Soberania alimentaria en el Mediterr¨¢neo
El Mediterr¨¢neo constituye la frontera sur de la Uni¨®n Europea (UE). La preocupaci¨®n europea por la estabilidad de la regi¨®n se ha plasmado desde los a?os setenta en la llamada pol¨ªtica mediterr¨¢nea. La Conferencia Euro-Mediterr¨¢nea de Barcelona en 1995 puso en marcha una nueva estrategia en torno a tres ejes: 1) pol¨ªtico y de seguridad; 2) econ¨®mico y financiero; y 3) humano, social y cultural. En la Conferencia de Barcelona participaron los 15 estados de la UE y 12 pa¨ªses terceros mediterr¨¢neos. El objetivo: crear una zona euromediterr¨¢nea de libre comercio en el horizonte de 2010. La Conferencia Ministerial Euromediterr¨¢nea en Valencia en 2002 constat¨® la necesidad de relanzar el proceso. As¨ª, la estrategia euromediterr¨¢nea se ha ido institucionalizando mediante la adopci¨®n bilateral de unos acuerdos de asociaci¨®n entre la UE y nueve pa¨ªses mediterr¨¢neos: Marruecos, Argelia, T¨²nez, Egipto, Israel, Palestina, Jordania, Siria y L¨ªbano. Esos acuerdos tratan de liberalizar los intercambios, organizar la cooperaci¨®n bilateral e institucionalizar el di¨¢logo pol¨ªtico.
La UE constituye el principal socio comercial de los pa¨ªses terceros mediterr¨¢neos, tanto en las exportaciones como las importaciones. Existe un muy limitado comercio intraregional entre estos ¨²ltimos. El desequilibrio en la balanza comercial a favor de la UE ha consolidado la dependencia de las econom¨ªas del sur. En este contexto es previsible que el libre intercambio de productos manufacturados, libres de aranceles, incremente los intercambios desiguales entre la UE y los pa¨ªses terceros mediterr¨¢neos. Adem¨¢s, las pol¨ªticas de fondos estructurales complementarias por parte de la UE van a ser d¨¦biles. La instauraci¨®n del libre comercio en la zona, prevista para 2010 y siguiendo las pautas de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC) en lo que respecta al desarme arancelario, deber¨ªa estar haciendo reflexionar sobre c¨®mo va a repercutir en el comercio de los productos agr¨ªcolas; adem¨¢s, deber¨ªa realizarse un diagn¨®stico sobre las incidencias de la progresiva liberaci¨®n de los servicios. Con una renta per c¨¢pita cuatro veces menor y una deuda externa superior a los 300.000 millones de d¨®lares, la libre circulaci¨®n de capitales y mercanc¨ªas entre los pa¨ªses del Mediterr¨¢neo se est¨¢ traduciendo en la penetraci¨®n de las transnacionales europeas, la destrucci¨®n de las econom¨ªas locales y las privatizaciones masivas. La balanza comercial agraria de la UE con los pa¨ªses del norte de ?frica es excedentaria desde 1990.
La globalizaci¨®n en su forma actual es muy destructiva para la agricultura del Tercer Mundo, dada la elevada diferencia de los porcentajes de productividad del sector entre la media de los pa¨ªses subdesarrollados y la de los pa¨ªses avanzados. La liberalizaci¨®n del mundo agr¨ªcola significa que millones de campesinos se arruinar¨¢n progresivamente. Se impone una forma distinta de regulaci¨®n del mercado mundial agr¨ªcola que pueda soportar la larga transici¨®n de las sociedades agr¨ªcolas de baja productividad, hacia una modernizaci¨®n. Hay que considerar que m¨¢s de 3.000 millones de personas en los pa¨ªses en desarrollo trabajan y viven en el medio rural.
