China detiene a un obispo fiel a la Iglesia cat¨®lica romana
El prelado se niega a aceptar el culto controlado por el Gobierno
Las autoridades chinas, que no reconocen al Vaticano, detuvieron el pasado lunes al obispo Jia Zhiguo, de 70 a?os, miembro de la Iglesia cat¨®lica en la clandestinidad, seg¨²n la Fundaci¨®n Cardenal K¨¹ng, una organizaci¨®n religiosa estadounidense dedicada a promocionar el catolicismo en el pa¨ªs asi¨¢tico. Jia fue arrestado en su casa, en la ciudad de Zhengding (provincia norte?a de Hebei) por dos agentes del Gobierno y fue conducido a un lugar desconocido. Los funcionarios aseguraron que se llevaban al sacerdote para visitar al m¨¦dico; pero, seg¨²n la fundaci¨®n, Jia no estaba enfermo.
El obispo, que ha pasado 20 a?os en la c¨¢rcel por negarse a afiliarse a la Asociaci¨®n Cat¨®lica Patri¨®tica (la Iglesia oficial, bajo control del Partido Comunista Chino), ha sido detenido seis veces desde enero de 2004, normalmente en fechas consideradas sensibles desde el punto de vista religioso, como Navidad o Semana Santa. Durante las tres semanas que mediaron entre el fallecimiento de Juan Pablo II y la elecci¨®n del nuevo Papa, Benedicto XVI, en abril, estuvo sometido a vigilancia las 24 horas del d¨ªa. Con Jia, el n¨²mero de sacerdotes y prelados encarcelados o en paradero desconocido se estima que asciende a 19.
China, que rompi¨® los contactos diplom¨¢ticos con el Vaticano en 1951, dos a?os despu¨¦s de la llegada al poder del r¨¦gimen comunista de Mao Zedong, s¨®lo permite el culto en los templos sancionados por el partido. La Iglesia Patri¨®tica asegura que cuenta con cinco millones de seguidores, y la fiel a Roma, entre 8 y 12 millones.
El arresto de Jia supone un rev¨¦s a las esperanzas surgidas sobre un posible acercamiento entre Pek¨ªn y Roma tras la elecci¨®n de Benedicto XVI. Un acercamiento que, en cualquier caso, se enfrenta a grandes dificultades. China exige dos condiciones para "mejorar las relaciones": que la Santa Sede rompa los lazos con Taiwan -algo a lo que estar¨ªa dispuesta si Pek¨ªn garantiza la libertad religiosa, seg¨²n ha afirmado Joseph Zen, obispo de Hong Kong-, y que no interfiera en los asuntos internos chinos. Es decir, que renuncie a tener la autoridad eclesi¨¢stica en el pa¨ªs, y a elegir a los obispos; un problema m¨¢s dif¨ªcil de resolver.
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