Narrar la verdad de la locura
CANETTI SALTA al mundo literario con un golpe genial. ]]>Auto de fe]]> es la novela de un escritor hecho y derecho, un despliegue de fuerza narrativa, imaginaci¨®n y seguridad estil¨ªstica casi inconcebibles en un principiante de 25 a?os. Pocos se dieron cuenta en su momento de la envergadura de la haza?a; durante cuatro a?os la novela no encontr¨® editor. Pero la n¨®mina de los que reconocieron su talento, cuando finalmente se public¨® en 1935, se compone de lo m¨¢s selecto de la literatura alemana de la ¨¦poca: Thomas Mann contesta con una carta de cuatro folios al libro de un desconocido; Hermann Hesse lo rese?a elogiosamente; Hermann Broch, en desacuerdo con la dureza de la s¨¢tira, la discute amistosamente. Los tiempos revueltos impidieron una recepci¨®n m¨¢s amplia; s¨®lo en la versi¨®n inglesa, publicada en 1946, Auto de fe conoci¨® el ¨¦xito. En Alemania tuvieron que pasar casi veinte a?os m¨¢s hasta que un editor se atreviera a publicarla, por razones, vistas desde hoy, obvias: revelaba demasiado sobre las m¨¢scaras y los mecanismos del poder totalitario al que un pueblo entero hab¨ªa sucumbido.
La historia fant¨¢stica, contada con medios realistas, del "hombre de libros" que se quema en el fuego de su propia biblioteca, es una par¨¢bola sobre la pugna entre la ciencia y el delirio. Su protagonista simboliza, en su obcecaci¨®n librera, en su estrechez de miras y su rigidez, un sector de la cultivada sociedad burguesa que contribuy¨® pasivamente, con su ignorancia de la realidad, al incendio mundial. Peter Kien, el famoso sin¨®logo con una prodigiosa memoria atiborrada de erudici¨®n, es "una cabeza sin mundo". De ah¨ª que no pueda evitar caer en las garras de su ama de llaves, Teresa Krumbholz, una proletaria entrada en a?os y mentalmente limitada, que persigue, al seducir al resecado profesor, una sustanciosa fortuna. Si Kien no percibe nada fuera de su ¨¢mbito cient¨ªfico, Teresa s¨®lo aprecia la er¨®tica del dinero; y as¨ª est¨¢n condenados a continuos desencuentros que derivar¨¢n en enemistad mortal. Los mon¨®logos cruzados de los dos esperp¨¦nticos personajes pertenecen a lo m¨¢s sutil y c¨®mico que se ha escrito jam¨¢s sobre las disyuntivas abismales entre las personas.
Con el tratamiento abiertamente apocal¨ªptico y la precisi¨®n escalofriante de ]]>Kant se prende fuego, ]]>t¨ªtulo inicial de Auto de fe, Canetti se adelant¨® a plasmar la mentalidad y la ret¨®rica de la locura colectiva del nazismo. La violencia y la tosquedad omnipresentes que trasmiten tanto el lenguaje de Teresa como los otros personajes grotescos, son expresi¨®n del aislamiento y del egocentrismo de seres esencialmente asociales. Sus "m¨¢scaras ac¨²sticas" -el perfil sonoro, la suma de rasgos distintivos del habla individual- caracterizan al detalle a los futuros vitoreadores de los discursos de Hitler. En ]]>La antorcha al o¨ªdo]]>, el segundo tomo de sus memorias, Canetti recuerda el estado de ¨¢nimo en que se encontraba despu¨¦s de concluir el manuscrito: "El desierto que hab¨ªa creado para m¨ª mismo comenz¨® a cubrirlo todo. Nunca sent¨ª tan intensamente como en aquel momento, tras la cat¨¢strofe de Kien, los peligros que amenazan al mundo en que nos encontramos".
Entre 1929 y 1930, el poeta reci¨¦n doctorado en qu¨ªmica no solamente hab¨ªa escrito una novela, sino trazado todo un ciclo, una "com¨¦die humaine de locos", cuyas ocho secuelas iban a representar las distintas formas de delirios individuales que reflejan la inhumanidad de una sociedad a la deriva. Canetti s¨®lo concluy¨® Auto de fe, y durante el resto de su vida so?¨® -aunque no lo admitiera abiertamente- con escribir otra novela. La ocupaci¨®n en su macro-ensayo ]]>Masa y poder]]> no se lo permiti¨®. Un viaje a Marruecos, en 1954, sin embargo, le brind¨® la ocasi¨®n de romper con su autoimpuesta "prohibici¨®n de narrar" y urdi¨® un relato "del viaje m¨¢s extra?o de mi vida". ]]>Las voces de Marrakesch]]> pinta escenas callejeras, el ambiente de los caf¨¦s, personajes de la colonia extranjera, la pobreza y violencia de la vida cotidiana de una ciudad marroqu¨ª. Veladamente, no obstante, el libro m¨¢s convencional de Canetti indaga en sus ra¨ªces sefard¨ªes. La visita al coraz¨®n de la mellah, el desolado barrio jud¨ªo, constituye el centro secreto del libro.
Con ]]>El testigo oidor. Cincuenta caracteres,]]> una recopilaci¨®n de caricaturas sat¨ªricas con la que deliberadamente reanudaba al proyecto de la "com¨¦die humaine de locos", Canetti hizo un ¨²ltimo intento de volver a la narrativa. Publicado en 1974, todav¨ªa con su t¨ªtulo original, ]]>El nuevo Teofrasto,]]> est¨¢ inspirado en la obra del fil¨®sofo griego, si bien en la versi¨®n de Canetti predomina claramente el cariz ficcional: no presenta caracteres sino personajes en los que una ¨²nica caracter¨ªstica est¨¢ llevada al extremo. Las vi?etas de los monstruos burlescos de El testigo oidor poseen una gracia po¨¦tica y una perspicacia psicol¨®gica insuperables. El Lamenombres, La Ovillapenas, El Cazaperfidias, La Blanquisidora -"La Blanquisadora es blanqu¨ªsima y respira en lencer¨ªas. (...) Muchos acuden a ella en busca de orden. Es irresistible. Habla poco, pero lo que dice tiene la fuerza dogm¨¢tica de una Iglesia. No se ha estipulado que rece, ella es su propia Iglesia"- son hijos de un Canetti incisivo pero amable, y reconcilian, en su exposici¨®n l¨²dica y chisporroteante, con la crueldad diab¨®lica de Auto de fe, su espl¨¦ndido hermano mayor.
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