Historias en blanco y negro
Con sus retratos documenta la vida que la sociedad ignora. La norteamericana Mary Ellen Mark, un mito de la fotograf¨ªa, se ha acercado a los marginales, a los dementes, a las prostitutas, y con su c¨¢mara ha trazado su historia ignorada. El libro 'Exposure' recoge sus grandes fotograf¨ªas.
Mary Ellen Mark es una mujer temperamental. Se percibe desde el primer momento en que uno se adentra en su estudio neoyorquino del Soho, donde tras la colonizaci¨®n comercial que se produjo en los a?os noventa apenas quedan ya artistas. Su espacio es uno de los pocos que resisten la embestida del disparatado aumento de los precios de los alquileres, pero ella ha peleado por mantenerlo, como siempre ha hecho con todo lo que realmente le importa. Y quiz¨¢ por eso lo ha llamado Falkland Road, como una de sus series de fotograf¨ªas m¨¢s emblem¨¢ticas, tomadas en los prost¨ªbulos de esa calle de Bombay en 1978.
En el estudio de Mary Ellen Mark el trabajo de toda su vida est¨¢ archivado en gigantescas librer¨ªas. En este luminoso loft, la fot¨®grafa, que acaba de cumplir 65 a?os, pasa la mayor parte del d¨ªa. De las paredes cuelgan decenas de fotograf¨ªas colocadas sin orden aparente, pero con una sutil conexi¨®n entre ellas que a simple vista parece dif¨ªcil de explicar. Es la misma sensaci¨®n que produce su ¨²ltimo libro, Exposure, una selecci¨®n de 134 im¨¢genes que abarcan sus cuarenta a?os de carrera, y en el que Mary Ellen Mark ha trabajado durante dos a?os. Son las im¨¢genes con las que se siente emocionalmente m¨¢s cercana, fotograf¨ªas con una carga profundamente humana que la han convertido en una de las mejores profesionales de su generaci¨®n. La mayor¨ªa de ellas pertenecen a alguna de las series con las que ha tratado de documentar a grupos sociales en contextos problem¨¢ticos concretos: homeless, prostitutas, ni?os de la calle, jubilados, enfermos mentales? Y aunque muchas fueron ya publicadas, otras permanec¨ªan ocultas en su archivo personal.
"Se est¨¢ explotando tanto lo de los famosos que sin estrellas no hay historia, y al final todas las fotos cuentan lo mismo"
"Lo que deseo es que mis im¨¢genes provoquen sensaciones. El mundo tiene que saber c¨®mo viven otros seres humanos"
Al entrar en su estudio, lo primero que se escucha es su voz. Tiene el pelo muy negro, recogido en unas trenzas largas que le dan un aire entre na?f y hippy, y vestida de negro riguroso. Su marido, Martin Bell, un director y productor brit¨¢nico con quien Mark ha colaborado en numerosos proyectos, est¨¢ viendo uno de sus documentales, Gemelos, un proyecto complementario de otro de los libros de la fot¨®grafa en el que aparecen varias parejas de gemelos. "Es uno de mis trabajos favoritos", se?ala Mark. "Siempre me han intrigado los gemelos, es inquietante ver a dos personas tan iguales; visualmente es atractivo y humanamente es siempre sorprendente", explica.
Mary Ellen Mark no parece muy interesada en hablar. "Todo lo que hoy se hace en la prensa tiene un objetivo puramente comercial. No se profundiza en las historias. Todo es dinero. Y lo peor es que no creo que haya vuelta atr¨¢s. El trabajo que yo hago no es rentable, as¨ª que ahora me lo tengo que financiar sola. Hace cuarenta a?os, cuando comenc¨¦ a trabajar como fot¨®grafa documental, hab¨ªa revistas como Life que te encargaban un reportaje en el que pod¨ªas trabajar durante meses y pod¨ªas entender las situaciones en las que te sumerg¨ªas, y ser realmente veraz y poner el acento en problemas sociales. Ahora no hay publicaciones que hagan eso porque contar historias sobre gente com¨²n no vende. Se est¨¢ explotando tanto el concepto famosos que sin famosos dentro no hay historia. Y al final todo el mundo cuenta lo mismo, tanto por escrito como en im¨¢genes. Todas las fotograf¨ªas de ese tipo son iguales. Creo que el ¨²nico gran retratista de estrellas es Irving Penn, porque sabe mostrarlas en toda su humanidad", remacha con rotundidad.
