Ramzi hace historia
El ex marroqu¨ª, primer vencedor a la vez en las pruebas de 800 y 1.500 metros de un Mundial
Rashid Ramzi nunca tiene suficiente. Nacido marroqu¨ª, de piernas finas y perfil afilado, siempre vivi¨® oculto por la sombra de su compatriota Hicham el Guerruj, el gran dominador del fondo mundial. Demasiado poco para ¨¦l, un oficial del ej¨¦rcito. Cansado y tentado por el dinero f¨¢cil, Ramzi dej¨® de llamarse Rashid Jula, acept¨® una oferta de nacionalizaci¨®n de Bahrein y gan¨® con su nueva bandera el oro en los 1.500 metros en Helsinki.
Fue el primer gran fogonazo: tras su victoria, Ramzi ya brillaba con luz propia, convertido en el primer atleta ganador de una medalla de oro para su pa¨ªs de acogida. Demasiado poco para ¨¦l, un oficial del ej¨¦rcito, dolorido, decepcionado desde su eliminaci¨®n en las semifinales de los Juegos Ol¨ªmpicos de Atenas. Insuficiente para Ramzi, hambriento de gloria. Y ayer debi¨® de quedar satisfecho. Recordando la lecci¨®n ateniense, conocedor de que no hay que mostrarse demasiado, de que m¨¢s vale marchar con el grupo y atacar al final, logr¨® lo que nadie hab¨ªa conseguido antes: vencer en los 800 para establecer un nuevo doblete en los Mundiales uniendo esa victoria a la de los 1500.
S¨®lo en los Juegos Ol¨ªmpicos, en Tokio 64, hubo un doble ganador: el neozeland¨¦s Snell
Ramzi, con una marca de 1m 44,24s, sali¨® triunfador en una final en la que compet¨ªa contra atletas de un nivel excepcional. Hab¨ªa favoritos para elegir. En la l¨ªnea de salida estaba Yuri Borzakovsky, aquel ruso que posaba lloroso y emocionado en el podio de Atenas, donde se proclam¨® campe¨®n ol¨ªmpico de 800. Pero Borzakovski, la esperanza blanca, el hombre que deb¨ªa luchar en solitario contra la armada africana, equivoc¨® el camino. Tras la salida se hundi¨® al final del grupo y busc¨® el anonimato con un doble objetivo: no tener que responder a cada tir¨®n, a cada golpe de ri?¨®n, a cada m¨ªnimo ataque en cabeza; esconderse, pasar inadvertido para atacar en los ¨²ltimos 200 metros. No contaba Borzakovski con que habr¨ªa otros tapados. No contaba Borzakovski con los codos de Baala, con sus corpach¨®n, con el coraz¨®n herido del campe¨®n franc¨¦s, fracasado en su asalto a la corona mundial de los 1.500. Y all¨ª, en la ¨²ltima recta, centrado en su esfuerzo por sobrepasar a Baala, Borzakovski perdi¨® el oro, superado por el demoledor final de Ramzi, y acab¨® segundo.
Tras el ganador y el ruso, unas pocas cent¨¦simas despu¨¦s, un escal¨®n por debajo en el podio, alcanz¨® el bronce el keniano William Yiampoy. Los tres se repartieron las medallas, aunque, de inicio,fueran muchos otros los candidatos. Sobre el h¨²medo tart¨¢n de Helsinki estaba el argelino Djabir Said-Guerni, el defensor del t¨ªtulo mundialista, finalmente relegado al quinto puesto. A su lado, el keniano Wilfred Bungei, que llegaba como el atleta m¨¢s r¨¢pido de la final, pero lejos de su mejor forma, la que le llev¨® a correr los 800 en unos estupendos 1m 42,34s en 2002.
A todos ellos, sin embargo, se impuso Ramzi, que sonri¨® y se acord¨® de su fracaso ateniense al saber que hab¨ªa logrado un doblete hist¨®rico. Quiz¨¢s ya est¨¦ satisfecho: en categor¨ªa masculina s¨®lo el neozeland¨¦s Peter Snell, en el lejano 1964, hab¨ªa logrado ganar los 800 y los 1500 en una gran competici¨®n, los Juegos de Tokio.
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