Todo era teatro
EL TEATRO de Canetti, a pesar de su originalidad e intensidad dram¨¢tica, ha tenido muy poca presencia en los escenarios, tanto alemanes como extranjeros. Y no debido a la falta de desarrollo psicol¨®gico de los personajes o la crudeza de los sucesos esc¨¦nicos, seg¨²n el reproche m¨¢s com¨²n -el teatro de Elfriede Jelinek es canettiano ciento por ciento e internacionalmente exitoso-, sino al desplazamiento temporal sufrido por la expulsi¨®n de su autor de Viena. Si Canetti hubiese podido acompa?ar las representaciones de sus feroces piezas de los a?os treinta, La boda (1932) y Comedia de la vanidad (1934), en vez de esperar cuarenta a?os su puesta en escena, habr¨ªan tenido una acogida muy distinta. El exilio ahog¨® el ¨ªmpetu teatral de Elias Canetti.
"Creo que todo lo que hago es, en su n¨²cleo, de naturaleza dram¨¢tica", afirma en La lengua salvada. Como dramaturgo, el joven autor de Auto de fe se mostr¨® a¨²n m¨¢s duro que como novelista; la severidad de los par¨¢metros ¨¦ticos compite con lo inexorable de su figuraci¨®n. El teatro de Canetti es teatro de tesis: su modelo es Arist¨®fanes; su m¨¦todo, la abstracci¨®n. Con tal finalidad despoja a sus personajes de cualquier atributo de humanidad y de sus cors¨¦s morales, y los hace actuar impulsados ¨²nicamente por instintos primarios. La boda enfila con rigor el sistema de ansias y delirios de una comitiva nupcial peque?o-burguesa, aplicada a enriquecerse y a aprovecharse del otro. La comedia de la vanidad conjuga, con los medios de lo grotesco, toda la gama de manipulaci¨®n demag¨®gica y sometimiento individual de un estado totalitario en el que est¨¢ proscrita la vanidad. Los emplazados (1953), la manifestaci¨®n m¨¢s radical y racionalizada de la rebeli¨®n contra la muerte en la obra de Canetti, imagina una sociedad apresada en una dictadura de la muerte que predetermina a cada ciudadano, desde que nace, el d¨ªa y la hora de su fallecimiento. Durante d¨¦cadas la incomprensi¨®n de las turbadoras propuestas est¨¦ticas y el recelo a enfrentarse con el contenido denunciatorio del teatro de Canetti han impedido su (re)descubrimiento; ya es hora de atreverse con sus propuestas.
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