El la¨²d del Ebro
Al aragon¨¦s en lengua catalana Jes¨²s Moncada (Mequinenza, 1941-Barcelona, 2005), autor de Cam¨ª de sirga (1988, Camino de sirga, Anagrama, 1989), una de las novelas contempor¨¢neas de la literatura en catal¨¢n m¨¢s popular y editada, las aguas del Caudillo le anegaron el pueblo; all¨ª donde confluyen el Segre y el Padre Ebro hicieron un pantano, un pueblo nuevo un poco m¨¢s all¨¢ y el escritor, ¨¦ste, se encontr¨® con su territorio m¨¢gico, la memoria colectiva de la Mequinenza vieja, en un la¨²d que se pierde por el Padre Ebro y desemboca en el Mediterr¨¢neo, y con esa memoria colectiva, con esa oralidad de un pueblo de vivos o de muertos ha construido Moncada, en su lengua materna una literatura de gran calado, entre novelas y colecciones de relatos. M¨¢s all¨¢ de Los Monegros la fortuna literaria de Moncada, escritor muy interesante y divertido, est¨¢ en consonancia con su calidad; a este lado de Los Monegros ya no estoy tan seguro. Anagrama public¨®, en su momento, tres novelas: la citada Camino de sirga, la muy divertida y esperp¨¦ntica La galer¨ªa de las estatuas y Memoria estremecida, situadas en distintas ¨¦pocas, en su territorio inventado y real de Mequinenza antes del Diluvio Universal -tal fue la fuerza del Caudillo-; y una editorial aragonesa, Xordica, ha publicado tres libros de relatos, Historias de la mano izquierda, El caf¨¦ de la Rana y estas sorprendentes, divertidas, desvergonzadas y muy mediterr¨¢neas Calaveras at¨®nitas. Moncada debe encontrarse c¨®modo acerc¨¢ndose a la orilla del pantano del Caudillo, donde bucea la memoria colectiva de su pueblo. Entre los restos del naufragio colectivo que las aguas descendidas han escupido, Moncada ha seleccionado un pu?ado de relatos, en los que prima la oralidad: son historias que le cuentan, o se topa con ellas, a un secretario judicial de pueblo, venido con muchas ¨ªnfulas de Barcelona, y que sirve, silente, al se?or juez de la comarca y, de paso, a la entra?able t¨ªa Pen¨¨lope -el acento, por favor, a la catalana, por m¨¢s que se resista el corrector autom¨¢tico-; historias muy divertidas, desvergonzadas, originales, salpimentadas con un acertado anticlericalismo que hunde sus ra¨ªces por lo menos en la prensa decimon¨®nica de El Mot¨ªn, aunque est¨¦n situadas, la mayor¨ªa de ellas, en ¨¦poca de posguerra, y sean los destinatarios de sus puyas leales s¨²bditos y siervos del Caudillo y relevantes miembros de la ilustre cofrad¨ªa del nacionalcatolicismo entonces imperante. Quiz¨¢ en esta ocasi¨®n, en este buen libro de cuentos, Moncada, catalanoragon¨¦s, ha sabido controlar su natural tendencia hacia el esperpento y, sin renunciar al humor -siempre presente: un humor que encuentro muy siciliano-mediterr¨¢neo-, nos ha dado un racimo de historias tan irreales como aut¨¦nticas, y siempre, siempre muy divertidas.
CALAVERAS AT?NITAS
Jes¨²s Moncada
Traducci¨®n de Chus¨¦ R. Us¨®n Xordica.
Zaragoza, 2005
227 p¨¢ginas. 13 euros
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