El triunfo de Blair
El no de los franceses y holandeses ha menguado las pocas ilusiones de los que no hab¨ªan perdido a¨²n la esperanza en una Europa pol¨ªtica. Se comprende que les embargue un ¨¢nimo catastrofista, pero para los empe?ados en conservar la mayor porci¨®n de soberan¨ªa de los Estados dentro de un mercado ¨²nico en continua ampliaci¨®n, es decir, para los que apoyan la visi¨®n brit¨¢nica de Europa, lo ocurrido supone una victoria, tan inesperada como contundente.
No faltan los que han hecho de la necesidad virtud, ensalzando la ambig¨¹edad en la que hasta ahora se ha mantenido la meta final, como si se tratara de una peculiaridad europea, harto ventajosa. Tal es la disparidad de objetivos que, si se fijasen los l¨ªmites geogr¨¢ficos y el modelo socioecon¨®mico y pol¨ªtico de la Europa a la que se quiere llegar, la Uni¨®n saltar¨ªa en mil pedazos. Justamente, esta desavenencia b¨¢sica, junto con el hecho capital de que todav¨ªa no existe, y nadie sabe si existir¨¢ alg¨²n d¨ªa, una sociedad europea, hace imposible iniciar un proceso constitucional. La sedicente Constituci¨®n rechazada deja sin trazar el modelo ¨²ltimo de la Europa a la que aspiramos. Tanta indefinici¨®n enga?osa ten¨ªa que terminar por estallar.
Por mucho que se negara la evidencia, era obvio que no cab¨ªa compaginar profundizaci¨®n y ampliaci¨®n. Antes de dar luz verde a la segunda habr¨ªa que haberse concentrado en la primera, aunque s¨®lo fuera reformando o creando las instituciones pertinentes para que pudiera funcionar la Europa de los Quince. En Niza se cometi¨® el crimen -no es demasiado pat¨¦tica la expresi¨®n teniendo en cuenta las consecuencias- de dar v¨ªa libre a la ampliaci¨®n -nada menos que de 10 Estados muy diferentes, con rentas que apenas llegaban a la mitad de la media comunitaria, y con una buena parte de pa¨ªses que no hac¨ªa tanto tiempo que hab¨ªan salido de la econom¨ªa planificada- sin tener la menor idea de c¨®mo iba a funcionar la Europa de los Veinticinco.
Importa recalcar que en empezar la casa por el tejado -primero, la ampliaci¨®n y luego ya veremos con ponemos en marcha las reformas necesarias- hubo consenso entre los dos modelos en litigio. Reino Unido y sus aliados estaban por la ampliaci¨®n, convencidos de que la probabilidad de una Europa pol¨ªtica decrec¨ªa mucho en la Europa de los Veinticinco. Francia y Alemania, en crisis fuerte de su modelo socioecon¨®mico, tomando como referente la ampliaci¨®n al sur en 1986 que tanto favoreci¨® a las econom¨ªas de estos dos pa¨ªses, pensaron que la del Este traer¨ªa consigo recuperar los ¨ªndices de crecimiento. Aceleremos la ampliaci¨®n para salir de la crisis y luego ya veremos c¨®mo se plantea la profundizaci¨®n, al menos con unos pocos pa¨ªses del entorno, echando mano de las "cooperaciones reforzadas".
Brilla por su ausencia el impulso econ¨®mico que se esperaba de la ¨²ltima ampliaci¨®n y pasan los a?os sin que Alemania y Francia corrijan el d¨¦ficit presupuestario. El resultado de la ampliaci¨®n ha sido que el eje franco-alem¨¢n en la Europa de los Veinticinco ha perdido el peso que tuvo en el pasado, a la vez que el comportamiento ego¨ªsta de los dos grandes, al saltarse las normas por ellos establecidas y no ceder en la pol¨ªtica agraria, pese a las reformas de 2002, cada vez m¨¢s impresentable, queda en una situaci¨®n muy debilitada para pedir cuentas al Reino Unido que, junto con Irlanda, es el pa¨ªs que m¨¢s ha crecido. El cheque brit¨¢nico es indefendible, incluso as¨ª lo reconocen los ingleses, pero su supresi¨®n ha de hacerse junto con la de otras subvenciones en un gran paquete de reformas que necesita el presupuesto comunitario de un mis¨¦rrimo 1% del PIB. El que los aportes a la agricultura pasen a la investigaci¨®n es una propuesta brit¨¢nica que tiene sentido, aunque no encaje en los Tratados.
Fortalecido el bloque brit¨¢nico con la ampliaci¨®n y, despu¨¦s del no franc¨¦s, libre del peso del refer¨¦ndum constitucional, Blair, vencedor en todos los frentes, puede hacer gala de un "europe¨ªsmo apasionado", pero del modelo de Europa que siempre han defendido los brit¨¢nicos. El 3 de octubre, echando en saco roto el rechazo que a una continua ampliaci¨®n han expresado los pueblos, se comenzar¨¢n las negociaciones con Turqu¨ªa, preparando la sepultura a la Europa pol¨ªtica.
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