Azores, guarida de navegantes y balleneros
Leyendas de alta mar en el archipi¨¦lago portugu¨¦s, enlace entre dos continentes
El anticicl¨®n de las Azores. El tr¨ªo de las Azores. Los azorianos est¨¢n hartos de que sus islas figuren en el mapa meteorol¨®gico por culpa de las perturbaciones atmosf¨¦ricas que se producen sobre ellos. Tampoco les hace gracia que sus islas est¨¦n en el mapa pol¨ªtico porque Bush, Blair y Aznar decidieran en una base norteamericana de la isla Terceira desencadenar la guerra de Irak.
Faial ha sido y es un punto de referencia ineludible de todos los navegantes y en las comunicaciones transoc¨¦anicas durante siglos. Su capital, Horta, muestra las huellas de su pasado cosmopolita. All¨ª, en su bah¨ªa de Porto Pim, anclaban los barcos balleneros para resguardarse, avituallarse y reclutar tripulantes: "No se sabe por qu¨¦", escribi¨® Melville en Moby Dick, "pero los azorianos resultan ser los mejores balleneros". All¨ª se establecieron las dependencias del cable telegr¨¢fico a finales del siglo XIX; all¨ª aterriz¨® Lindberg cuando explor¨® la conexi¨®n a¨¦rea entre Am¨¦rica y Europa; all¨ª hicieron escala los vuelos entre los dos continentes en la ¨¦poca dorada de los grandes hidroaviones transatl¨¢nticos. All¨ª fondearon los grandes cruceros de lujo y los navegantes legendarios.
Luego, durante d¨¦cadas, su actividad fue decayendo. Todo cambi¨® en 1986, cuando se construy¨® una marina para yates, y hoy, alrededor de 5.000 veleros se refugian anualmente en ella. Todos los navegantes que recalan en Horta dejan una pintura con el nombre de su barco y sus tripulantes. El resultado: la pared y el suelo del muelle es un inmenso patchwork multicolor. En alg¨²n momento, alguien invent¨® la leyenda de que quien no dejara su signo en el muelle ser¨ªa v¨ªctima de alguna cat¨¢strofe marina.
Quien fondea en Horta, recala en el Peter, un bar en el mismo puerto y, seguramente, el sitio m¨¢s bullicioso del Atl¨¢ntico. En el Peter se juntan bru?idos azorianos con los tripulantes de los yates: viejos lobos de mar y aventureros con los pies descalzos y el bolsillo bien cubierto. El Peter, en realidad, se llama Caf¨¦ Sport y fue fundado en 1918 por Jos¨¦ Azevedo. Entonces, como hoy, los marinos dejaban mensajes en la barra para aquellos con los que hab¨ªan coincidido y volver¨ªan a recalar en el bar. Forrrado de banderas y banderines n¨¢uticos, en la barra de su bar los navegantes dejan cartas y mensajes para otros navegantes, tal y como rese?¨® Antonio Tabucchi en el relato Dama de Porto Pim. En la primera planta, cientos de dientes de cachalote est¨¢n grabados por artistas locales con escenas costumbristas de pesca ballenera, im¨¢genes na?f y retratos hiperrealistas, incluido el de Cousteau. Esta colecci¨®n particular de scrimshaws es la mejor de las islas y, probablemente, del mundo.
Una de las atracciones de Faial es su volc¨¢n, Caldeira, al que se asciende por una carretera flanqueada por hortensias azules, que sirven tambi¨¦n para delimitar los campos: por algo se le llama la Isla Azul. En el fondo de su cr¨¢ter se puede admirar la plurisilva original de las islas... si el tiempo lo permite. Las Azores tienen un clima de comportamiento ciclot¨ªmico, sujeto a bruscos cambios de humor. Dicen que se pueden vivir las cuatro estaciones en un d¨ªa.
Lavas y vi?as
A media hora de Faial se encuentra la isla de Pico, cuyo volc¨¢n, del mismo nombre, es un reclamo para los aficionados al monta?ismo. En sus lavas, junto al mar, crecen las vi?as que han puesto en el mapa enol¨®gico su vino, verdelho. A sus vi?edos, protegidos por la Unesco, debe Pico el sobrenombre de Isla Negra. Crecen en lo que parecen vestigios de una antigua civilizaci¨®n, rodeados de muros de basalto, que tejen una inmensa red de piedra negra.
