Libros y lectores

Espa?a se ha saltado en su agenda de la modernizaci¨®n un cap¨ªtulo casi entero, el de la lectura y de las bibliotecas. Entramos ahora en una informatizaci¨®n acelerada, preocupados con raz¨®n por incrementar las inversiones en I+D, pero no hemos completado, ni siquiera entrado a medias, en la agenda de la expansi¨®n del libro propia del siglo pasado. ?sta es una de las principales reflexiones que se hacen los editores espa?oles y que han expuesto ahora en el Encuentro de la Edici¨®n celebrado esta pasada semana en Santander.

No es que no se haya avanzado. Las cifras son elocuentes: en 1990 hab¨ªa en Espa?a 2.663 bibliotecas p¨²blicas y en 2003, seg¨²n datos de la Fundaci¨®n Germ¨¢n S¨¢nchez Ruip¨¦rez, eran 4.661; tambi¨¦n se ha incrementado en ese periodo el n¨²mero de usuarios, pues se ha pasado de tres millones a 8,7 y en n¨²mero de libros en la red de bibliotecas se ha pasado de 21 a 52 millones de ejemplares en 2003. El problema es que todav¨ªa estamos lejos de superar el retraso hist¨®rico con que Espa?a entra en el siglo XXI. Varios indicadores ponen de manifiesto carencias graves. El n¨²mero de t¨ªtulos por habitante es de 1,1, la mitad de la media europea; el gasto corriente de las bibliotecas por habitante es de 6,22, euros frente a los 16,5 de la media europea; y se destina a la compra de libros por habitante 88 c¨¦ntimos mientras la media europea dedica m¨¢s de tres euros. Si se observa con m¨¢s detalle la composici¨®n de las bibliotecas, se comprueba que el 42% de los libros tiene m¨¢s de 25 a?os y s¨®lo un tercio puede considerarse actual, justo el porcentaje inverso de lo recomendado.

Las competencias en materia de bibliotecas est¨¢n en manos de las Comunidades aut¨®nomas, por lo que pocas pol¨ªticas hay desde el Estado. El art¨ªculo 113 de la nueva Ley de Educaci¨®n menciona la creaci¨®n de bibliotecas escolares, pero su indefinici¨®n alarma a los editores. Como ha dicho el ex ministro de Educaci¨®n y Ciencia Juan Antonio Ortega D¨ªaz-Ambrona, "se trata de una legislaci¨®n benevolente que da consejos". Tambi¨¦n alarma la falta de inter¨¦s de alumnos y profesores a la hora de utilizar las bibliotecas escolares. Donde se forja el h¨¢bito de la lectura es en la familia, pero la escuela tiene una funci¨®n esencial de est¨ªmulo. El informe Pisa (Programa Internacional de Evaluaci¨®n de Estudiantes) de 2003 ya subrayaba la escasa comprensi¨®n lectora de los estudiantes espa?oles.

Los libreros piden que la adquisici¨®n de libros para bibliotecas se realice a trav¨¦s de las librer¨ªas, para paliar su grave situaci¨®n. Y el Ministerio de Cultura ya ha anunciado que la compra de libros para las bibliotecas estatales se realizar¨¢ por primera vez este a?o por concurso entre las librer¨ªas provinciales. Pero existe otra preocupaci¨®n: a finales de a?o las bibliotecas p¨²blicas comenzar¨¢n a cobrar un canon por pr¨¦stamo de libros en concepto de derechos de autor. El ministerio asegura que el canon no repercutir¨¢ en el usuario, pero podr¨ªa menguar los escasos recursos de las bibliotecas.

Todas las conclusiones conducen en la misma direcci¨®n: se necesita una mayor inversi¨®n p¨²blica para fomentar la lectura y para contar con una red fuerte, modernizada y bien dotada de bibliotecas p¨²blicas y escolares.