Se mascaba la tensi¨®n
En su cuarto de siglo de existencia, el Festival de Pesaro ha prestado una atenci¨®n especial a la recuperaci¨®n de las ¨®peras "serias" de Rossini como parte fundamental de lo que se conoce como "renacimiento rossiniano". Bianca e Falliero, por ejemplo, se represent¨® en el auditorio Pedrotti en 1986 con una puesta en escena de Pier Luigi Pizzi basada en la arquitectura neocl¨¢sica y el color belliniano de Venecia y con una lectura musical fluida de Donato Renzetti. La ¨®pera, de 1819, es la ¨²ltima que estren¨® Rossini en La Scala, y no aport¨® en su d¨ªa grandes novedades, aunque Stendhal destacase alg¨²n fragmento aislado, como el cuarteto, en estos t¨¦rminos: "Es de lo m¨¢s inspirado que maestro alguno haya hecho jam¨¢s. Lo digo resueltamente y con plena convicci¨®n. Es un momento de genio". Lo que es un hecho es que, a¨²n con momentos brillantes, es una ¨®pera de oficio que exige para su ¨¦xito hoy un tratamiento de recreaci¨®n virtuosista y fascinaci¨®n sonora permanente.
En Pesaro han tratado de dar un paso m¨¢s all¨¢ del esteticismo placentero, intentando una lectura de corte dram¨¢tico
En Pesaro han tratado de dar un paso m¨¢s all¨¢ del esteticismo placentero, intentando una lectura de corte dram¨¢tico. As¨ª, Renato Palumbo ha forzado una versi¨®n musical "a lo Donizetti", con tendencia a sonoridades poderosas y enfatizando los contrastes expresivos. La abstracci¨®n hedonista rossiniana se va quedando por el camino. En un p¨²blico de convenciones, como es el de la ¨®pera, es dif¨ªcil de aceptar una propuesta tan radical. En el primer acto, sobre todo, la agresividad y en cierto modo una monoton¨ªa surgida de la insistencia en unos conceptos poco variados acabaron por imponerse. Faltaba encanto. Ello, a pesar de acompa?amientos aislados, como el del d¨²o, verdaderamente extraordinarios. En la segunda parte, la mejora fue sustancial, lo cual no evit¨® alg¨²n abucheo en los saludos finales. La Sinf¨®nica de Galicia, en su tercer a?o consecutivo en Pesaro, se mostr¨® como una orquesta flexible y disciplinada, s¨®lida y l¨ªrica.
El equipo esc¨¦nico, encabezado por el director teatral Jean-Louis Martinoty y el escen¨®grafo Hans Schavernoch, huy¨® de la contemplaci¨®n f¨¢cil y present¨® desde el comienzo un ambiente de intrigas cortesanas, juegos de espejos y escenas en varios niveles de realidad, que dio como resultado algunos momentos llenos de sugerencias y otros en los que el laberinto y la acumulaci¨®n desembocaban en lo farragoso. Lo m¨¢s conseguido fue el retrato social y pol¨ªtico; lo m¨¢s torpe, la definici¨®n teatral del personaje de Bianca, con una escena de presentaci¨®n intolerable por su blandura y hasta cursiler¨ªa. Los resultados art¨ªsticos no estuvieron a la altura de las intenciones intelectuales, pero hay que valorar sin reservas la ambici¨®n y el riesgo. Para la escena fueron los mayores abucheos de la noche.
No siempre los cantantes resultaron favorecidos por los planteamientos musicales y esc¨¦nicos. Es m¨¢s, finalizado el primer acto, ¨²nicamente se hab¨ªa producido una escena sublime, el d¨²o entre Daniela Barcellona y Mar¨ªa Bayo. Lo dem¨¢s iba m¨¢s o menos fluyendo, pero sin emoci¨®n. En realidad era la representaci¨®n en su conjunto lo que no marchaba. La frialdad en la sala se vio subrayada por algunas protestas. Se mascaba la tensi¨®n y se empez¨® a presagiar la tragedia. Afortunadamente no lleg¨®. Algo pas¨® en el descanso, pues en la segunda parte la historia cambi¨® por completo. Barcellona y Bayo sacaron a flote el coraz¨®n que las caracteriza pero sin perder la cabeza. Barcellona pas¨® de la dureza de la primera parte a la bravura, y provoc¨® los primeros bravos. Bayo bord¨® vocalmente una de las mejores prestaciones de su carrera, con una escena final admirable en t¨¦cnica y expresi¨®n. Su manera un poco mozartiana de abordar a Rossini, su coraje interpretativo, su color fresco y su personalidad vocal, convencieron. Y tambi¨¦n se fueron hacia arriba el tenor Francesco Meli -magn¨ªfico el d¨²o con Bayo- y el bajo Carlo Lepore. En conjunto, fue un espect¨¢culo turbador, inquietante, de los que hacen reflexionar tanto desde el punto de vista musical como esc¨¦nico.
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