El Estatuto, a peor
El borrador de Estatuto catal¨¢n super¨® el viernes el tr¨¢mite de la comisi¨®n parlamentaria y se someter¨¢ desde el lunes a la lupa de constitucionalidad del Consejo Consultivo, antes de recalar en septiembre en el Pleno del Parlamento auton¨®mico. En contra de lo que cab¨ªa desear y esperar, la comisi¨®n ha empeorado el trabajo de la ponencia. No ha simplificado un texto que ya era prolijo y detallista, sino que lo ha recargado todav¨ªa m¨¢s. No ha aumentado el acuerdo, sino que ha multiplicado la fractura entre los partidos, incluso entre los tres que gobiernan la Generalitat. Y aunque ha reducido unas pocas apelaciones de dudosa constitucionalidad, ha introducido otras nuevas, y todav¨ªa de mayor fuste, como la fundamentaci¨®n de las competencias propias en unos pol¨¦micos "derechos hist¨®ricos" de matriz foral y preconstitucional, ajenos a la tradici¨®n catalanista moderna y a la l¨®gica de la Constituci¨®n.
Desde el ¨²ltimo tramo de los trabajos de la ponencia, han destacado los esfuerzos del PSC por encajar el borrador en el marco de la Constituci¨®n, hasta marcar de forma aut¨®noma el territorio. Pero los frutos son menos que escasos, y destaca, en cambio, lo an¨®malo de que se haya producido un acuerdo entre uno de los partidos del tripartito y otro de la oposici¨®n. Al disenso sobre la financiaci¨®n se le a?ade ahora la divisi¨®n generada por la apelaci¨®n a los "derechos hist¨®ricos", que atraviesa incluso al tripartito. Esquerra, en su causa com¨²n con CiU, esboza un frentismo nacionalista con formulaciones de aroma confederal contradictorias con las pactadas anteriormente con el PSC e Iniciativa: es cierto que los socialistas facilitaron ese desenganche con la presentaci¨®n de 30 enmiendas sin mediar consulta con sus socios, pero la responsabilidad fundamental en el cambio de bando recae sobre quien la practica.
S¨®lo una exigente modulaci¨®n del Consejo Consultivo y la recuperaci¨®n de la sensatez -el famoso seny- por parte de todos podr¨ªan salvar ya las dos condiciones de viabilidad de este Estatuto, consenso y constitucionalidad, ante su llegada al Congreso de los Diputados. Pero el importante tr¨¢mite del viernes no afianza esa expectativa, sino la contraria. En el actual estado de cosas, no puede ni debe tener entrada en las Cortes.
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