La Universidad emprende
Las incubadoras empresariales comienzan a extenderse por los centros universitarios espa?oles
Una parte ¨ªnfima de los investigadores y profesores universitarios en Espa?a se lanza a emprender y a crear empresas de base tecnol¨®gica. Por eso, las universidades han comenzado a crear en el ¨²ltimo lustro incubadoras para promover el desarrollo de spin-off, empresas de base tecnol¨®gica que exploten en el mercado el potencial innovador de la investigaci¨®n universitaria.
Unirisco es la primera sociedad de capital riesgo creada por una universidad espa?ola. Ya ha financiado 44 proyectos
A diferencia de lo que ocurre en EE UU, en Espa?a s¨®lo el 2% de los profesores se lanza a crear su propia empresa
Los profesores e investigadores universitarios en Espa?a dejan de lado la probeta por un momento y la combinan con la hoja de c¨¢lculo. En los ¨²ltimos cinco a?os, las incubadoras empresariales se han multiplicado en las universidades espa?olas y de ellas han comenzado a surgir compa?¨ªas de base tecnol¨®gica fundadas por universitarios o grupos de investigaci¨®n. Universidades como la Polit¨¦cnica de Valencia, la Aut¨®noma de Madrid, las universidades gallegas o la de Barcelona han creado centros especializados que incuban en su seno empresas tecnol¨®gicas salidas de la investigaci¨®n universitaria.
"En Europa invertimos tanto dinero como EE UU o Jap¨®n en investigaci¨®n, pero falla la transferencia de conocimiento a la empresa", dice Carlos Hern¨¢ndez Sande, catedr¨¢tico de la Universidad de Santiago. Para solventar esto, a?ade, "es necesario dar prestigio al emprendedor" y salir en busca del mercado. "No podemos esperar que el inversor privado venga a la Universidad a ordenar el mercado, tenemos que salir nosotros a buscarlo. La Universidad tiene que resolver sus propios problemas y conseguir implicar al mercado", sentencia Hern¨¢ndez Sande.
Este catedr¨¢tico es tambi¨¦n el alma m¨¢ter del ambicioso programa Uniemprende de la Universidad de Santiago de Compostela. Se trata de una iniciativa fundada en 2001 que aglutina toda una serie de proyectos destinados a promover la creaci¨®n de empresas de base tecnol¨®gica desde la Universidad: una escuela de negocios, un banco de business angels (Uniban), una incubadora de empresas (Uninova) y lo m¨¢s innovador de todo, una sociedad de capital riesgo llamada Unirisco.
Hasta hace poco tiempo la investigaci¨®n realizada en las universidades llegaba a la empresa a trav¨¦s de las llamadas OTRI (Oficina de Transferencia de Resultados de Investigaci¨®n), instituciones encargadas de poner en contacto al sector empresarial con los grupos de investigaci¨®n que podr¨ªan hacer desarrollos por encargo. Pero ese modelo se ha quedado peque?o para dar salida al potencial innovador de la Universidad.
'Cuasiempresas'
Se ha hecho necesario crear los instrumentos para que los grupos de investigaci¨®n de la Universidad saltaran al mercado. El primera paso que dio la Universidad de Barcelona (UB) en 1998 fue crear lo que llamaban cuasi-empresas. Era una forma de apoyar "los grupos de investigaci¨®n m¨¢s activos en transferencia de tecnolog¨ªa, con un alto volumen de proyectos, y que en la pr¨¢ctica ya funcionaban como mini-empresas", dice Mar¨ªa Serg¨², del ?rea Centro de Empresas de la Fundaci¨®n Bosch i Gimpera de la Universidad de Barcelona. Para conseguirlo, dotaban a los grupos de un licenciado con capacidades emprendedoras que pudiera realizar las labores de promotor empresarial del grupo y descargara de esta forma las tareas de gesti¨®n empresarial que realizaban hasta ese momento los mismos investigadores.
Despu¨¦s de aquello siguieron ampliando el programa hasta crear el Centro de Desarrollo de Empresas en 2001, del que han salido actualmente 18 spin-off de base tecnol¨®gica, muchas de ellas centradas en el ¨¢rea de la biotecnolog¨ªa. "Fue la evoluci¨®n natural de las cuasi-empresas", explica Mar¨ªa Seg¨², responsable del ?rea Centro de Empresas de la Fundaci¨®n Bosch i Gimpera de la Universidad de Barcelona.
Desde el centro se asesora a las empresas, se analizan sus planes de negocio, se les pone en contacto con inversores...
Lo cierto es que, hasta ahora, "el profesor ha estado muy acostumbrado a no moverse y no arriesgarse, pero cada vez hay m¨¢s investigadores que se arriesgan a dar el salto al mundo empresarial", cuenta Mar¨ªa Seg¨². S¨®lo el 2% de los profesores universitarios se lanza a emprender, estima Carlos Hern¨¢ndez Sande. "Si le preguntas a un universitario estadounidense qu¨¦ quiere ser te dir¨¢ que emprendedor; en Espa?a te dir¨¢ que funcionario", dice Hern¨¢ndez Sande.
El problema, una vez que los investigadores abandonan su torre de marfil y se avienen a ensuciarse las manos en el mercado, es dar con la inversi¨®n. La mayor parte procede de instituciones p¨²blicas; escasean los inversores de capital riesgo privado. Esa raz¨®n es la que llev¨® a Carlos Hern¨¢ndez a crear Unirisco en el a?o 2000 cuando lanz¨® el proyecto Uniemprende. Se trata de la primera sociedad de capital riesgo creada por una Universidad espa?ola. Adem¨¢s de las tres universidades gallegas (Santiago, Vigo y A Coru?a), participan en el proyecto empresas como Inditex o entidades financieras como Caixa Nova.
La inversi¨®n de Unirisco est¨¢ dirigida a empresas de base tecnol¨®gica, algo en lo que insiste mucho Hernando, porque son este tipo de compa?¨ªas precisamente las que no van a encontrar financiaci¨®n por los cauces tradicionales. "?Qui¨¦n emprende en una empresa que desarrolla un f¨¢rmaco de base gen¨¦tica?", dice Hernando. "Como tienen un riesgo elevado, nadie se preocupa ni invierte en estas empresas". Y ah¨ª est¨¢ Unirisco que de momento ha puesto en el mercado 44 spin-off .
Otros centros no est¨¢n tan basados en la tecnolog¨ªa como el Centro de Iniciativas Emprendedoras (Ciade) de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, que desde su fundaci¨®n en 1998 promueve todo tipo de empresas, cuenta Fernando Alfaro, portavoz del centro. Cada a?o sale una docena de empresas de un total de 60 planes que se proponen al centro, ya sean ideas de reci¨¦n licenciados o profesores universitarios. Hace 10 a?os este tipo de iniciativas era un peregrinar por el desierto, concluye Alfaro.
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