Aventura
Cogi¨® la carpeta, el bolso y sali¨® deprisa por el pasillo hasta llegar al ascensor, puls¨® el bot¨®n de la planta baja, cruz¨® el vest¨ªbulo sin mirar a nadie, pas¨® entre dos coches aparcados para cruzar a la acera sombreada y al pisar algo se torci¨® el tobillo y se apoy¨® en el cap¨® para levantar el dolor hasta que amain¨® lo suficiente para propinarle una patada al objeto causante del descalabro. Sinti¨® una punzada al apoyar el pie y apenas lanz¨® aquella cosa a dos metros. A la luz del sol reconoci¨® a un m¨®vil enfundado en pl¨¢stico y encendido con varios mensajes; ley¨® el primero: "A las 13 en Bodega Morales".
Guard¨® el m¨®vil en el bolso, alcanz¨® la sombra cojeando y llego penosamente al aparcamiento. Al pisar el embrague sinti¨® otra punzada y se quej¨® en voz alta con una imprecaci¨®n. Sali¨® hacia una calle que estaba cortada por obras; la siguiente era contramano, as¨ª que entr¨® en una bocacalle estrecha en la que observ¨® la salida taponada por un cuerpo de gran volumen y aminor¨® la velocidad; no pod¨ªa retroceder porque la segu¨ªan varios autom¨®viles, pero al acercarse divis¨® un hueco suficiente para pasar subi¨¦ndose en la acera. Desemboc¨® en una avenida por la que aceleraban los veh¨ªculos para aprovechar el sem¨¢foro verde. Mir¨® el reloj con desesperaci¨®n.
Cuando pudo salir se movi¨® lo que era un cami¨®n y tras ¨¦l avanz¨® cuatro metros, hasta que aquel estorbo se par¨® de nuevo con la fila de coches detr¨¢s. Vio como sal¨ªa un hombre vestido del mismo color que el cami¨®n para recoger la basura de las papeleras; vio que se hab¨ªa parado tal como iba, en l¨ªnea recta que es lo m¨¢s corto, dejando un hueco vac¨ªo de dos metros hasta la acera. ?Que por qu¨¦ no aparcaba un poco m¨¢s a la derecha? Pues porque estaba trabajando. Y mientras la cola de veh¨ªculos, por lo visto, jugaba al baloncesto, termin¨® su trabajo y todos abandonaron el bal¨®n y siguieron su camino. Le quedaban diez minutos para poder entregar los documentos y no pod¨ªa llegar a tiempo. El tobillo se hinchaba y el m¨®vil de los mensajes sonaba con desesperaci¨®n. Ir¨ªa a la Bodega Morales para entregarlo a su due?o; despu¨¦s dejar¨ªa el coche en casa y pedir¨ªa un taxi que la llevara a Urgencias, y, por la tarde, con el pie escayolado, llamar¨ªa para que fueran a recoger la documentaci¨®n.
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