Pacto de ciudadan¨ªa
"Hay que construir pa¨ªs, convivencia en paz y libertad, respeto por el pluralismo social y cultural. Construir convivencia, un pa¨ªs para todos, en el que los sentimientos de identidad nacional o cultural no resulten categor¨ªas pol¨ªticas, porque todos pueden expresar los suyos con libertad. Un pa¨ªs en el que la ¨²nica categor¨ªa pol¨ªtica que confiere derechos y obligaciones sea la ciudadan¨ªa, que no distingue ni discrimina a nadie por raz¨®n de sexo, raza, religi¨®n, opiniones pol¨ªticas, identidades nacionales o culturales, ni sentimientos". Este es el contenido de una intervenci¨®n de Fernando Buesa ante las Juntas Generales de ?lava en julio de 1999, muy importantes para entender tanto el car¨¢cter pol¨ªtico de las v¨ªctimas, como la necesidad de un pacto c¨ªvico y sus contenidos en el actual momento pol¨ªtico.
Observamos con preocupaci¨®n que se vuelve a mezclar pacificaci¨®n y normalizaci¨®n pol¨ªtica
La pol¨ªtica vasca se asemeja a la concepci¨®n griega del tiempo c¨ªclico, del eterno retorno, dada su incapacidad para abordar los problemas de convivencia pol¨ªtica con criterios estrictamente democr¨¢ticos. Hay escasez de pol¨ªticas de sociedad, de ciudadan¨ªa, de unidad democr¨¢tica, e inflaci¨®n de pol¨ªticas de partido. El "patriotismo de partido" del que nos habla S. Haffner es preeminente y dominante en la vida pol¨ªtica vasca Todo esto produce cansancio, fatiga y desistimiento c¨ªvico, aunque despu¨¦s de las ¨²ltimas elecciones cada vez en menor medida.
Parece que es dif¨ªcil aceptar e institucionalizar que nuestros derechos pol¨ªticos y sociales proceden ¨²nicamente de que somos ciudadanos libres e iguales, y no por nuestras diferentes identidades. El ser nacionalistas o no nunca puede convertirse en categor¨ªa pol¨ªtica, tal como lo pretende el nacionalismo ¨¦tnico o el nacionalismo esencialista o el nacional populismo vasco. Hay que rechazar por higiene c¨ªvica el intento de sustituir la idea de sociedad de ciudadanos por la de un pueblo definido por esencias identitiarias o destinos hist¨®ricos, que trata de nacionalizar la sociedad vasca ocultando o anulando su pluralismo estructural e irreductible e impidiendo as¨ª el libre ejercicio de la ciudadan¨ªa. Mario Onaindia, con agudeza e ingenio, acu?¨® el t¨¦rmino "leninismo nacionalista" para describir esta realidad: "Si trabajador era el que tenia conciencia de clase, vasco es el que tiene conciencia nacional". La ciudadan¨ªa plural es un d¨¦ficit de conciencia nacional, un mal a corregir. Esta es la misi¨®n del Partido-Comunidad: configurar la comunidad nacionalista con vocaci¨®n hegem¨®nica, ideol¨®gica y pol¨ªtica.
Hasta la fecha, ¨¦sta ha sido la clave de la pol¨ªtica nacionalista. Lo importante es la construcci¨®n nacional, que no es otra cosa que construir su naci¨®n. En su lenguaje la palabra es "pueblo", escasamente "naci¨®n" y casi nunca "sociedad". La acumulaci¨®n de fuerzas mediante la unidad nacionalista para imponer su proyecto al conjunto ha sido y es la estrategia prevalente. Lo preocupante es que la soberan¨ªa y el soberanismo producen una negaci¨®n de derechos c¨ªvicos, tanto de libertad como de igualdad. Las pol¨ªticas nacionalistas hasta la fecha han demostrado que son una m¨¢quina de desigualdad. Se apropian del poder institucional (s¨®lo con un lehendakari nacionalista es posible Euskadi) y debilitan la igualdad de oportunidades en el derecho tan importante de la persona como es el trabajo.
Es ¨²til en el actual momento recuperar algunos de los contenidos del "pacto ciudadano" suscrito entre la iniciativa ciudadana vasca Aldaketa y el PSE el 9 de marzo de 2005. Un pacto de ideas, de convergencia de propuestas c¨ªvicas, de hondo calado pol¨ªtico, y esperamos que de productiva contribuci¨®n al avance de un cambio de cultura pol¨ªtica. Es la primera vez que en Euskadi se produce un pacto entre un partido pol¨ªtico y una asociaci¨®n c¨ªvica. Se trata de hacer realidad lo que Habermas denomina "democracia deliberativa". La democracia "decisionista", protagonizada por los partidos, se complementa con el libre ejercicio de actividad pol¨ªtica de organizaciones de la sociedad civil, que intervienen en el proceso de creaci¨®n de opini¨®n p¨²blica, con el fin de fortalecer la cultura c¨ªvica y pol¨ªtica, en un horizonte estrat¨¦gico compartido de cambio de la cultura pol¨ªtica.
Entrando en los contenidos, es el principio de ciudadan¨ªa el que define a Euskadi como sujeto pol¨ªtico, como comunidad pol¨ªtica de ciudadanos, independientemente de sus identidades o sentimientos de pertenencia. Esto hace necesaria e imprescindible la transversalidad en la definici¨®n pol¨ªtica de la sociedad y se opone radicalmente al paradigma homogeneizador y excluyente nacionalista de definirla desde un ¨²nico sentimiento de pertenencia.
En esta misma l¨ªnea, la verdad objetiva de las v¨ªctimas, su reconocimiento pol¨ªtico -ya que fueron asesinadas en nombre de un nacionalismo totalitario, que combat¨ªa y quer¨ªa destruir un sistema basado en un pacto ciudadano-, se convierte en un objetivo central de dicho pacto. Hoy, m¨¢s que nunca, hay que volver a decir que la pacificaci¨®n no es otra cosa que la desaparici¨®n de ETA, y la normalizaci¨®n, sencillamente, la consecuci¨®n de la paz. La refundaci¨®n de nuestro pacto estatutario y la posible reforma del Estatuto culmina la derrota pol¨ªtica e ideol¨®gica de la causa de los asesinos, y de los que permanentemente lo vienen deslegitimando. Y es precisamente la luz de alerta que muchos ciudadanos vascos queremos encender ya que observamos con preocupaci¨®n que se vuelve a mezclar pacificaci¨®n y normalizaci¨®n pol¨ªtica; paz a cambio de concesiones pol¨ªticas. Se puede volver a lizarrizar tanto la vida parlamentaria como toda la actividad pol¨ªtica.
Por eso frente a pacificaci¨®n y normalizaci¨®n pol¨ªtica, es ¨²til hablar de "pacto ciudadano en Euskadi" que contemple tanto la adecuaci¨®n de nuestro autogobierno y la posible refundaci¨®n pactada de nuestro Estatuto, de la libertad efectiva de los ciudadanos vascos y el fin de ETA. Este es el aut¨¦ntico conflicto, y no otro. Se trata de sentido com¨²n c¨ªvico. Como dice J. M. Reverte, "la ciudadan¨ªa no es un estado de naturaleza, sino un proceso de construcci¨®n de la dignidad humana".
Carlos Trevilla es representante de UGT en el CES vasco y miembro de Aldaketa.
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