El arte sutil de Foujita une Jap¨®n y Par¨ªs
Valencia acoge la primera antol¨®gica en Espa?a del pintor de Montparnasse
Lleg¨® en plena efervescencia de Par¨ªs como la capital del arte mundial y muy pronto trab¨® amistad con Picasso y Modigliani en el bohemio barrio de Montparnasse. Corr¨ªa el a?o 1913. Tsuguharu Foujita (Tokio, 1886-Z¨²rich, 1968) aport¨® a la vanguardista Escuela de Par¨ªs el refinamiento y la sutileza del arte tradicional japon¨¦s y de la tinta china. Sus retratos, desnudos y paisajes tendieron un puente entre la cultura tradicional oriental y la modernidad occidental, como pone de manifiesto el centenar de obras -entre ¨®leos, acuarelas, grabados y dibujos- que integran la primera exposici¨®n antol¨®gica en Espa?a del artista franco-japon¨¦s. Ayer se inaugur¨® en el Centre Cultural Bancaixa de Valencia y a partir del 7 de septiembre recalar¨¢ en Barcelona.
En algunos retratos conviven los rasgos japoneses con los trazos de Modigliani
"Mi cuerpo creci¨® en Jap¨®n y mi obra en Francia. Tengo mi familia en Jap¨®n y a mis amigos en Francia. Ahora me he convertido en un cosmopolita de dos patrias", declar¨® Foujita, "considerado el don Juan de ojos oblicuos de Montparnasse", coment¨® la comisaria de la muestra, Sylvie Buisson.
De refinada educaci¨®n y cortes¨ªa exquisita, con una atractiva y extravagante apariencia, Foujita y la sutileza de su trazo despertaron la admiraci¨®n de los artistas del barrio bohemio del Par¨ªs, que de inmediato lo acogieron en su seno. Los j¨®venes aspirantes a artistas copiaban su aspecto, su flequillo pegado a la frente, sus peque?as gafas redondas y su pelo lacio.
El pintor japon¨¦s, que nunca abandon¨® la figuraci¨®n y que reinterpret¨® los g¨¦neros cl¨¢sicos del retrato, el desnudo o el paisaje, se sumergi¨® en el ambiente de aquellos "a?os locos" teniendo como compa?eros de bohemia a Picasso, Modigliani, Chagall o Soutine, record¨® la comisaria. Iniciaba as¨ª una nueva etapa vital y art¨ªstica, tras obtener m¨²ltiples premios en exposiciones de Tokio, vender una obra al emperador nip¨®n y haber sido llamado para retratar al emperador de Corea. Nacido en una familia de posici¨®n desahogada, siempre hab¨ªa so?ado con ir a Par¨ªs.
All¨ª fue y la influencia de las vanguardias, que entonces sacud¨ªan la capital francesa y el mundo art¨ªstico en general se dej¨® notar en el arte de aliento tradicional del pintor japon¨¦s. La huella del cubismo est¨¢ presente en el dibujo de un joven sentado, que hace mu?ecas, y que abre el recorrido de la exposici¨®n. La amistad con el artista malague?o pas¨® factura, si bien Foujita lleg¨® a manifestar que lo ¨²nico que le hab¨ªa interesado del estudio de Picasso eran las obras del aduanero Rousseau que ten¨ªa colgadas en las paredes. No en vano, ese dibujo es "inusual y extra?o" en su producci¨®n, apunt¨® Buisson, autora del cat¨¢logo general de la obra de Foujita, que se deshizo de sus trabajos en los que eran m¨¢s patentes las influencias vanguardistas. La exposici¨®n Foujita. Entre Oriente y Occidente, no obstante, contiene tambi¨¦n otros retratos en los que conviven los rasgos japoneses con los trazos al estilo de las mujeres de Modigliani.
Pero Foujita quer¨ªa seguir su propio camino, en el que converg¨ªan las culturas de Oriente y Occidente. La mujer, sus formas y la textura de la piel, fue un tema predominante en su producci¨®n, as¨ª como la maternidad. Consideraba a las mujeres como "el centro del universo, creadoras del equilibrio entre el yin y el yan". Sus cinco esposas se conformaron tambi¨¦n como fuentes de inspiraci¨®n. O le abandonaban o se mor¨ªan. En sus obras intentaba plasmar sus relaciones con las mujeres. La viuda, Kimiyo, se ha mostrado remisa a ceder algunas obras por tratarse de desnudos de sus esposas anteriores, coment¨® la comisaria.
Vencida la resistencia, la exposici¨®n de Bancaixa exhibe algunos desnudos de, por ejemplo, su tercera mujer, Youki. Se llamaba, en realidad, Lucie, pero la bautiz¨® as¨ª por su piel blanca, lechosa como la nieve. Fue, de hecho, en su etapa de fondos blancos a partir de polvo de conchas marinas, de la d¨¦cada de los a?os veinte, cuando Foujita encuentra su estilo propio y consigue numerosos encargos. Arranca su etapa triunfal. La inauguraci¨®n de su nueva casa en Par¨ªs cuenta con la participaci¨®n de Calder y su circo. Pero su ¨¦xito econ¨®mico y art¨ªstico, y su intensa vida social, no ocultan la "importancia de la espiritualidad" que impregna sus obras, dijo la comisaria. En los a?os 30, Foujita viaja a Suram¨¦rica y a EE UU, regresa a Tokio. Los acontecimientos se suceden. Durante la Segunda Guerra Mundial es obligado a formar parte del grupo oficial de pintores de guerra en Jap¨®n. Escapa a los bombardeos y pide un visado para los Estados Unidos. En Nueva York vuelve sobre sus temas recurrentes: las mujeres, los ni?os, los gatos y los cuentos de Perrault. En 1950 regresa a Francia y empieza un periodo de renacimiento. Se nacionaliza franc¨¦s con el nombre de Leonardo, en honor a Da Vinci. Deja el budismo y se convierte al catolicismo.
La exposici¨®n Foujita. Entre Oriente y Occidente proporciona tambi¨¦n una revisi¨®n de la agitada vida de Foujita a trav¨¦s de la selecci¨®n de 101 obras, procedentes en su mayor¨ªa de numerosas colecciones privadas y de instituciones como el Mus¨¦e du Montparnasse. La muestra re¨²ne obras desde 1913 hasta sus ¨²ltimas creaciones, adem¨¢s de fotograf¨ªas y una pel¨ªcula. Los frescos de una capilla en Reims fue su ¨²ltima gran obra. Muri¨® en Z¨²rich en 1968. Los funerales en Reims fueron multitudinarios.
Babelia
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