Londres vuelve al trabajo
La seguridad y las falsas alarmas de bomba marcan el primer lunes en la capital tras los ataques terroristas
Ken Livingstone, el alcalde de Londres, hizo ayer un llamamiento para que los ciudadanos desafiasen el miedo y volviesen a trabajar con normalidad como se?al de repulsa ante los atentados del jueves. Predic¨® con el ejemplo: como todos los d¨ªas, se subi¨® al metro en Willesden Green para dirigirse al Ayuntamiento. En la City, el centro financiero de la capital brit¨¢nica, en los puntos tur¨ªsticos del centro o en la estaci¨®n de Victoria, la m¨¢s grande de la ciudad, el desaf¨ªo a trav¨¦s de la vida cotidiana era palpable.
Londres, sin embargo, ha cambiado. El metro padeci¨® ayer constantes retrasos por amenazas de bomba y varias l¨ªneas fueron suspendidas, una parte de las oficinas gubernamentales del centro fueron temporalmente evacuadas por la ma?ana, al igual que el puente de Waterloo por la tarde, mientras que las patrullas policiales en los lugares neur¨¢lgicos eran muy visibles. En la explanada frente a la biblioteca del Museo Brit¨¢nico ya no hay papeleras y las mochilas de los lectores son minuciosamente registradas en la entrada, algo que no ocurr¨ªa la semana pasada.
"La vida tiene que continuar. Ocurren atrocidades en todo el mundo y eso no puede detener una ciudad", se?ala en la City un agente de seguros de 50 a?os. "Pero es evidente que ahora la gente mira mucho m¨¢s a su alrededor. Las circunstancias son ahora muy distintas". "Me levant¨¦ con la voluntad de que fuese un d¨ªa normal, pero me he pasado una hora y media en el tren por una alerta de bomba", explica Alison, de 30 a?os, en la puerta de la aseguradora CNA. "La actividad ha sido la misma, igual que otro lunes de julio; pero el ambiente es extra?o. Hay mucha seguridad y eso, dentro de lo que vivimos, resulta tranquilizador", agrega su compa?era de trabajo, Joanna, de 29 a?os.
El metro de Londres, el m¨¢s antiguo y extenso del mundo, por cuyas 12 l¨ªneas circulan cada d¨ªa tres millones de personas, recib¨ªa ayer por la tarde a los viajeros con la poca tranquilizadora advertencia del cierre de la l¨ªnea Circular "por indicaci¨®n de la polic¨ªa". La presencia de agentes en las estaciones y, en algunos casos, en los pasillos, era constante. "No vamos a tolerar que nos intimiden. Hoy he cogido el autob¨²s y el metro y voy a seguir haci¨¦ndolo", afirma Charles, un funcionario de 55 a?os, frente a la estaci¨®n de Victoria.
Antes de subirse al metro, el alcalde Ken Livingstone, que se ha convertido en el s¨ªmbolo de la lucha silenciosa de los brit¨¢nicos frente al horror, declar¨®: "Vamos a trabajar, vamos a seguir adelante con nuestras existencias. No vamos a tolerar que un peque?o grupo de terroristas cambie nuestra forma de vida". Los londinenses le hicieron caso incluso antes de que pronunciase estas palabras: los comerciantes esperaban un descenso de la actividad durante el fin de semana del 50% y finalmente s¨®lo ha sido del 21%, incluso a pesar de que la evacuaci¨®n de 20.000 personas en el centro de Birmingham por una alerta de bomba pod¨ªa haber provocado un efecto de contagio sobre la vida nocturna de Londres.
Adem¨¢s, las autoridades quieren concentrar el recuerdo en dos puntos muy concretos de la capital brit¨¢nica. El alcalde abri¨® ayer un libro de condolencias en el Ayuntamiento -"La ciudad aguantar¨¢", escribi¨®- y fue inaugurado un memorial en el parque Victoria Enbankment Gardens, donde los londinenses pueden depositar sus ofrendas a las v¨ªctimas. Eso significa que, en breve, los improvisados homenajes florales en King's Cross y Russell Square ser¨¢n trasladados all¨ª, devolviendo a estas zonas su aspecto habitual.
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