"Hay puntos de encuentro sobre Venezuela"
Empresario antes que diplom¨¢tico, persona de estrecha confianza del presidente George W. Bush, Eduardo Aguirre se muestra como una persona dialogante que ya ha encontrado principios de convergencia sobre uno de los temas m¨¢s pol¨¦micos para EE UU en relaci¨®n con Espa?a: la pol¨ªtica hacia Venezuela.
Pregunta. ?Es usted el diplom¨¢tico que va a restablecer la normalidad entre Espa?a y EE UU?
Respuesta. Vengo para recentralizar las relaciones entre EE UU y Espa?a, en el sentido de que tenemos muchas cosas entre nuestro dos pa¨ªses que cabe celebrar y que se han mantenido no solamente estables, sino fuertes y vibrantes a trav¨¦s de estos a?os. Y a identificar puntos de divergencia que quiz¨¢s hayamos tenido para ver si podemos devolverlos adonde puedan ser puntos de convergencia.
"Puedo asegurar que Espa?a y EE UU trabajan muy de cerca en justicia y polic¨ªa frente al terrorismo"
"Agradecemos al Gobierno espa?ol de manera muy destacada el acceso a las bases militares"
"Para nosotros, los intercambios diplom¨¢ticos con el Gobierno de Fidel Castro no conducen a nada"
P. ?Considera recuperable el grado de proximidad e intimidad que se dio durante la presidencia de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, o fue algo excepcional y basado en elementos personales?
R. Si usted se refiere a la relaci¨®n personal que pueda existir entre dos dirigentes, yo vengo aqu¨ª mucho m¨¢s all¨¢ de eso. Vengo con instrucciones claras de mi presidente de enfrentar y entablar conversaciones con puntos concretos. No vengo con ninguna instrucci¨®n de tratar de que existan relaciones entre personas, porque esa no es mi funci¨®n, en absoluto.
P. ?No han dejado las divergencias de la ¨²ltima etapa un poso de desconfianza?
R. Yo no lo veo como poso de desconfianza. Lo veo m¨¢s bien como necesidad de comprender los intereses mutuos y, dentro de lo que cabe, hacerlos intereses comunes. Vamos a hablar de algo que ocurri¨® hace un poquito m¨¢s de un d¨ªa [se refiere a los atentados de Londres]. Inter¨¦s com¨²n, para nosotros, tiene que seguir siendo la lucha contra el terrorismo. Tenemos ahora tres pa¨ªses, y por supuesto hay muchos m¨¢s, que han sufrido muertes criminales de personas inocentes por ataques terroristas. Esos ataques cobardes y terribles, frente a los cuales EE UU, Espa?a y tantos otros pa¨ªses del mundo necesitan cooperar en la inteligencia, que es tan necesaria, para encontrar a estos mezquinos cobardes y hacerles pagar. Eso no ha cambiado. Yo le puedo asegurar que ambos gobiernos trabajan muy de cerca en lo que es la justicia, la parte policiaca, en el intercambio de informaci¨®n que nos proteja de esas personas.
P. ?Es Venezuela el principal escollo en las relaciones entre EE UU y Espa?a?
R. No. Yo veo a Venezuela como un punto en donde hay mucho de qu¨¦ hablar. Cuando surge Venezuela con los amigos nuevos que estoy haciendo en Espa?a, hablamos de la venta de los nav¨ªos y los aviones [que el Gobierno espa?ol hizo el pasado mes de mayo], e, indiscutiblemente, EE UU, se siente preocupado de que se le pueda dar cualquier cosa al Gobierno del presidente Ch¨¢vez que pueda ser utilizada para desestabilizar una regi¨®n que de por s¨ª tiene cierta volatilidad. Pero lo que no hemos hablado es de la falta de democratizaci¨®n que existe hoy en d¨ªa en Venezuela, y aqu¨ª yo creo que estamos encontrando puntos de partida y no de divergencia. Recientemente, el se?or secretario de Estado de Exteriores, Bernardino Le¨®n, hizo unos comentarios sobre Venezuela que coinciden absolutamente con nosotros. Hay en Venezuela un grupo de disidentes que se llama S¨²mate, cuyos dirigentes han sido acusados de traici¨®n y todo tipo de cosas. Son cargos irrisorios, y Bernardino Le¨®n hizo un comentario de sustancia diciendo que el Gobierno espa?ol estaba preocupado por las acciones del Gobierno venezolano. Ese es el tipo de cosas donde yo creo que necesitamos identificar que nuestros objetivos en Venezuela son ver una Venezuela democr¨¢tica.
P. ?C¨®mo valora usted que el presidente de Colombia, ?lvaro Uribe, declarara que los barcos y aviones vendidos por Espa?a a Colombia eran una bendici¨®n, porque servir¨ªan para controlar el narcotr¨¢fico y la guerrilla?
R. Yo tengo gran respeto por el presidente Uribe y por la lucha que est¨¢ batallando all¨ª, en Colombia. Quiz¨¢s se est¨¦ refiriendo a lo que dice Ch¨¢vez que va a hacer. La parte dif¨ªcil es que quiz¨¢s yo no le d¨¦ la misma credibilidad a las palabras del presidente Ch¨¢vez que le pueda dar el presidente Uribe, que es su vecino, o el Gobierno espa?ol.
P. Sabe tambi¨¦n que el senador republicano Norman Coleman expres¨® gran comprensi¨®n hacia la pol¨ªtica de Espa?a en Venezuela. ?No hay unanimidad en las filas republicanas?
