El alumno blanco
Jeremy Wariner, apadrinado por Michael Johnson, rompe en los 400 metros el mito de que s¨®lo los negros pueden ser grandes velocistas
Jeremy Wariner represent¨® en los Juegos de Atenas la irrupci¨®n de una espectacular generaci¨®n de atletas estadounidenses. Junto a Justin Gatlin, ganador en los 100 metros, el cuatrocentista tejano signific¨® el final de un ¨¦poca y el comienzo de otra. En Helsinki, la consagraci¨®n de los j¨®venes norteamericanos es total. Gatlin, Tianna Madison (longitud), Bershawn Jackson (400 metros vallas), Michelle Perry (100 metros vallas) y Lauryn Williams (100 metros lisos): todos han salido vencedores en los Mundiales. Todos tienen menos de 23 a?os. Wariner ha ganado el t¨ªtulo ol¨ªmpico y figura entre los atletas m¨¢s cotizados del circuito, pero s¨®lo cuenta 21 a?os. Un explosiva generaci¨®n se prepara para los Juegos de Beijing. Mientras tanto, Wariner tiene un desaf¨ªo m¨¢s cercano: la final de 400 metros, donde encontrar¨¢ una notable oposici¨®n.
El atleta estadounidense no impresiona por su f¨ªsico, pero es veloz y aprende r¨¢pido
La victoria de Wariner en Atenas fue una rareza. Nunca hab¨ªa corrido en Europa, ni en el circuito profesional. En su segundo a?o en la Universidad de Baylor (Texas), no pod¨ªa cobrar un d¨®lar como atleta. Son las reglas del circuito universitario. Lleg¨® a los Juegos con fama de gran proyecto, pero la realidad super¨® las expectativas. No s¨®lo gan¨® la prueba, sino que lo hizo con la precisi¨®n de un veterano. Alguien hab¨ªa detr¨¢s. Se llamaba Clyde Hart, hacedor del mejor especialista de la historia: Michael Johnson, el antiguo alumno de Baylor que todav¨ªa tiene los r¨¦cords mundiales de 200 y 400 metros. Son algo m¨¢s r¨¦cords (19,32 segundos y 43,18s). Son marcas inalcanzables para los atletas actuales.
Johnson med¨ªa la prueba de 400 con una precisi¨®n de relojero. No es sencillo. Los 400 metros hacen pagar a los atletas cualquier descompensaci¨®n. Castiga a los que salen demasiado r¨¢pidos y enga?a a los que pretenden aprovecharse de su fuerza en la ¨²ltima recta, cuando el ¨¢cido l¨¢ctico ataca a los m¨²sculos y los agarrota. Johnson era r¨¢pido, muy r¨¢pido, y eficaz en lo que hac¨ªa. Ahora trabaja de agente. Representa a un atleta. Jeremy Wariner, por supuesto. Wariner quiz¨¢ no tenga las condiciones naturales de su c¨¦lebre predecesor, pero tambi¨¦n es muy listo en la pista. Aprende r¨¢pido de su maestro y desmiente algunos mitos que se hab¨ªan establecido en los ¨²ltimos tiempos. Se dec¨ªa que los blancos no pod¨ªan correr. Correr r¨¢pido, al menos. Wariner es blanco y seguramente es el mejor especialista actual en 400 metros. Lo que parec¨ªa imposible ha ocurrido. Varios cuatrocentistas blancos comienzan a destacar en Estados Unidos. Uno de ellos tambi¨¦n participar¨¢ en la final de hoy. Es Andrew Rock.
El ejemplo de Wariner quiz¨¢ sea trasladable a otras especialidades, donde se descarta de un plumazo a cierto tipo de atletas. En las pruebas de fondo, por ejemplo, donde se ha establecido que s¨®lo hay espacio para los africanos. Y si surgen del valle del Rift, mejor. Lo mismo se dec¨ªa en los 400 metros. Es posible que por encima de debates cient¨ªficos sea conveniente atender a algunas particularidades sociol¨®gicas. En Estados Unidos, hace tiempo que los chicos blancos han dado la espalda a las pruebas de velocidad. De repente, se ha producido un repunte, en buena parte generado por el ejemplo de Jeremy Wariner, un atleta que no impresiona por su f¨ªsico. Pero es veloz y aprende r¨¢pido de sus maestros.
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