El S¨¢hara Occidental, ?un conflicto sin soluci¨®n?
El autor considera que hoy es m¨¢s necesaria que nunca la mediaci¨®n internacional para encontrar puntos de aproximaci¨®n entre las partes
El 14 de noviembre se cumplir¨¢n 30 a?os de los Acuerdos Tripartitos de Madrid por los que el ¨²ltimo Gobierno de la dictadura pon¨ªa fin a la presencia colonial espa?ola en el S¨¢hara Occidental; ced¨ªa la administraci¨®n temporal a Marruecos y Mauritania -que renunciar¨ªa a la misma en 1979-, aunque no la soberan¨ªa (nadie puede dar lo que no tiene), y formalmente, no daba por concluido el proceso hasta que "la opini¨®n de la poblaci¨®n saharaui se haya expresado v¨¢lidamente" (Jaime De Pini¨¦s, embajador de Espa?a en la ONU, 26 de febrero de 1976). La descolonizaci¨®n se llev¨® a cabo tarde, mal y de manera precipitada ante la presi¨®n pol¨ªtica a que estaba dando lugar el fin de la dictadura; la divisi¨®n de opiniones (celebraci¨®n del refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n o cesi¨®n a Marruecos) en el Gobierno de Arias Navarro, aquejado del "s¨ªndrome portugu¨¦s"; la creciente agresividad de Rabat (Marcha Verde); la ambig¨¹edad de Argelia en los meses precedentes; la actividad militar del Frente Polisario y el apoyo de Francia y EUA a las tesis de Marruecos. La responsabilidad de lo sucedido se reparte, pues, entre el Gobierno de Arias y el resto de partes implicadas. Adem¨¢s, el conflicto nac¨ªa viciado, porque al litigio de soberan¨ªa se superpon¨ªan los efectos de la Guerra Fr¨ªa y de la pugna por la hegemon¨ªa en el Magreb.
La descolonizaci¨®n del S¨¢hara se llev¨® a cabo tarde, mal y de manera precipitada
Cualquier mediaci¨®n debe tener en cuenta los cambios habidos desde 1975
La descolonizaci¨®n del S¨¢hara Occidental dej¨® entre la opini¨®n p¨²blica espa?ola un poso de mala conciencia y de responsabilidad hist¨®rica que se tradujo en un importante apoyo humanitario al pueblo saharaui. Treinta a?os despu¨¦s, el apoyo humanitario sigue vivo -y hoy es m¨¢s necesario que nunca ante la amenaza de penuria alimentaria en los campamentos de Tinduf-. Otra cuesti¨®n son las presuntas responsabilidades hist¨®ricas. Por una parte, los gobiernos de la democracia no son responsables de los desmanes de la dictadura, cuya primera v¨ªctima fue, a lo largo de cuatro d¨¦cadas, la propia poblaci¨®n espa?ola. Por otra parte, resulta excesivamente f¨¢cil culpar de todo lo que acontece en las antiguas colonias a la ex metr¨®poli, obviando las responsabilidades de las ¨¦lites dirigentes de estos pa¨ªses tras las independencias. En este caso, la no resoluci¨®n del conflicto debe m¨¢s, aunque en desigual medida, a la falta de voluntad pol¨ªtica de las partes implicadas (Marruecos y el Frente Polisario -y Argelia-), o incluso a la incapacidad de Naciones Unidas para resolverlo, que al actual -o anteriores- Gobierno de la democracia espa?ola. En suma, el Gobierno espa?ol debe hacer todo cuanto est¨¦ en su mano por mediar en el conflicto y posibilitar una resoluci¨®n pac¨ªfica y justa del mismo en el marco de Naciones Unidas. Y debe hacerlo no tanto por responsabilidad hist¨®rica, sino por responsabilidad pol¨ªtica en el actual marco de las nuevas relaciones de la UE con los pa¨ªses del Magreb, y por responsabilidad humanitaria, porque la actual situaci¨®n tiene un elevado coste social, humano y econ¨®mico sobre los refugiados de Tinduf, la poblaci¨®n del S¨¢hara Occidental, la de Marruecos y, por extensi¨®n, del resto del Magreb, en la medida en que impide la construcci¨®n de la Uni¨®n del Magreb ?rabe (UMA), pieza clave para mejorar el comercio interregional, el nivel de vida de sus habitantes y las relaciones con la UE.