En S?o Roque se puede visitar una antigua factor¨ªa ballenera. Portugal suscribi¨® el acuerdo internacional de prohibici¨®n de caza de ballenas de 1981, y hoy, a los 24 tipos de cet¨¢ceos que surcan sus aguas s¨®lo se los caza fotogr¨¢ficamente. En Cais do Pico hay un peque?o museo. En ¨¦l se puede apreciar el valor de los azorianos contemplando los fr¨¢giles veleros desde los que capturaban cachalotes, utensilios de caza y arpones o una buena colecci¨®n de scrimshaws. A juzgar por un documental que se exhibe en el museo, en los ¨²ltimos tiempos todav¨ªa se cazaba de modo tradicional. Uno de los vig¨ªas diseminados por las costas rocosas avistaba un bufo, el caracter¨ªstico chorro de vapor de agua que exhalan estos mam¨ªferos marinos al emerger para respirar. Con un cohete avisaba de su presencia y los habitantes de Pico abandonaban sus quehaceres para embarcarse en busca del cachalote. Lo capturaban con arpones lanzados a mano. S?o Miguel es la segunda isla descubierta por los portugueses y la m¨¢s extensa de las nueve que componen las Azores. Fue un naranjal que exportaba al Reino Unido, pero que cay¨® en crisis por las epidemias y la competencia implacable de los pa¨ªses mediterr¨¢neos. La isla m¨¢s agr¨ªcola del archipi¨¦lago diversific¨® sus cultivos: batata dulce, maracuy¨¢ o pi?as, que tienen que ser cultivadas en invernaderos a falta de un clima tropical. Los tres volcanes mayores de la isla albergan lagunas. En el oeste est¨¢ la del pueblo de Sete Cidades, geminada, cuyas dos partes -la azul y la verde- se descubren desde el borde del cr¨¢ter.
Subiendo a la laguna de Fogo entre pastos y vacas indolentes se pueden observar las dos costas, norte y sur, y el istmo de lava con un sarpullido de peque?os conos volc¨¢nicos que une las dos partes de la isla. Pero la m¨¢s curiosa es la de Furnas, al oriente, con el pueblo del mismo nombre arrimado a su costado. En sus orillas hay fumarolas (furnas). Sus habitantes han excavado agujeros en el suelo y los utilizan como cocinas naturales. Llevan all¨ª sus ollas y un puesto del Ayuntamiento vigila el tiempo de cocci¨®n. Un cocido, ineludible, con sus carnes y verduras, tarda unas seis horas en hacerse.
El hotel Terra Nostra, un pionero art d¨¦co del turismo azoriano, es un buen sitio para degustar el cocido. Y, despu¨¦s, un paseo por el parque aleda?o del mismo nombre. Con su piscina termal de aguas ferruginosas y sus enormes araucarias es un peque?o jard¨ªn bot¨¢nico en el que conviven ejemplares tra¨ªdos de los lugares m¨¢s remotos del mundo. Todo, como en el resto de las islas, primorosamente cuidado.
GU?A PR?CTICA
C¨®mo ir- SATA(www.sata.pt; 914 02 24 47) vuela directo de Madrid a Ponta Delgada (S?o Miguel) entre el 4 de julio y el 26 de septiembre.- Iberojet (www.iberojet.es, y en agencias) ofrece el paquete de vuelo ida y vuelta y hotel desde 280 euros. Vuelos para un circuito de una semana en S?o Miguel, desde 579. Vuelos m¨¢s cuatro noches en S?o Miguel, dos en Faia y una en Terceira, desde 899 euros.- Tambi¨¦n se encuentran paquetes con Viajes El Corte Ingl¨¦s (902 30 40 20; www.elcorteingles.es), Viajes Abreu (www.viajesabreu.es; 917 00 44 21), Portugal Tours (en agencias) o Viajeros (en agencias).Informaci¨®n- Turismo de Portugal (902 88 77 12) informa sobre viajes, precios de hoteles y otros servicios.- Turismo de Azores (00 351 292 20 05 00; www.drtacores.pt).
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