Bello, intenso, monumental

Los grandes personajes y las grandes cuestiones humanas de la ¨²ltima gran novela de Dostoievski, Los hermanos Karamazov (1880), hallan en el montaje del director polaco Krystian Lupa una extraordinaria equivalencia esc¨¦nica. A lo largo de las ocho horas de duraci¨®n de la producci¨®n que el Teatro Stary de Polonia presenta estos d¨ªas en el Teatre Lliure se suceden las escenas m¨¢s significativas de la magna obra del novelista ruso y en ellas el espectador familiarizado con el millar de p¨¢ginas que la componen encuentra a sus principales personajes en carne, huesos y esp¨ªritu. La detectivesca trama central sobre el parricidio en la que descubrimos que todos los hijos del finado mantienen un cierto grado de complicidad con el crimen y, en un nivel m¨¢s profundo, el drama sobre las limitaciones morales y la duda entre la fe, la raz¨®n y el libre albedr¨ªo est¨¢n ah¨ª, sobre el escenario, debati¨¦ndose entre sus l¨ªmites, a pesar de los tijeretazos a los que el texto se ha visto forzosamente sometido.

Los tri¨¢ngulos amorosos y las pasiones, la violencia y la desesperaci¨®n, los arrebatos y las culpas, las dudas, las contradicciones internas, en definitiva, de cada personaje aparecen tenuemente iluminadas y sobrecogedoramente resaltadas por impactantes irrupciones musicales. La magn¨ªfica escenograf¨ªa naturalista que firma el propio Lupa, basada en la superposici¨®n de finos paneles de gasa con los que juega la luz, crea un par de espacios contiguos con los que Lupa ahonda en el alma de sus personajes.

Lupa va directo al meollo, tanto de la trama externa como de la interna, al empezar el montaje con la inoportuna reuni¨®n del Libro Segundo, en la que el ermita?o Z¨®sima act¨²a de mediador en relaci¨®n a la herencia del hijo mayor, Mitia; intercalar en ella otra reuni¨®n, la que se da entre Gr¨²shenka y Katerina Iv¨¢novna, planteando as¨ª los principales motivos del crimen, amor y dinero; seguir con una tercera reuni¨®n, la que se da en casa de Fi¨®dor P¨¢vlovich, el padre, en la que ¨¦ste, sus hijos y el criado Smerdi¨¢kov opinan sobre las Sagradas Escrituras, cuestionando as¨ª la existencia de Dios y culminando este primer acto con la amenaza por parte de Mitia de matar al padre.

A partir de ah¨ª, y a pesar de la supresi¨®n de algunas historias colaterales, o de algunos personajes, como el fiel servidor de la casa Grigori, el montaje ofrece al lector de Dostoievski en cinco actos m¨¢s el material del que muy posiblemente est¨¦ hecha su idea de la obra.