Las audiencias no van a misa
Una de las pruebas irrefutables de que la televisi¨®n evoluciona como todo bicho viviente, aunque algo m¨¢s despacio de lo que sospechaba Darwin, es que los famosos ya no dicen aquello de "mi p¨²blico"; ahora todos y todas pronuncian "mi audiencia". Ah¨ª ha habido una mutaci¨®n gen¨¦tica sobre la que conviene reflexionar cient¨ªficamente con permiso de mi vecino de abajo, Javier Sampedro, porque no es lo mismo que Carmen Sevilla diga lo de "mi p¨²blico" con la c¨¦lebre prosodia Cifesa, que la fierecilla domada, ahora acosada, se haya reconvertido al lenguaje estad¨ªstico y matem¨¢tico del aud¨ªmetro de Sofres y suelte con el mismo gracejo sevillano lo de "mi audiencia" para defenderse de los leones en las arenas rosa y movedizas de nuestro circo medi¨¢tico de sesi¨®n continua.
El dinero gastado en el 'spot' es proporcional a la calidad del programa, es decir, al dinero invertido en producirlo
Aquello del "cari?o de mi p¨²blico" as¨ª como el orgullo gen de la madre del artista fueron las bases del famoseo espa?ol y yo, como fan educado en esos principios, no soporto escuchar a la acosada Carmen Sevilla hablando de shares, cuotas de mercado, tantos por ciento y ra¨ªces cuadradas del prime time. En tiempos de la Sevilla no hab¨ªa algebraicas mediciones de audiencia ni siquiera box-office cinematogr¨¢fico, y el ¨²nico aud¨ªmetro para tasar la fama era el oj¨ªmetro.
Ustedes comprender¨¢n que tenga nostalgia de la era no cient¨ªfica de la tele, cuando el p¨²blico no era una sabidur¨ªa exacta y la programaci¨®n se hac¨ªa por magia simp¨¢tica o prestidigitaci¨®n. En esto, como en la Gran Ciencia, se trata de eliminar el molesto principio de incertidumbre o de domarlo con el l¨¢tigo cu¨¢ntico. La prueba es que utilizan agosto para hacer tests cient¨ªficos bajo el calor, experimentos en probeta a casi 40 grados Farenheit, sobre si funcionar¨¢n o no los programas del pr¨®ximo invierno. Como est¨¢n haciendo ahora con Maneras de sobrevivir (no sobrevivir¨¢), Mujeres desesperadas (?funciona!), Perdidos (depende de los reflejos de los tel¨¦filos) y Operaci¨®n Triunfo (est¨¢ cantado).
Pero esta reconversi¨®n del p¨²blico en audiencia, de un casticismo muy concreto en una precisi¨®n tan aburrida, tiene sus problemas en pantalla. Me refiero al p¨²blico realmente asistente a los plat¨®s del circo rosa. Cuando el p¨²blico se mut¨® en audiencia, los responsables de llenar los plat¨®s con gente para aplaudir, los regidores, tambi¨¦n se reconvirtieron. Al p¨²blico de una emisi¨®n con share del 23,57% hab¨ªa que exigirle in situ y en directo un comportamiento en ebullici¨®n del mismo calibre aritm¨¦tico. Ah¨ª empez¨® un nuevo y lamentable fen¨®meno televisivo, la robotizaci¨®n del p¨²blico, que tambi¨¦n me hace a?orar los tiempos de las risas enlatadas. Prefiero mil veces una sit-com nacional o de colonizaci¨®n con carcajadas pregrabadas que mil plat¨®s con p¨²blico real pero enjaulado y obedeciendo ciegamente las ¨®rdenes del director de pista. El ¨²nico plat¨® en donde vi por ¨²ltima vez un p¨²blico gamberro fue en Cr¨®nicas marcianas, pero tambi¨¦n era audiencia cautiva, fans y frikis militantes, abonados a Javier Sard¨¢.
Llegados a este punto, sostengo que la ¨²nica manera de distinguir entre un p¨²blico abstracto pero cari?oso y una audiencia exacta pero robotizada, es la publicidad; la madre del cordero audiovisual y de todas las batallas medi¨¢ticas. Pues bien, en este asunto sobran los aud¨ªmetros y huelgan las reacciones del plat¨®. Es mucho m¨¢s sencillo. S¨®lo hay que mirar atentamente los spots que interrumpen la emisi¨®n porque la publicidad es la ¨²nica ciencia del universo audiovisual que merece el t¨ªtulo de "exacta" y los publicitarios espa?oles son los aut¨¦nticos batas blancas de nuestra televisi¨®n. Si un programa de mucho share est¨¢ rodeado de spots aterradores, tipo champ¨²s y detergentes baratos, mensajes SMS con tono, politono y megatono, p¨®cimas, m¨¢quinas y fajas de adelgazar y dem¨¢s especialidades cutres de las teles locales, publicidades en las que siempre hay que utilizar el m¨®vil, entonces no falla: el programa es una mierda o sencillamente telebasura. Pero cuando los cortes publicitarios trafican con los grandes logos (son de Nike o Reeboks, ahora fusionados contra Adidas; son de Danone o Pepsi, tambi¨¦n fundidos en una misma burbuja de la globalizaci¨®n, o a cualquier otra marca fusionada o fusionable), entonces no cambies de canal y no olvides esta otra ley: el dinero gastado en el spot es directamente proporcional a la calidad del programa, es decir, al dinero invertido en producirlo. As¨ª, a oj¨ªmetro, no hay mejor aud¨ªmetro.
Por tanto, querida Carmen, nunca m¨¢s pronuncies "mi audiencia". Porque aunque te hayan dicho lo contrario, las audiencias no van a misa y tu p¨²blico, s¨ª.
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