R. Bueno, espero que usted entienda la democracia de la misma forma que la entiendo yo. Nosotros respetamos que cada uno de los senadores o congresistas representa no s¨®lo a una secci¨®n del pa¨ªs, sino tambi¨¦n sus opiniones o ideas indistintamente del partido al que puedan representar. Pero tenemos bien claro de que las relaciones exteriores de EE UU est¨¢n manejadas por el presidente Bush y por el Departamento de Estado.
P. ?Podr¨ªan reavivar las tensiones entre Madrid y Washington las probables visitas a Espa?a de Ch¨¢vez y Castro el pr¨®ximo octubre, para asistir a la Cumbre Iberoamericana de Salamanca?
R. Yo creo que los viajes de dos personas a trav¨¦s del mundo no son cosas que nos toquen. Yo siempre voy al grano, a las cosas concretas. Yo creo que el di¨¢logo entre pa¨ªses puede o no ser productivo, pero Espa?a es un pa¨ªs muy agradable y no me extra?a que quieran venir, sobre todo Fidel Castro, que tendr¨¢ mucho gusto en escaparse de Cuba y venir a pasarlo bien.
P. En el caso de Cuba, ?no cree que la liberaci¨®n de disidentes y sus reuniones, como la organizada por Marta Beatriz Roque, pesan m¨¢s en la balanza que la suspensi¨®n de las invitaciones de disidentes a las embajadas europeas?
R. Mi enfoque es hacia el futuro de Cuba. ?Qui¨¦n va a estar a cargo de ese pa¨ªs? Hay que dar a los disidentes la oportunidad de ampliar sus horizontes, de entender las ideas internacionales de democracia, de libertad y de progreso. En Cuba, que es un pa¨ªs totalmente represivo, hay que entender que las embajadas son oasis donde los disidentes pueden opinar, escuchar e intercambiar ideas. Tambi¨¦n que la represi¨®n les hace la vida muy dif¨ªcil, y el que se les acepte en las embajadas, sobre todo en d¨ªas de fiestas nacionales, les da una credibilidad para otras personas que pudieran querer ser disidentes, porque les legitimiza su presencia y su humanidad. Yo creo que los pa¨ªses europeos pierden una oportunidad de oro de darles a estas personas la capacidad de asistir a recepciones.
P. Pero el Reino Unido o la Rep¨²blica Checa, no s¨®lo Espa?a, han estimado que es m¨¢s importantes mantener abiertos los canales diplom¨¢ticos en La Habana.
R. Yo respeto la idiosincrasia y la soberan¨ªa de cada pa¨ªs. Para nosotros, los intercambios diplom¨¢ticos con el Gobierno de Fidel Castro no conducen a nada. Estamos m¨¢s interesados en darles alas a los disidentes que, en su momento, tendr¨¢n la oportunidad de liderar Cuba.
P. Volviendo al planteamiento m¨¢s general de las relaciones, quisiera se?alar que, en los ¨²ltimos doce meses, el Gobierno de EE UU ha comprado a Espa?a tres aviones de CASA sobre un paquete de treinta que se ha negociado. En el mismo periodo, Ferrovial ha obtenido un mega-contrato en EE UU e IBM ha apostado por Espa?a. ?Son mejores las relaciones en la esfera privada que en la p¨²blica?
R. Yo creo que son dos mundos totalmente diferentes. El mundo de la adquisici¨®n por el lado gubernamental se rige por varios elementos. Naturalmente, hay la necesidad de comprar un equipamiento, el mejor posible al mejor precio posible. Por eso vinieron los casas. Pero tambi¨¦n hay la realidad de los presupuestos, de la disponibilidad de fondos. Por el lado comercial, es claro que Espa?a es un pa¨ªs avanzado, con buena tecnolog¨ªa, con buena humanidad bien educada, y no me extra?a que las compa?¨ªas que tengan la oportunidad de comerciar con Espa?a lo sigan haciendo. Parte de mi funci¨®n aqu¨ª como embajador es asegurar las condiciones para que los empresarios espa?oles y norteamericanos puedan trabajar conjuntamente para beneficio de ambos pa¨ªses.
P. ?La reducci¨®n de efectivos en la base de Rota refleja una disminuci¨®n de valor estrat¨¦gico de esa base?
R. No. No creo que nada pudiera alejarse m¨¢s de la realidad. Hay que entender que el mundo militar a trav¨¦s de los a?os se adapta a las situaciones y a la tecnolog¨ªa. Por lo tanto, no me extra?a que haya algunas veces expansiones o contracciones de personas, de equipamientos... La importancia de cada una de esas bases es estrat¨¦gicamente clave para nosotros. Y agradecemos al Gobierno espa?ol de manera muy destacada el acceso a ellas y el poder trabajar como estamos trabajando.
P. ?Por qu¨¦ EE UU no se implica m¨¢s en el S¨¢hara? ?Por qu¨¦ no se empe?a en que el secretario general de la ONU nombre un nuevo enviado especial para ese conflicto, como pide Espa?a?
R. Uno de los puntos importantes en mi cartera es el tema del Magreb. Es un ¨¢rea que, obviamente, est¨¢ en desestabilizaci¨®n, que genera fuerzas de emigraci¨®n que llegan a repercutir en Espa?a. Para nosotros es un ¨¢rea importante, pero no tiene la misma relevancia. A ustedes les queda mucho m¨¢s cerca y les afecta de forma pr¨¢cticamente diaria. Le dije al ministro Moratinos que vengo a aprender, a ver si entiendo mejor los elementos que vienen a jugar en el Magreb, para poder darles opiniones, sugerencias e ideas a los que siguen el tema en Washington. ?sta es una de las funciones en que el presidente tiene inter¨¦s.
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