El cante del buen gusto

Ginesa Ortega cant¨® con gusto y por derecho la primera mitad de su concierto: un recorrido por estilos matrices del flamenco, demostrando que los conoce y los interpreta cuando quiere. No es exacto que los interprete de manera absolutamente ortodoxa, pues Ginesa tiene ya su propio modo de cantar y el eco del cante toma formas propias en su voz, pero el resultado es desde luego ortodoxo.

Cantaora completa, que sabe c¨®mo plantearse los temas y c¨®mo resolverlos. Su voz hiere con frecuencia, a fuerza de ponerle mucho coraz¨®n a lo que hace. Hiere porque cada palabra de sus textos lleva una carga emotiva considerable. A veces, incluso, se pasa un poco poniendo excesivo ¨¦nfasis en el acento de alguna s¨ªlaba, pero tampoco importa demasiado.

En la segunda parte cambi¨® radicalmente de g¨¦nero. Dej¨® el flamenco para irse a la canci¨®n, acompa?ada por el notable pianista Javier Galiana. Boleros y copla fundamentalmente. No era flamenco pero estaba bien hecho y prendi¨® con fuerza en la audiencia.