Violencia sin l¨ªmite en Nuevo Laredo

La guerra de los carteles de las drogas por el control de la frontera de M¨¦xico con EE UU toma nuevas y alarmantes dimensiones a diario, como lo prueba el secuestro colectivo de 44 personas, ocurrido en Nuevo Laredo, en el norte?o Estado de Tamaulipas. Atados de pies y manos, con cinta adhesiva en la boca, mujeres y hombres, incluso algunos menores de edad, permanec¨ªan cautivos de tres secuestradores que se hac¨ªan pasar por polic¨ªas.

El levante, como llaman al secuestro los narcotraficantes y la polic¨ªa, no se sabe en qu¨¦ fecha se inici¨® (en las ¨²ltimas semanas o meses) y no hay datos que sugieran que se iba a pedir rescate por la liberaci¨®n. Al parecer, se trataba de un secuestro colectivo por parte del cartel del Golfo, que dirige Osiel C¨¢rdenas, un peligroso capo que se encuentra preso en un penal de alta seguridad, para presionar a sus enemigos.

El clima de violencia es tal en la frontera norte de M¨¦xico, especialmente en Nuevo Laredo, donde se enfrentan sicarios de distintas bandas en contra de hombres del cartel del Golfo, que ni el Ej¨¦rcito ni la Polic¨ªa Federal Preventiva han logrado detener los ajustes de cuentas, que suman m¨¢s de un centenar de ejecuciones en lo que va de a?o.

La pista que puso al descubierto el secuestro de 44 personas surgi¨® durante un interrogatorio rutinario de la polic¨ªa a un sospechoso, que al final result¨® ser uno de los guardias de dos casas de seguridad donde se encontraban los cautivos. Los soldados y agentes federales llegaron al lugar y se enfrentaron a tiros. Tras el choque armado, los cuerpos de seguridad derribaron las puertas de la casa y vieron a decenas de personas tiradas en el piso, sobre colchones, camas o sillones por todos lados. Algunas ten¨ªan se?ales de tortura. Cuando las tropas y polic¨ªas irrumpieron en el lugar, un hombre identificado como Gustavo Alfonso Carballo Che, de 42 a?os, "era torturado por los plagiarios" y fue trasladado al hospital.

La frontera de M¨¦xico con EE UU es escenario de una guerra sin cuartel entre las bandas del narcotr¨¢fico, sobre todo del antiguo cartel de Ju¨¢rez, dirigido por el pr¨®fugo Joaqu¨ªn Chapo Guzm¨¢n, y el cartel del Golfo, debilitado en los ¨²ltimos meses por la acci¨®n de la justicia, pero que cuenta con el poderoso brazo armado de Los Zetas, un grupo de car¨¢cter paramilitar al que se atribuyen lo mismo ejecuciones que sangrientas fugas de traficantes de la banda de C¨¢rdenas. El secuestro colectivo ha sido atribuido a Los Zetas, y algunos familiares de los secuestrados que han dado detalles sobre el momento de la captura se han negado a confirmar su declaraci¨®n una vez que se ha difundido la posible autor¨ªa.

En Nuevo Laredo las bandas de traficantes y sicarios imponen sus leyes y mandan sobre cosas y personas. A principios de junio 32 agentes de la AFI (Agencia Federal de Investigadores), reci¨¦n llegados al lugar, fueron recibidos a tiros nada menos que por agentes de la polic¨ªa local. Los agentes municipales fueron trasladados a la ciudad de M¨¦xico para averiguar sus nexos con los narcotraficantes.

Las bandas de traficantes se disputan palmo a palmo la porosa frontera de M¨¦xico y Estados Unidos, por la cual cuelan cientos de toneladas de coca¨ªna y marihuana, cientos de kilos de hero¨ªna y millones de pastillas de drogas sint¨¦ticas, sin que las autoridades de uno y otro lado de la l¨ªnea hayan dado con la forma de frenar el tr¨¢fico.