A martillazos d¨ªa y noche
Los efectos de las obras y el ruido propio de la gran ciudad se agravan con la llegada del calor
"Pap¨¢, Madrid est¨¢ rota", le dice a Jos¨¦ Luis Kaiser su hija. No es para menos. La calle de O'Donnell, donde viven, est¨¢ levantada de principio a fin por las obras de prolongaci¨®n del t¨²nel, una de las v¨ªas de salida m¨¢s importantes de la capital. Las m¨¢quinas tuneladoras, los productores de energ¨ªa y los camiones que retiran tierra provocan ruidos y molestias a los ciudadanos que, inevitablemente, han aprendido a convivir con ellas. "Nos hemos resignado, es cierto", afirma Jos¨¦ Luis. Se han resignado porque, en muchos casos, la ordenanza del ruido permite a los obreros trabajar las 24 horas del d¨ªa o los fines de semana y festivos.
Con la llegada del verano y del calor, las incomodidades de las 900 zanjas diarias simult¨¢neas y 75 grandes obras que sufren los madrile?os se multiplican: el ruido traspasa m¨¢s que nunca las casas en esta ¨¦poca de ventanas abiertas y noches bochornosas.
O'DONNELL "Lo peor, cuando trabajan
a las seis de la ma?ana"
Jos¨¦ Luis llega cargado con un canasto de beb¨¦ a la puerta de su casa, en el n¨²mero 29. "No puedo acercar el coche hasta la puerta desde que empezaron las obras", explica. A dos metros de su portal se extiende una valla que tapa las zanjas. Ning¨²n veh¨ªculo puede acceder hasta aqu¨ª. Justo en la esquina, 12 operarios construyen lo que ser¨¢ el techo del t¨²nel prolongado. Varas enormes de acero resuenan cada vez que caen al suelo. El ruido es dif¨ªcil de soportar. "Lo peor es cuando se ponen a trabajar a las seis de la ma?ana, y m¨¢s ahora en verano, que tenemos las ventanas abiertas. No se puede descansar", protesta Jos¨¦ Luis.
Seg¨²n la vigente normativa del ruido -renovada en mayo de 2004 por el actual gobierno municipal-, el Ayuntamiento est¨¢ obligado a informar a los ciudadanos sobre los niveles sonoros y a publicar mapas actualizados de contaminaci¨®n ac¨²stica. As¨ª, el Consistorio tiene distribuidos por todo Madrid 30 aparatos fijos -llamados son¨®metros- y tres veh¨ªculos m¨®viles que captan el nivel de ruido de la ciudad. El objetivo, para adecuarse a la directiva de la Comisi¨®n Europea, es impedir que la poblaci¨®n est¨¦ expuesta a niveles de ruido superiores a 65 decibelios. Entre 35 y 40 decibelios, la comunicaci¨®n oral es complicada; a partir de 65, la conversaci¨®n s¨®lo puede mantenerse a gritos.
Sin embargo, seg¨²n datos oficiales, m¨¢s de cuatro millones de madrile?os, el 80% del total de la regi¨®n, viven sometidos a niveles de ruido superiores a los m¨¢ximos recomendados por las autoridades sanitarias, pese a que las obras que los produzcan se realicen en horario legal.
Los puntos m¨¢s bulliciosos en el mes de junio en la capital fueron el paseo de Recoletos (68,9 decibelios), la zona de las Escuelas Aguirre (74,7), la avenida de Ram¨®n y Cajal (69,1), la plaza de Castilla (69) y la avenida de Isaac Peral (68,5).
Frente a la resignaci¨®n de Jos¨¦ Luis, los vecinos de los n¨²meros 3 a 9 de O'Donnell s¨ª se han quejado. Hasta 30 protestas registr¨® la caseta municipal instalada en la avenida de Men¨¦ndez Pelayo para informar de las obras. Los interesados no quer¨ªan que la entrada del t¨²nel se construyera en la puerta de sus casas. Se asociaron y plantearon una alternativa supervisada por un arquitecto. La presi¨®n de este grupo ha conseguido que el Consistorio desplace 130 metros la entrada del t¨²nel y la sit¨²e en el cruce de O'Donnell con Alcal¨¢, cerca de la estatua ecuestre de Espartero.
PRINCESA "No me extra?a que los vecinos se quejen"
Unos focos de luz iluminan la boca del metro en el que trabajan unos operarios. Los edificios cercanos al Corte Ingl¨¦s de la calle Princesa, donde se desarrollan las obras de la l¨ªnea 3 del metro, sufren los ruidos y las potentes luces a altas horas de la madrugada. Taladradoras, m¨¢quinas de inyecci¨®n, carretillas... Mientras Madrid trata de dormir las m¨¢quinas cobran vida. Los conductores se quejan porque la v¨ªa est¨¢ cortada y deben desviarse hacia la calle Hilari¨®n Eslava.
