No digas a Dios lo que debe hacer
Ser¨ªa el colmo que Einstein hubiera deducido la expansi¨®n del universo 10 a?os antes de que Edwin Hubble la descubriera con su telescopio. La gente, que ya estaba mosca con la inveros¨ªmil sagacidad de la teor¨ªa de la relatividad, habr¨ªa colmado su sospecha de que el f¨ªsico jud¨ªo recib¨ªa filtraciones interesadas del Supremo, departamento de creaciones. ?Se imaginan? Llega el tipo, monta una rueda de prensa en 1916 y anuncia que sus ecuaciones de la relatividad permiten inferir que el universo se expande. La gente empieza a decir que esta vez Einstein se ha pasado, que de tanto pensar se le ha fundido el seso, y 10 a?os despu¨¦s aparece Hubble, descubre que las cefeidas se corren al rojo y demuestra as¨ª que Einstein ten¨ªa raz¨®n. Hasta Hollywood rechazar¨ªa el gui¨®n por inveros¨ªmil. Y, sin embargo, no estuvo lejos de ocurrir, como ver¨¢n.
Einstein podr¨ªa haber deducido la expansi¨®n del universo 10 a?os antes de que lo hiciera Hubble
Seg¨²n la relatividad general -la teor¨ªa de la gravedad que Einstein descubri¨® en 1916, tras 10 a?os de persecuci¨®n obsesiva-, los objetos deforman el espacio y el tiempo (el espaciotiempo) de su entorno, como una bola de petanca deforma una cama el¨¢stica. Si hay otra bola de petanca rodando por las proximidades, la deformaci¨®n har¨¢ que caiga en espiral hacia la primera (y viceversa). Esas danzas geom¨¦tricas de los objetos -manzanas, planetas, galaxias- abandonados a una ca¨ªda libre perpetua por las sinuosas pendientes del espaciotiempo, esa coreograf¨ªa c¨®smica es lo que los mortales hab¨ªan percibido torpemente como "gravedad", hasta 1916.
Pero Einstein, pese a todo el amor y la confianza que sent¨ªa por esa criatura suya, parida con tanto esfuerzo, no pudo ignorar que la relatividad general ten¨ªa un problema grave: si los grandes grumos de masa del universo, los c¨²mulos y superc¨²mulos de galaxias, deforman a conciencia la cama el¨¢stica del espaciotiempo, el universo deber¨ªa colapsarse en una org¨ªa de superc¨²mulos de galaxias rodando pendiente abajo hasta el sumidero c¨®smico creado por ellos mismos. Y Einstein, como todo el mundo en 1916, sab¨ªa que el universo era est¨¢tico. De modo que se invent¨® una fuerza repulsiva, una especie de ventilador situado debajo de la cama el¨¢stica, que viniera a compensar las deformaciones causadas por las bolas. La llam¨® "constante cosmol¨®gica", y eligi¨® su magnitud de manera arbitraria pero cuidadosa para que el universo pudiera seguir siendo est¨¢tico a gran escala, como exig¨ªa el buen tono.
Pero, puestos a introducir una fuerza repulsiva que evitara el colapso, mucho m¨¢s f¨¢cil hubiera sido hacer que superara a la gravedad, porque para eso no hace falta mucho ajuste arbitrario. Se pone el ventilador a tope y ya est¨¢. Si Einstein hubiera adoptado esa soluci¨®n f¨¢cil al problema del colapso, habr¨ªa deducido que el universo estaba en expansi¨®n 10 a?os antes de que lo descubriera Hubble. No estuvo tan lejos de ocurrir, amigos de Hollywood.
De hecho, el cura belga Georges Lama?tre s¨ª dedujo de las ecuaciones de Einstein que el universo se expande. Y lleg¨® m¨¢s lejos a¨²n: en 1927, un a?o antes de las observaciones de Hubble, postul¨® que el universo se hab¨ªa originado como un "super¨¢tomo" denso y caliente que explot¨® dando lugar a la expansi¨®n que vemos ahora. Es probable que la motivaci¨®n de Lama?tre tuviera una componente religiosa o metaf¨ªsica: frente a un universo est¨¢tico regido por los m¨¢s ateos mecanicismos, el Big Bang ofrec¨ªa un aceptable reflejo cosmol¨®gico del relato del G¨¦nesis.
La versi¨®n moderna del Big Bang es la teor¨ªa de la inflaci¨®n c¨®smica. Uno de sus autores, el f¨ªsico Andrei Linde, dijo al descubrir esa idea: "Es imposible que Dios renunciara a una estrategia tan buena para simplificar su trabajo".
La frase m¨¢s conocida de Einstein -"Dios no juega a los dados con el mundo"- pretend¨ªa ser una refutaci¨®n del extra?o universo de la mec¨¢nica cu¨¢ntica que ven¨ªa dibujando Niels B?hr, una f¨ªsica donde las certezas hab¨ªan sido sustituidas por meras probabilidades. Menos conocida es la respuesta de B?hr: "Bah, deja de decirle a Dios lo que debe hacer".
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