'Ego-blogs' de amor
Si los famosos marcianos verdes que nos observan leyeran los blogs del planeta, y seguramente es lo ¨²nico que les interesa y divierte en estos momentos, llegar¨ªan a la conclusi¨®n de que los terr¨ªcolas estamos enamorados. O para ponernos m¨¢s trascendentes a pesar del calendario: cuando los historiadores del futuro analicen los documentos escritos que registra este principio de milenio, y no van a tener m¨¢s remedio que desempolvar las bit¨¢coras de la web que ahora mismo se producen y circulan masivamente por el globo, porque ya es un dato irrefutable que la Humanidad nunca ha escrito tanto y tan fren¨¦ticamente de s¨ª misma, no van a tener m¨¢s remedio que olvidarse de las bibliotecas y las hemerotecas y rescatar en sus excavaciones arqueol¨®gicas todos los discos duros de los ordenadores port¨¢tiles para desempolvar los miles de millones de ego-documentos (los eruditos de la historiograf¨ªa lo pronuncian as¨ª) escritos en todas las lenguas del planeta.
La mayor parte de los 'ego-documentos' de los discos duros del planeta Tierra tratan de cosas blandas
Y lo que los acad¨¦micos grises de la uni desenterrar¨¢n en los cookies de los PC les dejar¨¢ igual de pasmados que a los mundanos marcianos verdes. Nuestros antepasados (nosotros) eran unos graf¨®manos de mucho cuidado, como jam¨¢s ocurri¨® en la Historia aunque escrib¨ªan con faltas de ortograf¨ªa, algunas muy graciosas y vanguardistas, y ten¨ªan muchas ganas de ligar. As¨ª hablar¨¢n los discos duros.
Si la Historia nace con la escritura y solamente trata de lo escrito, y en esto todos podemos estar de acuerdo, entonces resulta que las pantallas port¨¢tiles de principio de milenio registran gracias a los blogs la m¨¢s impresionante cantidad de escritura generada por el hombre. No hace falta esta vez que Juan Carlos Ortega haga los c¨¢lculos aritm¨¦ticos ni que Javier Sampedro establezca la metodolog¨ªa cient¨ªfica. Es as¨ª y punto seguido, porque las bit¨¢coras no descansan ni en invierno ni en agosto, sobre todo lo que llamo los ego-blogs amorosos. Porque los grafittis de esta era, con ser una escritura mural y callejera de primer orden documental, como ha demostrado Jos¨¦ Antonio Mill¨¢n en sus ¨²ltimos libros (?No! y ?Contra!, Gustavo Gili), no le llega a las bit¨¢coras a la suela de los zapatos en materia de producci¨®n y circulaci¨®n de signos alfab¨¦ticos, aunque tambi¨¦n estas nuevas inscripciones narcisas de la Red trabajen los arrebatos adolescentes.
O sea que nunca hemos producido m¨¢s escritura que ahora mismo. Pero resulta que la mayor parte de los ego-documentos de los discos duros de planeta Tierra tratan de cosas blandas, generalmente del amor, el ligue y sus derivados. Son fragmentos del discurso amoroso, como le hubiera gustado verificar a Roland Barthes, el ¨²ltimo escritor franc¨¦s que mereci¨® la pena con permiso de F¨¦lix de Az¨²a. Hay una excepci¨®n planetaria. Los ego-blogs amorosos todav¨ªa no son en este pa¨ªs una mayor¨ªa, como ocurre masivamente por ah¨ª fuera, y las bit¨¢coras caseras m¨¢s renombradas trabajan full-time ese pelmazo discurso bipartidista, generalmente feroz, insultante y maniqueo, que por estad¨ªstica comprobada son un remake del inconfundible tonillo Cope, y que s¨®lo saben escribir en pantalla esas dos clases de grafittis murales que estudia Mill¨¢n, el no y la contra, pero obsesivamente politiqueros.
De todas las maneras, este agosto estoy comprobando que las pantallas de nuestras bit¨¢coras nacionales, por fin, empiezan a traficar mucho menos con la aburrida grafoman¨ªa dominante, lenta pero inexorablemente. Ya era hora y deber¨ªan tomar buena nota los escritores de papel ¨²nicamente enfangados en ese bipartidismo imperfecto que se ha impuesto en este pa¨ªs. Cada vez hay m¨¢s ego-blogs que, como los viejos diarios ¨ªntimos con cerradura adolescente del siglo pasado, y del anterior, escriben a pecho descubierto de sus intimidades sentimentales, sus odios y pasiones amorosas, que pasan de cualquier referencia pol¨ªtica venga de donde venga, se engolfan con la libido, trafican con el yo para excitar el yo del otr@, venden descaradamente su propia mercanc¨ªa, acosan y son acosados, son radicalmente autobiogr¨¢ficos y s¨®lo ponen a parir a los profesores del cole y a sus padres.
Los marcianos y los historiadores hace ya tiempo que han decidido que los ego-documentos son tan importantes para analizarnos como el resto de la producci¨®n may¨²scula escrita por el hombre, incluidas las cr¨®nicas de batallas y los l¨ªos de las novelas, y les remito a una nueva revista (Cultura escrita y Sociedad, Ediciones Trea) sobre el mismo asunto y en la que espero, en el n¨²mero 100, dediquen todo un n¨²mero a ese r¨¦cord actual de escritura ego generada por las bit¨¢coras. Un furor planetario.
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