En Romero Robledo, perpendicular a Princesa, no cesan de escuchar, las 24 horas del d¨ªa, ruidos "insoportables" por culpa de las obras del subterr¨¢neo. Han llamado a la polic¨ªa e interpuesto ante el Defensor del Pueblo una denuncia, admitida a tr¨¢mite. Pero todo es legal. La normativa permite que las reformas de "reconocida urgencia" -caso de las del metro- en la v¨ªa p¨²blica se lleven a cabo durante todo el d¨ªa.
"No me extra?a que los vecinos se quejen", afirma el guarda de la obra; "si no lo hicieran, no estar¨ªan bien de la cabeza, porque aqu¨ª el ruido es ensordecedor". En ese momento un trabajador sale de la caseta de descanso para iniciar un nuevo turno. Son rotatorios. Y no paran.
La Consejer¨ªa de Transportes de la Comunidad, responsable de los trabajos, ha dado instrucciones para que las actuaciones en el exterior se suspendan por las noches, pero tambi¨¦n afirma que las obras "deben seguir el proceso l¨®gico de ejecuci¨®n" para que est¨¦n terminadas a tiempo.Una se?ora, que trata de buscar un espacio por donde cruzar, refunfu?a: "Yo estoy indignada con este gobierno, que se gasta el dinero en obras que son innecesarias". Su portal es casi invisible. Delante, a escasos metros, tiene las vallas de obra. "Por las ventanas entra una cantidad de polvo incre¨ªble", cuenta.
CIUDAD LINEAL "Este infierno que se oye
es mi dormitorio"
Un martillo neum¨¢tico taladra el suelo y la cabeza de algunos residentes de la calle de Hern¨¢ndez de Tejada. "Intentaba hablar con la polic¨ªa y no pod¨ªa del ruido que hac¨ªan", explica un vecino del n¨²mero 10. Junto a su edificio se est¨¢ construyendo una casa. "Este infierno que oye es mi dormitorio", inform¨® a la Polic¨ªa Municipal el afectado, que hab¨ªa llamado a los agentes para denunciar los ruidos que padece.
No son s¨®lo las obras municipales las que tienen la ley de su parte. La ordenanza del ruido permite realizar obras en casa desde las ocho de la ma?ana y hasta las nueve de la noche en d¨ªas laborables, y entre 9.30 y 21.00 los s¨¢bados, domingos y festivos. "La locura es que Gallard¨®n quiere un Madrid sin ruidos, pero la ley permite que el s¨¢bado por la ma?ana alguien taladre, literalmente, mi cabeza", se queja el mismo residente. La comunidad de vecinos afirma que, desde hace algunos d¨ªas, los operarios comienzan a trabajar a las siete de la ma?ana. "Es para que el calor de la tarde no les pille, pero no nos dejan descansar".
Vivir junto a un parque de bomberos
Parque de bomberos n¨²mero 1 de Madrid. Doce de la noche en la calle de Santa Engracia (Chamber¨ª). Se escucha por megafon¨ªa: "?Manolo, que te llama tu mujer!". "No pueden ir a dec¨ªrselo a ¨¦l directamente?", se pregunta Cristina Igoa.
Cristina vive en la calle Bret¨®n de los Herreros, al lado del parque de bomberos y de una sede de los camiones de limpieza del Ayuntamiento. Adem¨¢s de estar informada de todos los incendios, sufre otras consecuencias.
"Puedo entender que suenen las sirenas, que se den avisos por megafon¨ªa en los casos de urgencias, pero no que cuando un cami¨®n llega de hacer su trabajo haga sonar la bocina a modo de saludo", protesta.
Adem¨¢s de los camiones de bomberos, Cristina, junto con sus compa?eras de piso, padece el ruido de los veh¨ªculos de limpieza. "Yo oigo a los trabajadores de Madrid Limpio gritando, y cuando echan marcha atr¨¢s, un pitido que hacen", explica Patricia Segura, otra inquilina que no logra conciliar el sue?o. Y afirma que no lo tiene ligero. "Es a todas horas, las cinco o las seis de la ma?ana". "?Sabes cuando el cami¨®n de la basura se para delante de tu casa y el ruido es insoportable?, Pues eso todo el d¨ªa", agrega Cristina. En invierno, cuando cierran las ventanas de su casa, "los cristales vibran".
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