Porno de verano: una discusi¨®n teol¨®gica
Acabo de repasar la cartelera X de Digital+ para esta semana y no me suenan los t¨ªtulos. En realidad suenan mucho (Polvo al sol, Internado de se?oritas, La princesa virgen, A ellas les gusta que...), pero confieso que estoy desfasado. Porque hubo un tiempo, y perdonen la chuler¨ªa friki, en el que fui uno de los m¨¢ximos eruditos europeos en materia de porno y estaba completamente al d¨ªa en la producci¨®n global del popular subg¨¦nero cinematogr¨¢fico que constituye la materia prima del vicio solitario.
Aprovechando que estoy solo, que mi nieto Sami est¨¢ en la playa y no hay nadie ni en casa ni en el jard¨ªn, ni siquiera las vacas y los perros de mi vecino Ricardo, les voy a contar mis tratos ¨ªntimos con el g¨¦nero X. Aqu¨ª donde me ven como abuelo responsable, resulta que fui el introductor del porno televisivo en los tres pa¨ªses m¨¢s cat¨®licos y vaticanos de Europa: Espa?a (Canal+), Italia (Telepiu, ahora Sky Italia) y Polonia (Canal+ Polonia), y todav¨ªa no me han excomulgado. Si el vicio solitario es pecado, y me parece que todav¨ªa lo es, me confieso responsable de miles y hasta millones de pecados por aquel principio del derecho can¨®nico que reza: "El que es causa de la causa es causa del mal causado por la masturbaci¨®n". Doctrina que no s¨®lo hay que aplicar a las estrellas y a los productores, sino tambi¨¦n a los exhibidores de la mercanc¨ªa audiovisual.
Hubo un tiempo, y perdonen la chuler¨ªa friki, que fui uno de los m¨¢ximos eruditos europeos en materia de porno
Nunca tuve problemas con los consejos de administraci¨®n de Polonia y Espa?a, excepto un cierto nerviosismo de Eugenio Gald¨®n, que entonces estaba conectado en red con el Vaticano, con ciertas humedades de Educando a Jamie, con la famosa pornostar Jamie Summer, una monada, y que fue el primer X que se emiti¨® en este pa¨ªs, todo un hito. Y para tranquilizar m¨¢s que nada la conciencia de Gald¨®n se cortaron las gotas de la maravillosa espalda de Jamie (inventamos lo ya inventado: la versi¨®n soft para hoteles) y luego, lo juro, nunca m¨¢s se toc¨® una imagen con o sin humedades. Ni siquiera los primeros viernes de mes, con todo lo que esa fecha implica en la vida cotidiana de muchas generaciones, tuvo el menor problema. Aunque yo ya me hab¨ªa fabricado una respuesta por si las moscas cojoneras: "Si se peca precisa y mortalmente ese d¨ªa, entonces hay que confesarse otra vez y de inmediato, con lo cual se fideliza todav¨ªa m¨¢s al abonado a la parroquia".
Durante d¨ªas esperamos la reacci¨®n de los telespectadores (ya hab¨ªamos logrado ser una parroquia de varios cientos de miles de abonados), pero s¨®lo nos llegaron algunas cartas de protesta porque no respet¨¢bamos los t¨ªtulos originales del porno de Hollywood (lo bautizamos como "el sexo de Los ?ngeles"), sobre todo cuando se trataba de los cl¨¢sicos (John Holmes, Serena, Traci Lords, la Haven, Zara White). Por tanto, quedaba demostrado cient¨ªficamente: Espa?a por fin empezaba a ser un pa¨ªs tipo Benelux y sobraban todas aquellas historias del somos diferentes.
En cambio, las pas¨¦ canutas con la Conferencia Episcopal italiana del imponente cardenal Ruini cuando en Italia repetimos en Telepiu la misma "operaci¨®n normalizadora" con Esclavas del desierto; y esta vez la pionera-misionera fue Selen, una estrella nacional del hard e inmediatamente despu¨¦s otro mito casero, Rocco Sigfredi, un chaval muy simp¨¢tico al que trat¨¦ bastante y que cuando ven¨ªa a visitarnos a la emisora de Mil¨¢n les regalaba a las secretarias su pene monumental comercializado en l¨¢tex.
Fui inmediatamente convocado por los tonsurados del cardenal Ruini, en una sesi¨®n p¨²rpura que nunca olvidar¨¦, y me salv¨® una nueva versi¨®n l¨®gica de aquel eslogan del padre Peyton, el de los rosarios medi¨¢ticos, que ten¨ªa grabado. Respir¨¦ hondo, cont¨¦ hasta tres y les dije con prosodia acojonada: "Monse?ores, el matrimonio que ve el porno unido, permanece unido y no se divorciar¨¢. Por lo menos, hasta el d¨ªa siguiente". Y como los italianos, laicos o consagrados, son unos pragm¨¢ticos, me dieron el nihil obstat y tan amigos. Pero sal¨ª de all¨ª con una duda teol¨®gica que a¨²n hoy me obsesiona, cuando las dos pen¨ªnsulas ya est¨¢n requetenormalizadas. La paja matrimonial ante un porno televisivo y codificado es un pecado venial, de acuerdo. Pero ?es un pecado o son dos muy distintos? M¨¢s todav¨ªa, la suma de dos veniales ?hacen un mortal por regodeo? En tal caso, ?qui¨¦n de los dos tiene que confesarlo antes del primer viernes de mes?
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