Palpitaciones
Un ladrido quiebra la concentraci¨®n del silencio y levanta la mirada. Por la puerta abierta del ventanal entra aire fresco y a trav¨¦s de los cristales la naturaleza verde se mueve acompasada con el baile del viento; arriba el azul difuminado por caprichoso encaje de nubes demasiado ligeras para descargar esa lluvia que tanto necesitamos. Cierro Moby Dick y enciendo la televisi¨®n con la esperanza de que no me cuenten un nuevo incendio... No, es el Giraldillo empaquetado y colgando de un cable que lo sube a lo m¨¢s alto de la Giralda mientras suenan las campanas de la catedral. Me choca ver una an¨¦cdota tan sevillana desde tan lejos; ?tan importante es? Veo a mucha gente en la plaza de la Virgen de los Reyes para presenciar el hecho y no se me antoja estar all¨ª. Me parece estupendo que hayan restaurado una escultura tan magn¨ªfica, pero, por lo menos desde fuera, creo que aunque asistiera a su colocaci¨®n, con las dificultades t¨¦cnicas que ello supone, no creo que sintiera ninguna emoci¨®n especial.
Porque de eso se trata, de sentir, sentir y sentir las m¨¢s emociones posibles, dice el maravilloso Melville, a quien leo y releo con tanto placer, que "eso es suficiente para el hombre mortal. Pensar es audacia". A?ade que pensar es o tendr¨ªa que ser frialdad y calma, mientras que nuestros corazones y nuestros cerebros palpitan y se agitan demasiado para eso. Si entonces ocurr¨ªa as¨ª c¨®mo ser¨¢ ahora que vamos mucho m¨¢s deprisa. Adem¨¢s, creo que tambi¨¦n pudiera ser que utiliz¨¢ramos esa agitaci¨®n y ese palpitar para no pensar.
En Sevilla se vive con menos prisa y quiz¨¢ tengamos algo m¨¢s de calma, pero nada de frialdad. La agitaci¨®n nos llega hablando, se habla much¨ªsimo de cualquier modo, de cualquier cosa y en cualquier lugar, sentado o de pie, en la calle, en el autob¨²s, en el trabajo, en la comida, y, por supuesto, en el bar. Y las palpitaciones forman parte de la emoci¨®n que buscamos sin cesar, subiendo el Giraldillo a la Giralda o -como si no tuvi¨¦ramos bastante con las nuestras-, organizando procesiones en agosto con im¨¢genes de ciudades distantes, que pueden derretirse con el calor. Claro que son sentimientos dif¨ªciles de pensar.
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