A Roma sin pasar por Francfort
Sosten¨ªa d¨ªas atr¨¢s en estas mismas p¨¢ginas el consejero Huguet la necesidad de un nuevo sistema de financiaci¨®n para Catalu?a (EL PA?S, 17 de junio). Hablaba del clamor popular existente en el pa¨ªs sobre el particular. Debo decir que yo tambi¨¦n me muevo por el territorio, hablo con la gente, me gusta escuchar y, en honor a la verdad, no percibo ese clamor. Y estoy convencido de no ser insensible con las cosas que afectan a mi pa¨ªs y, por encima de todo, a la gente, a las personas. Ellas son a la postre lo que determina mi pa¨ªs.
Es verdad que necesitamos un nuevo estatuto y un nuevo sistema de financiaci¨®n para consolidar la Catalu?a de los siete millones largos de ciudadanos. Necesitamos nuevas competencias porque la sociedad de hoy es mucho m¨¢s compleja y tiene problemas diferentes a la de hace 25 a?os. Aqu¨ª tambi¨¦n deberemos hacer un esfuerzo para colocar a los ayuntamientos donde les corresponde. No pueden seguir siendo indefinidamente el pariente pobre de las instituciones. As¨ª las cosas, el Gobierno de Catalu?a har¨ªa bien en cumplir con el pacto del Tinell y traspasar a ¨¦stos las oficinas de Bienestar Social.
Tambi¨¦n deber¨ªamos hacer pedagog¨ªa y hablar de d¨®nde van a salir las misas, sabiendo como sabemos de la insuficiencia recaudatoria que padecemos en todo el estado. Un buen ejemplo de esto es el sistema de financiaci¨®n pactado la legislatura pasada, que despu¨¦s result¨® insuficiente debido a la incapacidad de los poderes p¨²blicos para recaudar m¨¢s dinero.
Comparto con el consejero Huguet la idea de que necesitamos mejorar las infraestructuras a todas luces insuficientes porque si no la econom¨ªa productiva se nos asfixia y estoy de acuerdo en que necesitamos m¨¢s dinero para hacer mejores pol¨ªticas sociales y vertebrar al pa¨ªs de forma cohesionada.
Ahora bien, dicho esto, me sorprende, y no poco, que no se haga la m¨¢s m¨ªnima referencia a los gobiernos anteriores, que habiendo manejado miles y miles de millones de pesetas han dejado al pa¨ªs en un estado, no de postraci¨®n, pero s¨ª de enfermedad grave, con un d¨¦ficit pr¨®ximo a los 1.300 millones de euros. No se trata de hacer vendetas, simplemente de llamar a las cosas por su nombre.
Tiene raz¨®n el consejero cuando dice que el sistema de financiaci¨®n es insuficiente, pero de eso a hablar de expolio, hay un trecho muy largo. No olvidemos que los impuestos los pagan los ciudadanos en funci¨®n de sus ingresos, no de su domicilio y, por tanto, es l¨®gico que pague m¨¢s quien m¨¢s gana.
Yo aqu¨ª advierto otra cuesti¨®n y es que compartimos un Estado y eso tal vez a algunos no les gusta, pero compartir un estado quiere decir que los responsables pol¨ªticos que lo gobiernan tienen la obligaci¨®n de poner al servicio de todos los ciudadanos, m¨¢s all¨¢ de donde residan o de su capacidad econ¨®mica, servicios universales como la sanidad o la educaci¨®n. O sea, como decimos desde la izquierda, han de redistribuir la riqueza, que, por cierto, nada tiene que ver con la distribuci¨®n de recursos (fondos de cohesi¨®n) que se hace en la UE, porque all¨ª las transferencias se hacen entre estados con soberan¨ªas diferentes y unidades nacionales independientes.
En este contexto estos d¨ªas se me ha hecho muy dif¨ªcil explicar a la gente por qu¨¦ se pretende primar a unos profesionales de la cultura subvencion¨¢ndolos para ir a una feria sobre otros con el argumento de que la subvenci¨®n viene dada por lengua en la que escriben. Las personas que me han preguntado no lo entienden y, la verdad, yo tampoco. Me temo que en ese terreno nos estamos equivocando y corremos el riesgo de hacer una sociedad no ya de dos velocidades sino peor, de dos sensibilidades. Tener la suerte de poseer dos culturas y dos lenguas es para m¨ª una suerte y un lujo impagable. Ser¨ªa un error grav¨ªsimo practicar la discriminaci¨®n, aunque se quiera disfrazar de positiva. Ni eso.
Por todo esto, yo no s¨¦ si aquel viejo refr¨¢n que dice que todos los caminos conducen a Roma con esto de la globalizaci¨®n y otras bagatelas sigue siendo v¨¢lido. Lo que me consta es que la gente de la calle no est¨¢ ni por identificadores ¨²nicos ni milongas similares y se hace muy dif¨ªcil, por no decir imposible, argumentar que a la Feria del Libro de Francfort se va en funci¨®n de c¨®mo se escribe y no de lo que se escribe. Perd¨®n, yo no lo s¨¦ explicar.
Tal vez eso me ocurre porque yo no soy nacionalista, pero a la vez me siento a a?os luz de planteamientos lerruxsistas. La verdad, en temas de ideas soy bastante modesto y me conformo con sentirme socialdem¨®crata, que hoy en d¨ªa es lo m¨¢s parecido a ser de izquierdas.
En definitiva, coincido con el consejero en que necesitamos un nuevo estatuto y nuevo sistema de financiaci¨®n para articular el pa¨ªs como se merece. O dicho de otra manera, si todos los caminos conducen a Roma: ?por qu¨¦ no pueden ir todos a Francfort?
Bernardo Fern¨¢ndez es diputado por el PSC al Parlamento de Catalu?a.
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