Viajera

Canta fados aunque no sea fadista. Lo dicen en Portugal y ella lo corrobora. Con sus palabras y sus actos. Desde el primer momento. Piano y voz para O meu amor, de Chico Buarque, tierna e inteligentemente ralentizada.

Su nombre apareci¨® en los primeros listados de la nueva generaci¨®n femenina de cantantes de fado, pero hace tiempo que viene marcando distancias. Fados, haylos, en su repertorio: los de Alain Oulman, tan cantado por Am¨¢lia (Fado portugu¨¦s -letra de Jos¨¦ Regio-, Havemos de ir a Vianna -de Pedro Homem de Mello- o Gaivota -Alexandre O'Neill-).

Pero Cristina Branco se libera de etiquetas con una apreciable versi¨®n de Alfonsina y el mar. Se refiri¨® a la especial relaci¨®n que tienen los portugueses con ?frica e interpret¨® un poema de Ermelinda Xavier musicado por Cust¨®dio Castelo. El ex de M¨ªsia es su mano derecha: continuaci¨®n de su voz limpia y clara. Hizo Aconteceu, que antes de ella ya descubri¨® Adriana Calcanhotto, de ese Brasil al que les une algo m¨¢s que el idioma, mucho m¨¢s, dijo ella, antes de recrear A capella Sonhei que estava em Portugal/Anda Luzia. Y se fue con el piano hasta A case of you, de Joni Mitchell. Una c¨¢lida noche de canciones.