Los equipos de rescate batallan en King's Cross
El calor y las materias t¨®xicas dificultan el rescate de los cad¨¢veres del tren de la l¨ªnea Piccadilly
Todav¨ªa no se sabe cu¨¢ntos cad¨¢veres siguen sepultados entre los restos del convoy de la l¨ªnea Piccadilly que viajaba entre las estaciones de King's Cross y Russell Square cuando fue objeto de un atentado terrorista, una de las cuatro bombas contra el servicio p¨²blico de transportes sufrido por Londres el pasado 7 de julio.
El t¨²nel de esa l¨ªnea, sin m¨¢s cobertura en sus paredes que la propia tierra, es extremadamente angosto: tiene unos 3,6 metros de di¨¢metro y apenas 15 cent¨ªmetros separan el techo del t¨²nel del techo de los vagones de metro. Eso dificulta la ventilaci¨®n y hace a¨²n m¨¢s penosas las tareas de los investigadores y de los equipos de rescate que siguen buscando v¨ªctimas en el lugar, en medio de temperaturas que superan en 15 grados las del exterior, con una atm¨®sfera viciada por part¨ªculas t¨®xicas flotando en el aire y un ej¨¦rcito de ratas merodeando entre el amasijo de hierros y restos humanos.
"En el tren hab¨ªa gente que hab¨ªa perdido las extremidades", dice un sargento de la polic¨ªa
Los equipos de rescate trabajan en medio de un ej¨¦rcito de ratas, hierros y restos humanos
Las tareas de rescate se suspendieron en la noche del viernes al s¨¢bado pero se reanudaron ayer por la ma?ana y continuar¨¢n hoy domingo, seg¨²n Andy Trotter, un alto cargo de Scotland Yard. Se trata no s¨®lo de buscar m¨¢s posibles v¨ªctimas, sino de buscar todo tipo de pruebas que ayuden a los investigadores a resolver el caso.
Oficialmente se han llegado a contabilizar 21 cad¨¢veres entre los escombros de este t¨²nel, pero se teme que pueda haber muchos m¨¢s sin contabilizar. En los cuatro atentados del jueves se han producido 49 v¨ªctimas mortales de las que 21 corresponden al tren de la l¨ªnea Piccadilly, 13 al autob¨²s que estall¨® en Tavistock Square, ocho a la bomba del metro que sal¨ªa de la estaci¨®n de Edgware Road en la l¨ªnea Circle y otros siete en el t¨²nel de esta misma l¨ªnea entre las estaciones de Liverpool Street y Aldgate. Se teme que la cifra final de muertos pueda superar los 70. En estos momentos sigue habiendo 69 personas hospitalizadas, de las que 15 se encuentran en estado cr¨ªtico o muy grave.
La elevada cifra de v¨ªctimas en el convoy de la l¨ªnea Piccadilly, frente a los balances menos cruentos en la l¨ªnea Circle, se debe precisamente a lo angosto de los t¨²neles en la l¨ªnea Piccadilly, situada a una profundidad de m¨¢s de 30 metros, lo que concentr¨® la onda expansiva en el interior del vag¨®n y en las decenas de personas que se apretujaban all¨ª a esa hora punta. Ayer se supo que la deflagraci¨®n en este convoy fue a las 8.50 de la ma?ana, como en los otros dos, y no a las 9.15 como se dijo en un principio.
Los equipos de rescate trabajan fundamentalmente para llegar hasta el convoy a trav¨¦s de la estaci¨®n de Russell Square, que dispone de ascensores que facilitan la tarea de introducir el material necesario y transportar los cad¨¢veres al exterior. El sargento Steve Betts, de la polic¨ªa del Transporte Brit¨¢nico, fue uno de los primeros en llegar al lugar nada m¨¢s tenerse noticias del atentado el pasado jueves. "Algunos heridos se acercaban a nosotros mientras avanz¨¢bamos con linternas en la oscuridad. Mientras caminaba por la v¨ªa o¨ª a alguien que ped¨ªa ayuda, pero no pude ver a nadie. Le llam¨¦ pero estaba todo lleno de humo y polvo y no o¨ª ninguna respuesta", escrib¨ªa ayer el sargento Betts en la prensa brit¨¢nica.
"Cuando llegu¨¦ al tren hab¨ªa gente que hab¨ªa perdido las extremidades, con enormes heridas abiertas por las que se ve¨ªan sus ¨®rganos y gente que gritaba y que imploraba ayuda", relata. "Ten¨ªamos que pasar por encima de cuerpos y trozos de cuerpos para ayudar a la gente y ver qui¨¦n estaba vivo. Pens¨¦ que era el fin del mundo all¨ª mismo, en aquel vag¨®n, pero no tienes m¨¢s remedio que hacer tu trabajo", a?adi¨®. "Al cabo de un par de horas sal¨ª. La estaci¨®n estaba en calma y alguien me pregunt¨® una direcci¨®n. Eso me hizo sonre¨ªr y sentirme m¨¢s humano. Pero, al cabo, me sent¨ª m¨¢s solo de lo que nunca hubiera imaginado y lo ¨²nico que quer¨ªa es ver a un amigo o alg¨²n conocido y darles un abrazo".
Londres ha vivido con calma un atentado en cadena que ha afectado directamente a centenares de miles de sus habitantes. Los menos, por haber sido v¨ªctimas de los atentados o porque lo ha sido alg¨²n familiar o alg¨²n amigo. Los m¨¢s porque se vieron repentinamente privados de cualquier transporte p¨²blico sin saber muy bien lo que ocurr¨ªa. Como el ciudadano Sandor Percovich, de 44 a?os, que como todas las ma?anas se dirig¨ªa a la estaci¨®n de metro de Clapham South, en el suroeste de Londres, para coger la l¨ªnea del Norte y dirigirse a su oficina en Knightsbridge. "Cuando llegu¨¦ me encontr¨¦ con que la estaci¨®n estaba cerrada pero no le di mayor importancia. A veces ocurre. Cog¨ª un autob¨²s para ir a otra estaci¨®n, la de Brixton, donde pod¨ªa tomar otra l¨ªnea, la Victoria, pero cuando llegu¨¦ me encontr¨¦ con que tambi¨¦n estaba cerrada. Eso ya me extra?¨® m¨¢s, pero no pens¨¦ que pudiera tratarse de una serie de atentados", admite.
"Intent¨¦ entonces coger un autob¨²s que al menos me dejara en el centro y pudiera llegar andando a mi trabajo. Pasaron varios autobuses abarrotados de gente, pero al fin puede subir en uno que iba a Oxford Circus. Al cabo de un rato, cuando est¨¢bamos a la altura del Imperial War Museum, la conductora recibi¨® el aviso de que no pod¨ªa acceder al centro de Londres y nos hizo bajar a todos. Eso me alarm¨®, pero pensaba que se tratar¨ªa de manifestaciones de anarquistas que protestaban por la reuni¨®n del G-8 en Escocia. Hab¨ªa miles de personas andando por la calle, a mi alrededor. Anduve un buen rato y luego entr¨¦ en un caf¨¦ a descansar y averiguar lo que pasaba. Entonces me enter¨¦ de que se trataba de una serie de atentados en el metro. Las noticias en la radio eran muy confusas. La gente dec¨ªa que hab¨ªa habido bombas en Westminster y otros puntos de la ciudad. Pero yo segu¨ª mi camino hacia la Embajada de Uruguay, en Knightsbridge, donde trabajo. Llegu¨¦ all¨ª bien pasadas las once de la ma?ana".
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