Experiencia de Madrid y Bilbao
Suiza, Holanda, Espa?a, Canad¨¢ y Australia son los pa¨ªses que han apostado por la narcosala, un espacio para consumir droga con un riesgo sanitario menor y de forma controlada para lograr la inserci¨®n de los drogadictos en redes sociales asistenciales y de atenci¨®n sanitaria. En 2000 exist¨ªan 45 salas de venopunci¨®n, o narcosalas, en Europa y tres a?os despu¨¦s hab¨ªa 61 en 35 ciudades.
En Espa?a, adem¨¢s de Barcelona, cuentan con narcosalas Madrid y Bilbao. En el a?o 2000 Madrid inaugur¨® la primera sala de venopunci¨®n en el poblado de chabolas de Las Barranquillas (Villa de Vallecas). Cada d¨ªa unos 100 toxic¨®manos acuden a la narcosala para inyectarse su dosis de droga. All¨ª reciben jeringuillas y otros materiales esterilizados, y se les intenta atraer a alguno de los programas de desintoxicaci¨®n existentes. La sala de venopunci¨®n de Las Barranquillas registr¨® en 2004 un total de 550 usuarios nuevos, 89.183 intervenciones y 36.500 venopunciones.
Sin embargo, la ubicaci¨®n de Las Barranquillas difiere de la de otras narcosalas, ya que est¨¢ instalada en un poblado alejado de la zona urbana. No es el caso de la de Bilbao, que abri¨® en noviembre de 2003, est¨¢ gestionada por la ONG M¨¦dicos del Mundo y cuenta con ayudas de la Administraci¨®n. El equipamiento est¨¢ pr¨¢cticamente en el centro de la ciudad vasca, en un edificio singular, el primer rascacielos de Bilbao. "Un a?o antes de abrir empezamos a trabajar con los medios de comunicaci¨®n y nos reunimos con todas las asociaciones vecinales", explica Jos¨¦ Julio Pardo, miembro de la junta directiva de M¨¦dicos del Mundo. "Al principio hubo cierta inquietud y los vecinos m¨¢s pr¨®ximos no deseaban que se montara una sala de este tipo".
Pardo, sin embargo, a?ade que entonces no hubo manifestaciones ni cordones policiales. "Nosotros huimos de usar el t¨¦rmino narcosala, es m¨¢s correcto hablar de consumo supervisado", a?ade.
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