®n de ¨¦xito y su magn¨ªfica batalla naval o su legendaria carrera todav¨ªa perduran en la retina de los millones de espectadores que la han visto, pero Wyler tuvo acierto tambi¨¦n en la representaci¨®n intimista de sus protagonistas. El dolor que manifiestan esas sombras que son Miriam y Tirzah, la madre y hermana leprosas de Ben-Hur, por las ruinas de la que fue su espl¨¦ndida y alegre casa, o esa inquietud que procura el hijo de Dios que hipnotiza con una mirada que nunca vemos si no es en los ojos de quienes s¨ª le ven, son s¨®lo algunos ejemplos.

Ben-Hur es algo m¨¢s que una pel¨ªcula, creo que desde su estreno es la memoria cinematogr¨¢fica de todas las infancias de este pa¨ªs, conozco gente que cada a?o repite la ceremonia de ver Ben-Hur como si fuera la primera vez y se asombra al contemplar esos nav¨ªos que se agitan en el mar al ritmo que se marca para los remeros, o al ver la fastuosa fiesta de Arrio o la maravilla del encuadre en la carrera de cuadrigas, como si quisiera encontrar un detalle que haya pasado inadvertido. Tal vez una nueva astilla, la arena del circo mientras el traidor Messala restalla su l¨¢tigo en el lomo de los caballos ¨¢rabes. Tal vez... Wallace e Ingersoll seguro que se mostrar¨ªan m¨¢s que sorprendidos por la repercusi¨®n de aquella conversaci¨®n en el tren.

Este texto se incluye en el libro-DVD de Ben-Hur que presenta ma?ana EL PA?S.