La liberalizaci¨®n agr¨ªcola se excluy¨® inicialmente del ¨¢rea de libre comercio euromediterr¨¢neo. Se previ¨® que el comercio mutuo de productos agr¨ªcolas se ir¨ªa liberalizando mediante el acceso preferente y rec¨ªproco, y de acuerdo con las normas de la OMC. Si se ampl¨ªa el librecambio agrario entre la UE y los pa¨ªses del norte de ?frica, habr¨¢ que dedicar m¨¢s recursos financieros para paliar los impactos negativos que produzca la puesta en marcha de estas medidas entre las agriculturas campesinas de ambas riberas. En los pa¨ªses en desarrollo el sector agrario es cr¨ªtico para la seguridad alimentaria, la reducci¨®n de la pobreza y el crecimiento econ¨®mico. Pero hoy sabemos que la liberalizaci¨®n de los mercados agrarios estos ¨²ltimos a?os ha beneficiado, principalmente, a un reducido n¨²mero de empresas transnacionales que dominan el comercio agrario y a una peque?a minor¨ªa de ricos propietarios de tierra en los pa¨ªses desarrollados y en los subdesarrollados. Tanto la Reforma de la Pol¨ªtica Agraria Comunitaria (PAC) en curso, como el acuerdo sobre agricultura en v¨ªas de negociaci¨®n en la OMC, y las asociaciones de libre cambio en el Mediterr¨¢neo, deber¨ªan incorporar el derecho de los miembros a proteger el medio de vida y la seguridad alimentaria de sus ciudadanos, es decir incorporar el principio de la soberan¨ªa alimentaria como un derecho de los pueblos en el mundo globalizado de hoy d¨ªa.
La soberan¨ªa alimentaria es el derecho de los pueblos a definir sus propias pol¨ªticas sustentables de producci¨®n, distribuci¨®n y consumo de alimentos, garantizando el derecho a la alimentaci¨®n para toda la poblaci¨®n, con base en la peque?a y mediana producci¨®n, respetando sus propias culturas y la diversidad de los modos campesinos, pesqueros e ind¨ªgenas de producci¨®n y comercializaci¨®n, y de gesti¨®n de los espacios rurales, en los cuales la mujer desempe?a un papel fundamental. La soberan¨ªa alimentaria debe asentarse en sistemas diversificados de producci¨®n basados en tecnolog¨ªas ecol¨®gicamente sustentables.
El Foro Mundial sobre Soberan¨ªa Alimentaria, celebrado en La Habana en septiembre de 2001, detall¨® algunos de sus efectos y requisitos: 1) favorece la soberan¨ªa econ¨®mica, pol¨ªtica y cultural de los pueblos; 2) reconoce una agricultura con campesinos, vinculada al territorio, prioritariamente orientada a la satisfacci¨®n de las necesidades de los mercados locales y nacionales, y que considera central al ser humano; 3) supone apreciar las ventajas econ¨®micas, sociales, ambientales y culturales de la agricultura en peque?a escala; 4) contiene la obligaci¨®n ineludible de los Estados a garantizar el acceso a una alimentaci¨®n sana y suficiente para todas las personas; 5) exige la puesta en marcha de procesos de reforma agraria adaptados a las condiciones de cada pa¨ªs y regi¨®n, reformas que permitan a los campesinos el acceso equitativo a la tierra, el agua, las semillas, los bosques y la pesca, as¨ª como a los medios de producci¨®n; 6) entiende que el comercio alimentario internacional ha de estar orientado por el prop¨®sito supremo de servir al ser humano. La soberan¨ªa alimentaria no significa autarqu¨ªa, autosuficiencia plena o la desaparici¨®n del comercio agroalimentario mundial, pero demanda compartir la idea de que los alimentos no son exclusivamente una mercanc¨ªa m¨¢s.
En Roma el 2002, con motivo de la Cumbre Mundial de la Alimentaci¨®n organizada por la FAO, la sociedad civil subray¨® que la soberan¨ªa alimentaria requiere: 1) dar prioridad a la producci¨®n de alimentos para los mercados locales sobre la base de explotaciones campesinas y familiares diversificadas y agroecol¨®gicas; 2) asegurar precios justos para la producci¨®n campesina, lo que implica poder proteger los mercados interiores del dumping y de las importaciones a bajo precio; 3) reconocer y promocionar el papel de la mujer en la producci¨®n alimentaria y acceso equitativo y control de los recursos productivos; 4) incrementar la inversi¨®n p¨²blica para fomentar la actividad productiva campesina.
Vicent Garc¨¦s es ingeniero agr¨®nomo y miembro de CERAI. Intervenci¨®n en la Conferencia sobre Soberan¨ªa Alimentaria celebrada en el Foro Social del Mediterr¨¢neo. Barcelona, 17 de junio 2005.
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