No obstante, en Exposure no faltan las im¨¢genes de celebridades, aunque son muy contadas. Una de ellas es una fotograf¨ªa tomada en el rodaje de la pel¨ªcula Satyricon, de Federico Fellini, en la que el director italiano aparece de espaldas dando ¨®rdenes con un meg¨¢fono. Mary Ellen Mark la tom¨® cuando ten¨ªa 29 a?os. Fue su primer gran encargo profesional para la revista Look: pasar tres meses junto al "gran Federico". "Entonces, las cosas tambi¨¦n eran diferentes en el cine. No exist¨ªa esa obsesi¨®n por los famosos ni tampoco esa necesidad por mostrarles siempre perfectos. Eras libre de pasearte a tus anchas por un rodaje. Es un trabajo comercial, pero, al contrario que muchos otros, es enriquecedor porque aprendes mucho de la gente del cine. En esa industria hay muchos creadores con talento, y no me refiero s¨®lo a los directores o actores, sino a los t¨¦cnicos an¨®nimos".
Entre los muchos cineastas que ha conocido tambi¨¦n est¨¢ Luis Bu?uel, con quien pas¨® algunos d¨ªas en Espa?a durante el rodaje de Tristana. "Recuerdo que le ten¨ªa cierto temor reverencial, se hac¨ªa respetar", dice del director espa?ol. Recientemente ha estado en Marruecos tomando fotograf¨ªas en el rodaje de Babel, la nueva pel¨ªcula de Alejandro Gonz¨¢lez I?¨¢rritu, el director de Amores perros. "Es uno de los pocos que a¨²n te permiten trabajar con libertad en sus rodajes. Es un hombre con visi¨®n y procede de un pa¨ªs fascinante, M¨¦xico".
All¨ª es donde ha encontrado su nueva fuente de inspiraci¨®n, despu¨¦s de haberle dedicado casi treinta a?os a la India. Ahora encuentra en M¨¦xico las sensaciones que le fascinaron la primera vez que viaj¨® a lo que considera casi como una segunda patria. Desde su primer viaje a la India en 1968, Mary Ellen Mark no ha dejado de volver all¨ª para mostrar c¨®mo vive la gente. "El mundo tiene que saber c¨®mo viven otros seres humanos. Pero hay que mostrarles siempre con dignidad. En el fondo, lo que intento es que mis im¨¢genes provoquen sensaciones", explica.
Mary Ellen Mark fue una de las primeras en fotografiar a la madre Teresa de Calcuta poco despu¨¦s de que recibiera el Premio Nobel de la Paz, y a pesar de que lo recuerda como un proyecto dif¨ªcil, "porque ella era una mujer poco accesible", nada es comparable a lo que supuso ganarse la confianza de las prostitutas de Falkland Road. Entrar en su mundo fue una labor de paciencia y perseverancia que dur¨® semanas, pero Mary Ellen Mark estaba decidida a fotografiar sus vidas y aguant¨® sus insultos y sus desplantes hasta que la aceptaron en su ambiente. "Es muy testaruda. Si se le mete algo en la cabeza es muy dif¨ªcil que tire la toalla", asegura su marido, a quien conoci¨® en el rodaje de Ragtime, de Milos Forman, hace 25 a?os. Mary Ellen Mark acab¨® haci¨¦ndose tan amiga de las habitantes de los burdeles de Falkland Road que vivi¨® con ellas durante tres meses. Aquella experiencia la traslad¨® a un reportaje para la revista Life y a un libro que la hizo c¨¦lebre. "Sin duda me ayud¨® el ser mujer. Creo que se nos abren m¨¢s puertas porque resultamos menos amenazadoras".
En la India aliment¨® otra de sus pasiones: el circo. "Es culpa de Fellini y sus pel¨ªculas", asegura. Ni?as contorsionistas, elefantes juguetones, gorilas impertinentes, domadores de leones? Siempre que Mary Ellen Mark viajaba a alguna ciudad india averiguaba qu¨¦ circo hab¨ªa en las inmediaciones y consegu¨ªa ganarse la amistad de sus artistas. Es el mismo ritual que ha seguido con otros protagonistas de su obra.
Tiny, una ni?a que se prostitu¨ªa en las calles de Seattle en 1983, es quiz¨¢ el mejor ejemplo de las relaciones que la fot¨®grafa ha sido capaz de establecer con quienes se ponen frente a su objetivo. "La conoc¨ª cuando ten¨ªa 13 a?os. La revista Life me envi¨® a Seattle a hacer un reportaje sobre ni?os de la calle, y ella era una de las m¨¢s j¨®venes. Entablamos una relaci¨®n muy fuerte, que a¨²n se mantiene. A lo largo de los a?os he vuelto varias veces a fotografiarla. Ahora tiene nueve hijos y acaba de salir de una depresi¨®n. Tiny tiene esa extra?a cualidad que la permite ignorar la c¨¢mara y estar siempre c¨®moda frente a ella. Y adem¨¢s es una amiga", explica Mary Ellen Mark.
