JuanMari y su mensaje
En estos d¨ªas en que vivimos el quinto aniversario del asesinato de nuestro amigo y convecino, JuanMari Jauregi, no quisiera dejar pasar por alto que si bien el paso del tiempo va mitigando nuestro dolor por su p¨¦rdida, no es menos cierto, que el actual momento pol¨ªtico que vivimos nos trae a la memoria su persona, no hace ver con m¨¢s claridad lo acertado de su mensaje de di¨¢logo y la necesaria creaci¨®n de una red de complicidades entre las diversas sensibilidades pol¨ªticas que existen en nuestro pa¨ªs y, sin temor a equivocarme, estoy seguro, que en esta situaci¨®n, compleja pero esperanzadora, JuanMari estar¨ªa en su salsa.
Ya en su momento, al inaugurar la escultura con la que el pueblo de Legorreta pretende mantener viva su figura, aprovechando la simbolog¨ªa de la propia escultura, alud¨ª a la necesidad de tender puentes entre ambas orillas, entre ambas sensibilidades, a la necesidad de saber convivir sin necesidad de erradicar al diferente y aprovecharnos de la riqueza que conlleva impl¨ªcita la diferencia.
JuanMari, era un gran defensor de la necesidad de impulsar una sociedad vasca mestiza, no uniforme, compleja por sus diferencias internas, rica en matices y sensibilidades pero tambi¨¦n siendo conscientes que ninguno de nosotros debe renunciar a lo esencial o sustantivo que cada uno defendemos sino que, para una perfecta y arm¨®nica convivencia entre vascos, ser¨ªa suficiente con que cada uno de nosotros renunci¨¢semos a lo accesorio y superfluo, que cada uno de nosotros no nos agarr¨¢semos a los nominalismos como si en ello nos fuera la vida y as¨ª, con la peque?a renuncia de cada uno pudi¨¦semos ganar todos.
La creaci¨®n de puentes entre partidos y sensibilidades era defendida a capa y espada por JuanMari. Las complicidades, a su entender, hay que trabajarlas y para ello que mejor que ir tejiendo una telara?a de buenas sinton¨ªas personales que puedan ir agilizando las complicidades pol¨ªticas.
En estos momentos donde las expectativas creadas quiz¨¢s sean hasta excesivas pero siendo conscientes que esa esperanza no tiene otra base que la necesidad que este pueblo tiene de solucionar este conflicto de forma definitiva, normalizar la situaci¨®n y alcanzar la paz, hago un llamamiento a los pol¨ªticos para que trabajen a¨²n con m¨¢s ah¨ªnco, sin miedo a la cr¨ªtica de los extremistas.
Para finalizar, recordando aquella tarde en una terraza de un bar de Legorreta donde en una conversaci¨®n con JuanMari, le suger¨ª que dejase sus trabajos de Chile y se incorporase al equipo de asesores que Zapatero iba a necesitar para abordar la cuesti¨®n vasca, no quisiera cerrar esta misiva sin rogar a ETA que imite al IRA y abandone las armas de forma definitiva. Y por otra parte, a Zapatero, que allane el camino de la soluci¨®n abordando una cuesti¨®n tan espinosa y delicada como es el acercamiento de los presos.
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