'Parking' colgante
Sentir¨ªa decepcionar a quienes esperen de m¨ª en este art¨ªculo una soluci¨®n milagrosa al palpitante problema del aparcamiento. Yo mismo no poseo coche (aunque s¨ª, lo que son las cosas, plaza de garaje, que me correspondi¨® en una loter¨ªa), y careciendo de ¨¦l la idiosincrasia del aparcamiento me da un poco igual. S¨®lo la sufro indirectamente cuando al cruzar las calles como lo que soy, un peat¨®n, me veo imposibilitado de hacerlo por culpa de los veh¨ªculos que han dejado los otros aparcados en las aceras y los pasos de cebra. Los otros. Qu¨¦ gran tema para una pel¨ªcula de terror urbano.
A finales del a?o pasado publiqu¨¦ en esta misma p¨¢gina una columna lastimera sobre algo que entonces angustiaba la existencia de los vecinos de mi casa que, al ser muy alta, tiene muchos. La cultura de la queja. Sin ella no habr¨ªa peri¨®dicos, ni periodistas, ni si me aprietan, vida humana. El motivo de angustia era la oscuridad que nos envolv¨ªa, d¨ªa y noche, por la erecci¨®n de un enorme andamio aparentemente instalado con fines de reparaci¨®n y embellecimiento del edificio, pero en la pr¨¢ctica s¨®lo justificado -los hechos han venido a demostrarlo- por la intenci¨®n de ganar el dinero de la publicidad gigante que all¨ª se fue colgando a lo largo de los ocho meses de cubrimiento. La queja no surti¨® efecto y hubo que llegar a la movilizaci¨®n guerrillera de los inquilinos m¨¢s concienciados para evitar que la empresa, con subterfugios, continuase negociando con nuestras fachadas, con nuestras ventanas, con nuestra luz diurna, con nuestro aire vital.
El pasado 31 de mayo ces¨® al fin el discutido contrato suscrito con Soportes Exteriores, SL (nombre empresarial pintoresco donde los haya) y nac¨ªa nuestra esperanza de librarnos de esa segunda piel artificial que los calores tempranos de este a?o a¨²n hac¨ªan m¨¢s irritante. El 2 de junio fue retirado el ¨²ltimo cartel¨®n publicitario y algo de claridad lleg¨® al interior de nuestras mazmorras dom¨¦sticas. Pero el andamio sigui¨® en su sitio. Hubo protestas de las dos comunidades que integran el edificio (es una casa peculiarizada por su ambivalencia) y, a fecha de 9 de junio, se recibi¨® una carta firmada por un directivo de la citada Soportes (o Aguantes, como la llama un vecino guas¨®n) asegurando que la empresa de andamiajes en s¨ª, PERI (oper¨ªstico nombre donde los haya), iniciaba de inmediato el desmontaje, que se completar¨ªa en unos diez d¨ªas. Les ahorro los pormenores de las peripecias siguientes. S¨®lo dir¨¦ que el colosal trabajo de quitar una estructura con una altitud de veinte pisos fue encomendado a tres simp¨¢ticos operarios muy entregados al vicio del tabaco y muy impotentes ante una tarea que desbordaba la capacidad de sus brazos. Un mes m¨¢s tarde de la fecha anunciada y ocho semanas despu¨¦s de la finalizaci¨®n del contrato, qued¨® al fin el edificio liberado.
Este art¨ªculo pretende algo m¨¢s que perpetuar el arte de la queja: mi prop¨®sito es infundir la cultura de la sospecha. Por una parte est¨¢ el a todas luces descontrolado negocio entre ciertas comunidades de vecinos y ciertas empresas para convertir la vivienda privada en un spot. El aumento de dicha pr¨¢ctica en una ciudad ya tan castigada por otro tipo de especulaciones como Madrid hace que la sangre empiece a llegar al r¨ªo pol¨ªtico. A principios de julio, el Grupo Municipal Socialista intervino en un pleno de la Junta de Salamanca (barrio predilecto del condumio de los andamios y del c¨¢rtel de los cartelistas). Los concejales del PSOE denunciaron precisamente lo que nosotros sufrimos: "La proliferaci¨®n de lonas publicitarias en andamios que, a veces, no est¨¢n justificados en tiempo y forma por las obras" (copio la referencia del n¨²mero de 7 de julio de la revista Gacetas Locales).
Me sumo a la denuncia socialista y a?ado otra en forma de rumor que corre por Madrid. M¨¢s all¨¢ del negocio y el abuso, por encima de los tejados y por debajo de las lonas, parece existir otro motivo para que, una vez terminados los contratos, las empresas de andamiaje como la nuestra no los retiren durante semanas o incluso meses. Se tratar¨ªa -si hacemos caso al rumor- de un almacenaje o parcamiento de los tubos y estructuras de metal mientras se firma un nuevo contrato con otra casa y se trasladan all¨ª obreros y parafernalia. Aparcamiento gratuito e ilegal, o un nuevo regalo t¨¢cito de nuestro Ayuntamiento: tras el jard¨ªn colgante, el aparcamiento colgado. Colgado de la espalda del ciudadano.
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