Los intereses creados de las cajas
La integraci¨®n de cajas responde, seguramente, a la l¨®gica de racionalizar el sector, consolidar las entidades y ser m¨¢s competitivos con la banca, como dicen sus defensores. Bajo esas premisas, el sector vivi¨® un proceso de fusiones a finales de los ochenta que redujo el n¨²mero de entidades de 77 a las actuales 46. Y a la vista del atomizado mapa que qued¨®, no ha terminado, alentado por la CECA y por el Banco de Espa?a, que, no obstante, considera que existe un l¨ªmite que garantice la competencia.
La fusi¨®n vasca explica, tal vez, por qu¨¦ Xavier de Irala dej¨® la presidencia de Iberia con el objetivo de hacer algo grande. Pero, m¨¢s all¨¢ de eso, ayer al presidente andaluz, Manuel Chaves, le falt¨® tiempo para resucitar su vieja idea de crear la gran caja ¨²nica andaluza. La integraci¨®n qued¨® paralizada tras toparse con la oposici¨®n del PP y de la Iglesia cat¨®lica en la cordobesa Caja Sur, donde el cura Castillejo -recientemente jubilado- ejerci¨® su dominio local. Tampoco lo recibieron con sonrisas, precisamente, el resto de cajas, por muy controladas que estuvieran por el PSOE. Al final, s¨®lo cuaj¨® la uni¨®n entre San Fernando y El Monte, ambas en Sevilla. Y es que, como sostiene el propio Chaves, los localismos, el miedo a perder poder y los intereses pol¨ªticos, son los principales obst¨¢culos que encuentran las cajas para fusionarse.
As¨ª puede ocurrir en el resto de las regiones, donde han recibido la fusi¨®n vasca como un pistoletazo de salida para una nueva carrera. Hoy, excepto en seis regiones uniprovinciales (Cantabria, Asturias, Navarra, La Rioja, Murcia y Madrid), en las comunidades existe m¨¢s de una caja, y en algunas provincias compiten dos, como Burgos (una de ellas, el C¨ªrculo Cat¨®lico, controlada por la Iglesia) y Baleares. Otra caja con presencia eclesi¨¢stica es la de la Inmaculada (CAI) de Zaragoza, que pelea en esa regi¨®n con Ibercaja, y donde no quieren ni o¨ªr hablar de vinculaci¨®n. La mayor dispersi¨®n est¨¢ en Catalu?a, que cuenta con la primera caja de Espa?a (La Caixa) y otras nueve.
Pero donde m¨¢s tambores de guerra ha habido es en la Comunidad Valenciana. Incluso lleg¨® a existir un proyecto de estatuto para la fusi¨®n de Bancaja y la CAM. Los enfrentamientos entre las familias del PP, sin embargo, dieron al traste con el plan. Se habl¨® entonces de que una de ellas se integrara con la vecina de Murcia, algo ins¨®lito en un sector donde nunca ha habido una fusi¨®n entre cajas de distintas regiones.
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