Aquel reportaje fue el principio del documental Streetwise, por el que su marido fue candidato al Oscar. Bell utiliz¨® los contactos que hab¨ªa hecho Mark para introducir c¨¢maras de cine en el entorno de estos adolescentes que tonteaban a diario con la vida y la muerte. "Muchos no han sobrevivido. Por eso me siento afortunada de poder a¨²n seguir viendo a Tiny", dice Mary Ellen, quien afirma que jam¨¢s ha pagado a nadie para tomar su foto. "Es un mal vicio: una vez que empiezas no se puede parar. Ning¨²n fot¨®grafo deber¨ªa hacerlo", sentencia.
Ella, que escogi¨® no tener hijos "porque no vengo de una familia excesivamente feliz", creci¨®, no obstante, fascinada por las fotograf¨ªas de esa misma familia, que ojeaba una y otra vez al volver a casa despu¨¦s del colegio. "Me enamor¨¦ de la sensaci¨®n de ver el tiempo congelado, paralizado", recuerda. A los nueve a?os le regalaron una c¨¢mara Brownie, con la que retrataba su peque?o mundo. Pero nunca pens¨® en dedicarse a esta profesi¨®n, hasta que decidi¨® entrar en un curso de fotograf¨ªa y desde ese momento "no hubo vuelta atr¨¢s. Me convert¨ª en adicta a la posibilidad de entablar relaciones con la gente a trav¨¦s de la c¨¢mara, de expresar sentimientos con ella". Curiosamente, a Mary Ellen Mark no le gusta, como a otros fot¨®grafos, tomar im¨¢genes de sus amigos ni hacer autorretratos. "No s¨¦ por qu¨¦ me resulta mucho m¨¢s f¨¢cil acercarme a los desconocidos". Y ¨¦sa es precisamente una de las cosas que les propone a sus alumnos durante los talleres que imparte varias veces al a?o tanto en Nueva York como en Oaxaca (M¨¦xico).
Durante uno de esos talleres, organizado en su estudio el pasado junio y al que invit¨® a asistir a EPS, Mary Ellen Mark insist¨ªa ante sus alumnos en la necesidad de que cada fot¨®grafo encuentre un lenguaje propio. "Lo peor que puedes escuchar es que tu trabajo se parece al de otro", explicaba ante una veintena de admiradores que, seg¨²n Mary Ellen, "tienen un futuro muy dif¨ªcil, porque aspirar a hacer fotograf¨ªa documental hoy significa morirse de hambre".
Una de sus armas para la ense?anza es una carpeta de recortes en la que se suceden los ejemplos de fotograf¨ªas actuales de famosos al estilo de las que se publican en la revista Vanity Fair junto a las que aparecen im¨¢genes muy parecidas tomadas por ella con anterioridad. "La gente copia constantemente, y eso es algo que no soporto. Hoy muchos fot¨®grafos famosos no tienen ning¨²n reparo en publicar im¨¢genes que tratan de vender como originales y que en realidad son meras copias de artistas de otras ¨¦pocas. A m¨ª hay alguien que me ha copiado muchas veces, y estoy harta. Pero estoy preparando mi venganza", afirma misteriosa sin querer decir qui¨¦n es esa persona.
Seg¨²n Mary Ellen Mark, que acaba de ser elegida recientemente la mejor fot¨®grafa de todos los tiempos por los lectores de la revista American Photography y que cuenta entre otros premios con el World Press Award al trabajo de toda una vida, lo que le ocurre a muchos de sus alumnos es que acuden a sus talleres sabiendo muy poca historia de la fotograf¨ªa. "A veces no saben ni qui¨¦n es Robert Frank, y eso es una cat¨¢strofe. Hace poco una revista hizo un listado con los mejores de todos los tiempos, y todos los que aparec¨ªan eran fot¨®grafos comerciales. Me enfada much¨ªsimo porque a los j¨®venes no se les est¨¢ ense?ando lo que se deber¨ªa".
Mary Ellen Mark ha sido una de las m¨ªticas fot¨®grafas de la agencia Magnum, pero nunca ha estado en una guerra. "Me aterroriza la idea, no ser¨ªa capaz", asegura. Sin embargo, s¨ª se atrevi¨® a pasar un mes en un hospital mental de mujeres, del que surgi¨® su libro Ward 81, uno de los 15 que ha publicado. "Fue una experiencia dura, pero aprend¨ª mucho. Fue parte de la promesa que me hice a m¨ª misma de tomar siempre im¨¢genes que hicieran sentir, fotos sobre personas que me preocupan. Creo que puedo decir que soy una mujer muy afortunada". Sus fotos, crudas, tiernas, reales, son la clave silenciosa de lo que ella llama suerte.
El libro 'Exposure. Las fotograf¨ªas icono de Mary Ellen Mark', con texto de Weston Naef, est¨¢ editado por Phaidon.
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