Las teclas del placer, tocadas a d¨²o
Las caricias nos ayudan a descubrir nuestro cuerpo, y son un buen preludio, a veces imprescindible, a nuestras relaciones sexuales. Uno aprende acarici¨¢ndose a s¨ª mismo, pero no tiene por qu¨¦ quedarse ah¨ª. Compartir esos conocimientos en nuestras experiencias con otras personas puede hacernos rozar la plenitud.
La masturbaci¨®n suele ser nuestro primer contacto con la sexualidad y una excelente manera de conocer nuestro cuerpo. Esta pr¨¢ctica, iniciada normalmente en la adolescencia, sirve tambi¨¦n para descubrir lo que le proporciona placer al otro en los encuentros sexuales previos a las relaciones con penetraci¨®n. A partir de ah¨ª puede ampliarse el repertorio -con sexo oral, por ejemplo-; pero, a menudo, a la pareja le invade el coitocentrismo, y la masturbaci¨®n queda relegada a un segundo o tercer plano.
Manuel Lucas Matheu -m¨¦dico, sex¨®logo y presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Sexolog¨ªa- aclara el t¨¦rmino masturbaci¨®n mutua: "Es una m¨¢s de las muchas caricias que pueden realizarse durante el acto sexual. Hablando con propiedad, la masturbaci¨®n es la pr¨¢ctica sexual individual, el placer que consigue uno mismo". Y a?ade: "Es preferible haber tenido estas experiencias individuales antes de mantener relaciones sexuales para que, cuando se acaricie a la otra persona, las caricias se dirijan bien y den resultado". Existen casos, adem¨¢s, en que la llamada masturbaci¨®n mutua es muy importante, ya que algunas mujeres no alcanzan el orgasmo con la penetraci¨®n, sino con la estimulaci¨®n del cl¨ªtoris.
Los puristas del onanismo dir¨¢n que como se toca uno no lo hace nadie, pero acariciarse mutuamente puede resultar muy placentero. Como las dem¨¢s t¨¦cnicas, requiere pr¨¢ctica y un poco de colaboraci¨®n por parte del receptor.
01 Consejos para cuando masturba ella:
Lo que sirve para un hombre no siempre sirve para otro. Lo ideal es preguntar o dejar que el var¨®n gu¨ªe con la mano.
Presi¨®n, la justa. Ni con excesiva suavidad, ni demasiado bruscamente.
El ritmo debe mantenerse (para ello es importante colocarse bien), y se puede incrementar cuando el hombre est¨¦ a punto de alcanzar el orgasmo. Una buena postura es con el hombre sobre la mujer, de rodillas. De este modo se agarra el pene o se rodea con el pulgar y el ¨ªndice. A continuaci¨®n se puede bombear con movimientos cortos y r¨¢pidos, o mantener la mano quieta contra los labios vaginales y apretar el pene mientras ¨¦ste entra y sale.
Se pueden masajear los test¨ªculos, agarrar y apretar suavemente el pene, pasar los dedos por el borde del ano, acariciar las nalgas, estimular el perineo?
Es mejor ir por turnos, ya que es normal distraerse de lo que est¨¢s haciendo y centrarse en lo que te est¨¢n haciendo a ti.
Mientras, ¨¦l?
Adopta una postura que asegure a su amante un acceso c¨®modo (no forzado) y pleno a sus genitales.
Cierra los ojos y fantasea.
Si tiene problemas para mantener la erecci¨®n le indica a ella c¨®mo seguir.
02 Consejos para cuando masturba ¨¦l:
Como puso de manifiesto la revoluci¨®n sexual de los setenta, aunque muchas mujeres disfrutan con la penetraci¨®n, esta otra forma de estimulaci¨®n es tambi¨¦n esencial.
El ritmo debe ser constante, y la presi¨®n, un t¨¦rmino medio.
Estimule su cl¨ªtoris y labios con el dedo, teniendo en cuenta que cada mujer tiene sus preferencias. No introduzca un dedo o el pene demasiado pronto.
Conviene tener las manos libres no s¨®lo para masturbar, sino para acariciar los pezones, las nalgas (imitando los movimientos de su mano sobre los genitales), el vientre, la cara interior de los muslos?
Muestre inter¨¦s y observe la reacci¨®n de ella: a?ade excitaci¨®n al encuentro.
Mientras, ella?
Deja al menos una mano libre para poder acceder a la zona genital.
Insin¨²a su cuerpo contra el de su pareja, siempre que se pueda, y trata de mantener el mayor contacto posible con ¨¦l.
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