Despu¨¦s del fuego

La tragedia provocada por el incendio en Guadalajara coincide con otras muchas en la imprudencia que la origin¨®, pero se diferencia por el elevado n¨²mero de v¨ªctimas y por haber privado a muchos habitantes de la zona de su medio de vida. Era obligada la aprobaci¨®n urgente por el Gobierno de medidas adicionales de prevenci¨®n contra el fuego, aplicables en toda Espa?a, y de ayudas econ¨®micas y compensatorias a v¨ªctimas, familias y afectados por los da?os.

El decreto ley que las aplica entr¨® ayer mismo en vigor, tras su convalidaci¨®n en un pleno extraordinario del Congreso. El PP apoy¨® el decreto ley, lo cual no deja de chocar con el mensaje de incompetencia general que lanza contra el Gobierno. M¨¢s all¨¢ de la batalla pol¨ªtica, el incendio de Guadalajara ha evidenciado lo mucho que queda por hacer en prevenci¨®n y extinci¨®n de fuegos forestales, en la coordinaci¨®n entre Administraci¨®n central y auton¨®mica, en la disponibilidad de medios en momentos de riesgo alto, y, sobre todo, en formaci¨®n y capacitaci¨®n del personal dedicado a esas tareas.

Deducir, como se han apresurado algunos, que la pol¨ªtica sobre incendios forestales ser¨ªa m¨¢s eficaz si dependiera por entero del Gobierno es gratuito. No lo es, sin embargo, la creaci¨®n de un Centro de Coordinaci¨®n Nacional que obtendr¨¢ y distribuir¨¢ la informaci¨®n actualizada sobre fuegos y medios disponibles en el conjunto de las administraciones. Y es congruente, incluso mediante prohibici¨®n, incidir en el cambio de h¨¢bitos ciudadanos, como hacer fuego al aire libre o encender una barbacoa cuando el campo es una tea.