La llegada de la televisi¨®n a Internet la transformar¨¢
NUESTRO ?NICO poder frente a la tele es no mirarla (para los m¨¢s radicales) o cambiar de canal cuando no nos guste. Est¨¢ cambiando. Pronto podremos escoger los programas que nos gusten en el momento de nuestra elecci¨®n y hasta poner en Red nuestros v¨ªdeos como cualquier bloguero. En breve: la televisi¨®n se est¨¢ poniendo a la hora de Internet.
Medio de comunicaci¨®n de masas por excelencia, la tele trata siempre de satisfacer las audiencias m¨¢s amplias con el menor denominador com¨²n. Esto no est¨¢ a punto de desaparecer, pero se ver¨¢ acompa?ado por un ofrecimiento muy diferente a medida que las empresas de televisi¨®n completen su migraci¨®n.
La teleinternet se refiere a los sistemas que permiten distribuir por la Red "im¨¢genes en movimiento". El usuario puede recibirlas en una variedad de aparatos: PC, tel¨¦fono m¨®vil, PDA, televisor. Requiere una l¨ªnea de banda ancha y un aparato capaz de interpretar el protocolo IP: el conjunto de est¨¢ndares para el funcionamiento de Internet.
La tele por Red, en t¨¦rminos econ¨®micos, trastoca la publicidad de masas y abre el camino a anuncios espec¨ªficos como las webs que nos conocen
La teleinternet se refiere a los sistemas que permiten distribuir por la Red "im¨¢genes en movimiento". Requiere banda ancha y un aparato que interprete el protocolo IP
Ya existe para los aficionados (video-blogs o intercambio de programas gracias a Bittorrent), pero las grandes empresas est¨¢n compitiendo ahora para llegar al hogar.
Implica por lo menos dos cambios radicales: el primero es que la entidad que pone el contenido en la Red lo puede entregar con mucha m¨¢s precisi¨®n. En vez de mandar las mismas im¨¢genes a todos con el riesgo de no satisfacer plenamente a nadie, es posible proponer partidos de f¨²tbol a tal receptor (con direcci¨®n IP) y m¨²sica celta a tal otro. El v¨ªdeo por demanda tambi¨¦n es posible. Ya no hace falta quedarse frente a su aparato o comprar un aparato para grabar (tipo Tivo). Basta con pedir el programa en su momento para que llegue de manera casi instant¨¢nea.
En t¨¦rminos econ¨®micos, trastoca la publicidad de masas y abre el camino a anuncios espec¨ªficos parecidos a los que encontramos en los sitios que nos reconocen. Tambi¨¦n les permite a los distribuidores de contenido aprovechar la larga cola (long tail) propia de la difusi¨®n por la Red: el hecho de que -gracias a los bajos costes de almacenamiento y distribuci¨®n- se puede ganar tanto dinero vendiendo un gran n¨²mero de programas a un n¨²mero reducido de clientes que ofreciendo una selecci¨®n reducida concebida para complacer a todos.
En un informe publicado en mayo por Release 1.0, Scott Kirsner distingue tres actores principales: las empresas de telecomunicaci¨®n, que gracias a su capacidad de instalar la infraestructura de fibras ¨®pticas espera poner un pie en el mercado del cable y la televisi¨®n; Microsoft, que quisiera que todo transitara por un aparato manejado por Windows; y una serie de nuevas empresas, que buscan ocupar un espacio prometedor. "La fuerza ausente es la de los consumidores", agrega Kirsner. "Que no comprenden que quieren una experiencia televisiva diferente de la de hoy".
El segundo cambio radical, es que "todo el mundo" puede poner en Red sus propios v¨ªdeos para que los vea, si le gusta, el p¨²blico en general. Para mejor explicar los cambios que se acercan, Robin Good, experto en nuevos medios, distingue entre teleIP (IPTV) y teleinternet. La primera ser¨ªan las grandes entidades que quieren distribuir su contenido habitual en "sistemas cerrados y propietarios tales y como los que se ofrecen hoy por cable, pero distribuidos en base IP por canales seguros".
El otro "es un marco en evoluci¨®n en el cual un sinn¨²mero de productores de v¨ªdeo peque?os y medianos contribuyen con contenido muy innovador al lado de los canales tradicionales". Se puede discutir la sem¨¢ntica, pero la tensi¨®n entre ambos modelos es indiscutible.
A la postre, la adopci¨®n de Internet por la tele implica una transformaci¨®n particularmente profunda. Aun cuando lo esencial de la oferta seguir¨¢ siendo la de un n¨²mero reducido de empresas grandes, dejar¨¢ de ser un medio de comunicaci¨®n de masas tradicional.
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