Al mismo tiempo, cualquier mediaci¨®n debe tener en cuenta los cambios habidos desde 1975. Por una parte, el escenario resultante de la guerra de 1976-1991, que supuso una internacionalizaci¨®n del conflicto, pero que, sobre el terreno, gan¨® Marruecos, que sigue ocupando las partes ¨²tiles del territorio; y que, en la esfera diplom¨¢tica, gan¨®, parcialmente, el Frente Polisario, puesto que la Rep¨²blica ?rabe Saharaui Democr¨¢tica (RASD) fue reconocida por la mayor¨ªa de pa¨ªses africanos, lo que dio a pie a su entrada como miembro de pleno derecho en la Organizaci¨®n para la Unidad Africana (OUA) en 1984, y por diversos pa¨ªses de los cinco continentes entre los que no se contaban, sin embargo, ni las grandes potencias, ni la mayor¨ªa de pa¨ªses ¨¢rabes y europeos. Y por otra, el proceso de paz pactado entre las partes en 1988 ha evidenciado las limitaciones de la mediaci¨®n de Naciones Unidas, ya que nunca ha podido ser aplicado ni en su versi¨®n original (el Plan de Arreglo de 1990-1991), ni en la v¨ªa autonomista planteada por James Baker en 2001 y 2003.
Con la intenci¨®n de analizar el conflicto, el Instituto Europeo del Mediterr¨¢neo (IEMed) reuni¨® a una treintena de expertos en un seminario internacional (Madrid, 2-4 de junio) que elaboraron las siguientes conclusiones. Primero, la necesidad de efectuar un nuevo diagn¨®stico atendiendo a los cambios producidos en el escenario internacional (fin de la Guerra Fr¨ªa, unilateralismo, globalizaci¨®n), regional (crisis de Argelia, proceso de transici¨®n -t¨ªmida y limitada- en Marruecos, disidencias en el Frente Polisario, situaci¨®n de la poblaci¨®n de Tinduf y del S¨¢hara Occidental), y en las sociedades marroqu¨ªes y saharauis. Los cambios han afectado directamente al conflicto y el bloqueo ha permitido la aparici¨®n de nuevas formas de organizaci¨®n econ¨®mica, pero tambi¨¦n de comercio ilegal y de paso clandestino de emigrantes con riesgo de sus vidas por la existencia de minas en la zona de nadie que existe entre Marruecos y el Frente Polisario. Segundo, integrar las iniciativas procedentes de una emergente sociedad civil saharaui y marroqu¨ª, que demandan nuevas respuestas, que no est¨¢n dispuestas a esperar otros 30 a?os para encontrar una soluci¨®n y que tienen puntos en com¨²n a favor de la libertad de expresi¨®n, el respeto a los derechos humanos y la modernizaci¨®n de Marruecos y del S¨¢hara Occidental. Tercero, instar a la UE a comprometerse en la resoluci¨®n del conflicto incluy¨¦ndolo, como punto prioritario, en su agenda de pol¨ªtica exterior mediterr¨¢nea y de vecindad. Por ¨²ltimo, constituir un Grupo Internacional de Trabajo, con capacidad de interlocuci¨®n con las partes, que ayude a romper el bloqueo actual buscando el apoyo de foros internacionales y de las sociedades civiles y de los pa¨ªses vecinos concernidos por el conflicto.
Por ¨²ltimo, no est¨¢ de m¨¢s advertir de que, m¨¢s all¨¢ del movimiento t¨¢ctico del Frente Polisario del pasado mayo -manifestaciones de El Aai¨²n-, la prolongaci¨®n del estancamiento actual s¨®lo puede redundar en una agravaci¨®n de la situaci¨®n y en la desesperaci¨®n de una poblaci¨®n que ve comprometido su futuro por un conflicto sin salida. Hoy es m¨¢s necesaria que nunca la mediaci¨®n internacional para encontrar puntos de aproximaci¨®n entre las partes. En esta l¨ªnea se mueve la diplomacia espa?ola que ha intensificado los contactos para encontrar una salida en el marco de Naciones Unidas, conseguir el nombramiento del nuevo Enviado Personal del Secretario General, Peter van Walsun, ex embajador de Holanda en Naciones Unidas, y de un nuevo responsable de la Misi¨®n de Naciones Unidas para la Organizaci¨®n del Refer¨¦ndum en el S¨¢hara Occidental -Minurso-, funci¨®n que recaer¨¢, probablemente, en un diplom¨¢tico europeo mediterr¨¢neo. A partir de ahora, la Minurso tiene que elaborar un informe sobre los acontecimientos de El Aai¨²n y arbitrar medidas de confianza entre las partes: el Frente Polisario deber¨ªa, tal como ha prometido, liberar a los presos marroqu¨ªes y esclarecer el trato dado a los disidentes, y Marruecos dar cuenta de los desaparecidos saharauis y comprometerse a no utilizar en el futuro la fuerza y la represi¨®n (policial y judicial) contra las manifestaciones de los independentistas saharauis.
Antoni Segura es catedr¨¢tico de Historia Contempor¨¢nea de la Universidad de Barcelona y coordinador del seminario Soluciones para el S¨¢hara.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.