Helsinki alumbra una gran generaci¨®n
Las hermanas Dibaba, Allyson Felix, Rashid Ramzi, Jeremy Wariner, Bershawn Jackson, Wallace Spearmon y Kerron Clement forman el futuro encabezados por Justin Gatlin, doble ganador de los 100 y los 200 metros, y por Kenenisa Bekele, de los 10.000
El atletismo necesitaba una regeneraci¨®n y ya la tiene. En los Mundiales de Helsinki han aparecido los atletas que determinar¨¢n una ¨¦poca. Se trata de una gran cosecha, encabezada por Justin Gatlin y Kenenisa Bekele. Los dos vencieron en los Juegos Ol¨ªmpicos de Atenas y ahora se han confirmado como bandera de la nueva generaci¨®n. Se hab¨ªa terminado un gran ciclo sin una sucesi¨®n demasiado clara. Es lo que pasa cuando desaparecen de escena atletas como Maurice Greene, Hicham el Guerruj, Haile Gebreselassie o Mary Decker. El relevo se antojaba imposible, pero en Helsinki se ha impuesto el optimismo. Un grupo de j¨®venes y excelentes atletas ha dominado los Mundiales en casi todas las disciplinas.
Hace 22 a?os, los Mundiales de Helsinki se tomaron como un experimento que result¨® feliz. El atletismo se embarc¨® por primera vez en un gran campeonato de car¨¢cter profesional. Funcion¨® porque hab¨ªa espacio para otro gran acontecimiento entre los Juegos Ol¨ªmpicos y los Mundiales de f¨²tbol. Y, sobre todo, funcion¨® porque surgi¨® una colecci¨®n impresionante de atletas. Fue una de las grandes generaciones que ha dado el atletismo, que debe su transformaci¨®n a gente como Carl Lewis, Steve Cram, S¨¦rgei Bubka o Heike Dreschler, todos los cuales irrumpieron j¨®venes y ganadores en Helsinki 83. El atletismo se aprovech¨® de aquella marea y convirti¨® los Mundiales en el tercer gran acontecimiento deportivo de nuestro tiempo.
Pero, sin estrellas, el peligro de desfondamiento se hab¨ªa hecho evidente. No s¨®lo se necesitaba gente capaz de lograr grandes marcas, sino atletas con gancho, atletas capaces de agitar la imaginaci¨®n de los aficionados. Aqu¨ª est¨¢n: las hermanas Dibaba, Allyson Felix, Rashid Ramzi, Jeremy Wariner, Bershawn Jackson, Wallace Spearmon, Kerron Clement. No s¨®lo son magn¨ªficos atletas, sino que devuelven al atletismo una dignidad que se hab¨ªa perdido con la impertinente generaci¨®n anterior de velocistas estadounidenses o con todo el reparto de atletas envueltos en el caso Balco.
Los Mundiales han confirmado que la cantera estadounidense es inagotable y que los africanos, especialmente los et¨ªopes, han hecho de las pruebas de fondo una especie de finca particular. Hay poco espacio para los dem¨¢s. Europa ha desaparecido como potencia, especialmente en todo lo que signifique correr. Se ha llegado a un extremo abandonista que se manifiesta en el decepcionante papel de naciones como Italia.
Espa?a sale con una nota discreta, peor que en las anteriores ediciones. Es un pa¨ªs sin campeones que tiene una buena clase media. Sin embargo, el futuro pinta bastante mal. En unos Mundiales que han visto el nacimiento de una nueva gran generaci¨®n, el atletismo espa?ol s¨®lo ha generado un nombre para la esperanza: Arturo Casado, el mediofondista destinado a jugar un papel interesante en los 1.500.
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