Salvador Cort¨¦s acredita torer¨ªa de muchos quilates
El inter¨¦s del festejo estuvo centrado en la actuaci¨®n de Salvador Cort¨¦s frente al sexto de la tarde. La faena la ciment¨® sobre la mano derecha. Cit¨® al toro de lejos y le enjaret¨® derechazos largos, rematados por un pase de pecho hondo. Sigui¨® citando de lejos y repartiendo muletazos con la mano diestra llenos de temple y calidad. A continuaci¨®n, volvi¨® a exhibir profundidad y dominio en nuevos pases de pecho. La serie que instrument¨® con la zurda llevaba templanza. Se adorn¨® en los momentos justos, porque sab¨ªa -o pensamos que sab¨ªa- que un adorno oportuno es la luz auxiliar de las buenas faenas. Este torero es uno de los pocos en los que vale la pena fijarse de todo el escalaf¨®n. Demuestra que atesora gusto, calidad, empaque, esto es, torer¨ªa de la buena. Vale decir, el toreo de siempre, el que est¨¢ llamado a permanecer. "Solamente lo fugitivo permanece y dura", dijo Quevedo. Se dir¨ªa que el vate cl¨¢sico dej¨® fijada su sentencia para Cort¨¦s.
Camacho / Roble?o, Vega, Cort¨¦s
Toros de Carmen Camacho: de c¨®modas cabezas y faltos de fuerza, sobresalieron el 2? y el 6?. Fernando Roble?o: silencio y vuelta al ruedo. Salvador Vega: oreja y silencio. Salvador Cort¨¦s: aplausos, oreja y petici¨®n de la segunda. Plaza de Vitoria. 2? de feria. Menos de media entrada.
Fernando Roble?o sustituy¨® a Finito de C¨®rdoba. No aport¨® nada en su labor. Salvador Vega fue quien sustituy¨® a El Fandi. Tampoco dej¨® gran cosa sobre la arena, exceptuando algunos muletazos templados y con cierto gusto a su primero, segundo de la tarde.
L¨¢stima de fuerza del segundo y, sobre todo, del sexto, porque ten¨ªan fijeza y movilidad. Siempre la maldita falta de fuerza de los toros.
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