Tabaco y salud p¨²blica
En 1992, las tabaqueras empezaron a detectar en Espa?a una disminuci¨®n de la aceptabilidad social del tabaco. A partir de entonces, se puso en marcha una vasta campa?a dirigida a mantener artificialmente la aceptabilidad social del tabaco planificando una estrategia de contactos con pol¨ªticos, medios de comunicaci¨®n, sindicatos y diversos personajes afines. Uno de sus instrumentos fue la creaci¨®n del llamado Club de Fumadores por la Tolerancia. Los mensajes que se emplearon pretend¨ªan incrementar artificialmente esa "aceptabilidad social", y entre ellos estaban los de "proteger la armon¨ªa social" y "defender los derechos de los individuos a decidir por s¨ª mismos".
El mensaje de la libertad es dif¨ªcil de digerir cuando hablamos de una conducta adictiva. Mezclar tabaco y libertad es como mezclar el aceite y el huevo: hace falta mucha manipulaci¨®n para hacer mayonesa. El club ha iniciado una campa?a con la que pretende concienciar a los fumadores para que sean respetuosos con el medio ambiente. Durante algunos d¨ªas, han estado presentes en distintos puntos de Madrid realizando un reparto gratuito de ceniceros ecol¨®gicos. Adem¨¢s, bajo el lema "Prohibido prohibir", han estado informando de la intenci¨®n del Ejecutivo de prohibir totalmente el consumo de tabaco en los centros de trabajo y se est¨¢n recogiendo firmas para que se debilite la ley. Antes de repartir ceniceros, los gestores del Club de Fumadores por la Tolerancia y fumadores deber¨ªan animar a limpiar todas las playas y monta?as de colillas, productos altamente contaminantes y poco biodegradables. Deber¨ªan proporcionar una dosis de "buena educaci¨®n" a los que arrojan colillas por la ventanilla del coche y originan incendios de consecuencias imprevisibles. Se trata una vez m¨¢s del sutil arte de apropiarse de valores universales para defender intereses econ¨®micos.
Estos ecologistas de rond¨®n deber¨ªan recordarnos que buena parte de la deforestaci¨®n mundial se debe a los cultivos de tabaco. Nadie cuestiona el derecho a fumar en el ¨¢mbito privado ni se ha propuesto prohibir el tabaco. ?A qu¨¦ obedece, pues, esta campa?a? ?Qu¨¦ clase de tolerancia propugnan los que pretenden que los trabajadores y clientes de los bares y restaurantes, y los empleados de oficinas sigan trag¨¢ndose contra su voluntad humos nocivos y cancer¨ªgenos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.