Ahorro energ¨¦tico
Era ya hora de que el Ministerio de Industria aprobase un plan de ahorro energ¨¦tico. Nada justificaba el retraso en articularlo, porque el precio del petr¨®leo est¨¢ creciendo pr¨¢cticamente fuera de control y la oferta de energ¨ªa el¨¦ctrica puede sufrir las consecuencias de la ausencia de inversiones en las redes de distribuci¨®n y de la escasa producci¨®n hidroel¨¦ctrica a consecuencia de la sequ¨ªa. Pero incluso sin esas condiciones extremas, la econom¨ªa espa?ola necesitaba de un plan de eficiencia energ¨¦tica, precisamente porque la producci¨®n espa?ola despilfarra energ¨ªa y su dependencia del petr¨®leo importado es muy elevada, m¨¢s que la de otros pa¨ªses de nuestro entorno.
El Plan de eficiencia que aprob¨® ayer el Gobierno pretende atajar estos problemas a corto y medio plazo (2005-2007) mediante un conjunto de medidas -veinte disposiciones urgentes que afectan a siete sectores- encaminadas a reducir el consumo de energ¨ªa privada en un 8,5% durante ese periodo y rebajar la dependencia del petr¨®leo en un 20%. El plan se ejecutar¨¢ con una inversi¨®n de 7.926 millones de euros, financiados con recursos privados y p¨²blicos, que en teor¨ªa ser¨¢n recuperados en forma de menos importaciones de petr¨®leo o gas antes de 2012. El mayor volumen de ahorro previsto se concentra en el transporte.
Nada de lo que se expone en el plan es superfluo o incorrecto. Desde luego que se puede ahorrar energ¨ªa en el transporte en las empresas con m¨¢s de 200 trabajadores o que las l¨¢mparas de vapor de sodio en el alumbrado p¨²blico -a veces todav¨ªa conectado a plena luz del d¨ªa- recortar¨¢n el gasto de electricidad. Las medidas, como suele decirse, van en la buena direcci¨®n y, en todo caso, mejoran considerablemente las desali?adas disposiciones de Gobiernos anteriores. Ahora bien, el plan s¨®lo tendr¨¢ ¨¦xito si se aplica con voluntad pol¨ªtica y vigilancia p¨²blica continuada. En otras palabras, depender¨¢ en primer lugar de los est¨ªmulos que encuentren las empresas para pagar la parte de sus inversiones en ahorro -no se olvide que los pagos suceden en tiempo presente, y los ahorros, en el futuro-, est¨ªmulos que incluyen, por supuesto, la capacidad del Gobierno para convencer de que sus medidas son ¨²tiles y rentables.
Pero el ¨¦xito tambi¨¦n deber¨¢ medirse en funci¨®n de la fuerza disuasoria de las autoridades p¨²blicas para evitar los incumplimientos, incluidos los oficiales, o posibles fraudes en un pa¨ªs manifiestamente despilfarrador y con muy poca cultura de conservaci¨®n energ¨¦tica. Organizaciones ecologistas han criticado ya por blando el proyecto del Ministerio de Industria, a la vez que se?alan que la conjunci¨®n entre la excepcional sequ¨ªa y el gran aumento de la demanda energ¨¦tica multiplicar¨¢ las emisiones espa?olas de di¨®xido de carbono. Las normas funcionan siempre con razonable perfecci¨®n sobre el papel, pero resultan costosas de desarrollar o son papel mojado en la pr¨¢ctica, sobre todo en sociedades como la nuestra, que no est¨¢n acostumbradas al ahorro voluntario y tienden a interpretarlo como racionamiento.
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