El tal¨®n de Aquilino
El s¨¢bado pasado se produjo en Madrid una numerosa manifestaci¨®n hom¨®foba. Me pas¨¦ por all¨ª a ver c¨®mo son de cerca las personas capaces de salir a la calle en contra de los derechos fundamentales de sus vecinos, compa?eros de trabajo y hasta familiares y, aunque no vi nada que no esperara, me entristec¨ª, por no decir que se me revolvi¨® el est¨®mago. La marcha era un ejemplo m¨¢s de la hipocres¨ªa, el cinismo, el intrusismo y la doble moral que caracterizan a la derechona y a gran parte de la jerarqu¨ªa cat¨®lica espa?olas: la defensa de una ¨²nica libertad, la suya; la defensa de una ¨²nica familia, la suya; la defensa de una ¨²nica moral, la suya; la defensa de unos ciertos privilegios sociales, los suyos; la presencia de obispos, curas y monjas, a quien nadie ha dado vela en el entierro de las peores lacras que arrastra la sociedad civil, las suyas; la presencia, a t¨ªtulo personal o enviados oficialmente por Rajoy, de varios pol¨ªticos del PP, que no s¨¦ con qu¨¦ cara mirar¨¢n despu¨¦s a los homosexuales de su partido, manifiestos o no: los suyos, a quienes siento decirles que sarna con gusto no pica, pues ser homosexual y apoyar a un partido pol¨ªtico hom¨®fobo es tan inconcebible y sospechoso como ser jud¨ªo y nazi a la vez. Y ahora dicen que se sienten traicionados: que se dejen de pamplinas.
Digo que la manifestaci¨®n hom¨®foba fue numerosa para no faltar a la verdad de Espa?a y para que la comparaci¨®n con lo que al mismo tiempo estaba sucediendo no muy lejos de all¨ª nos produzca mayor alivio. Pues, descompuesta, me acerqu¨¦ despu¨¦s al carnaval de Carlinhos Brown. Y s¨ª, amigos, la otra tarde en Madrid hab¨ªan salido a la calle las dos Espa?as (que no hay que tomarse a la tremenda ni remitirse a ning¨²n tr¨¢gico pasado: hay dos Espa?as como hay dos Francias, dos Italias y dos Estados Unidos de Am¨¦rica); s¨®lo que la Espa?a tolerante, la Espa?a respetuosa, la amable, la cachonda, la fiestera, la generosa, la multicolor era el doble en n¨²mero a la represora y oscura, a la meapilas, inquisitorial y fascistoide. Los medios de comunicaci¨®n no lo aclararon suficientemente, y me da igual si en Alcal¨¢ hab¨ªa 160.000 personas o un mill¨®n (venidas de todo el territorio nacional): en Castellana hab¨ªa 320.000 o dos millones (s¨®lo de Madrid y sin nacionalidad). A muchos hasta nos daba igual tambi¨¦n Carlinhos Brown el de Movistar, pero qu¨¦ gusto dejarse arrastrar por su inaudita capacidad de convocatoria, entre blancos y negros, rubios y morenos, gordos y flacos, gays y heteros, y muchas banderas del arco iris: las de la paz, la libertad y el amor.
Pero lo m¨¢s divertido estaba a¨²n por llegar: Aquilino Polaino, el tal¨®n del Partido Popular. No tiene precio el espect¨¢culo que la otra Espa?a nos ten¨ªa reservado para esta semana: el PP tiene que explicar al Senado por qu¨¦ la ¨²nica familia que merece reconocimiento social y legal es la suya y, en lugar de hacer un estrat¨¦gico aunque inveros¨ªmil parip¨¦ en plan eslogan de Urdaci, "no a la homofobia, no al matrimonio homosexual" (sic), decide que sus tesis sean defendidas por Aquilino Polaino, experto en picana y botella. Normal, uno de los suyos. Pero resulta que Aquilino se pone el mundo por polaina, se va de la lengua y deja a sus correligionarios en el brete de salir, todos en fila, a desdecirse, como Conde el Magn¨ªfico, y a desmarcarse, como Zaplana el Realista: los mismos que le mandaron, por eminencia, ahora no coinciden con Aquilino en "nada", pues est¨¢ "fuera de la realidad" (?un inesperado brote de esquizofrenia?). Pero el plumero que se les ha visto no se lo pone ni una drag.
Qu¨¦ gran favor para la causa del progreso de este pa¨ªs que la Espa?a que no queremos d¨¦ traspi¨¦s con el tal¨®n de Aquilino, el Desenmascarador. Esto es lo que hay debajo de la sotana y la gorra con visera de manifestaci¨®n; as¨ª son y as¨ª nos lo han contado ellos mismos: les va a salir muy caro el callista mental. En cuanto a las perlas ensangrentadas de Polaino (a quien yo no dejar¨ªa ni un minuto a solas con un hijo m¨ªo), s¨®lo me cabe secundar la petici¨®n de la FELGT (Federaci¨®n Estatal de Lesbianas, Gays y Transexuales) al Colegio Oficial de M¨¦dicos de Madrid para que sea retirado de la circulaci¨®n m¨¦dica, algo que deber¨ªa solicitar el propio colegio, por su prestigio y para evitar los males, mayores, que cause semejante colegiado en los desgraciados que caigan entre sus garras. Por lo dem¨¢s, se?ores, Espa?a, nuestra Espa?a, va mejor que nunca.
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