Sanidad somos todos

La financiaci¨®n de la sanidad, que soporta un d¨¦ficit conjunto de 4.500 millones de euros, ser¨¢ el tema con que se inaugure el curso pol¨ªtico en la Conferencia de Presidentes prevista para el 10 de septiembre. El objetivo es consensuar las l¨ªneas maestras de un nuevo modelo de financiaci¨®n a la altura de las necesidades previstas para los pr¨®ximos a?os. Se trata de propiciar un pacto de Estado similar al que viene funcionando para garantizar el sistema de pensiones.

En casi todas las comunidades es el desfase entre ingresos y gasto sanitario lo que desequilibra su presupuesto. Y ello ocurre en comunidades con gobiernos de distinto signo, lo que hace pensar que no se debe, o no ¨²nicamente, a problemas de gesti¨®n. Hay un acuerdo general en reconocer que el actual presupuesto sanitario es insuficiente para sostener el nivel de prestaciones que ofrece. El gasto p¨²blico sanitario, que representa el 5,9% del PIB, est¨¢ a¨²n muy por debajo del de los pa¨ªses europeos de similar nivel de riqueza. Mientras en Espa?a gastamos 953 euros por habitante y a?o, los pa¨ªses europeos con los que podemos compararnos gastan 1.500.

?De d¨®nde ha de salir el dinero para corregir el desfase? El Gobierno tendr¨¢ que incrementar sustancialmente la partida presupuestaria con cargo al sistema general de impuestos, pero parece razonable que las autonom¨ªas se corresponsabilicen tambi¨¦n con los impuestos especiales que gestionan -tabaco, alcohol e hidrocarburos-, pues, adem¨¢s de aportar ingresos, su participaci¨®n actuar¨¢ como un est¨ªmulo a la eficiencia y un ant¨ªdoto contra la perniciosa tentaci¨®n de atribuir a otros las propias carencias. El incremento presupuestario debe ir acompa?ado de una serie de medidas que garanticen la m¨¢xima eficiencia en la gesti¨®n de los recursos, incluida una revisi¨®n a fondo de ese agujero negro que en Espa?a sigue siendo el gasto farmac¨¦utico. No hay raz¨®n para que en nuestro pa¨ªs los medicamentos se lleven un tercio del presupuesto sanitario p¨²blico cuando en otros pa¨ªses s¨®lo suponen el 15%.

Es previsible que el gasto sanitario siga creciendo en el futuro por el incremento de la poblaci¨®n, el proceso de envejecimiento y los crecientes costes de los procedimientos terap¨¦uticos. Y es posible que llegue el momento en que se haya de plantear la participaci¨®n directa de los usuarios en la financiaci¨®n del sistema mediante alguna f¨®rmula de copago. Pero s¨®lo cuando el gasto p¨²blico sanitario haya alcanzado el promedio de los pa¨ªses de nuestro entorno econ¨®mico y se hayan aplicado severas medidas de ahorro y eficiencia, ser¨¢ leg¨ªtimo plantear el debate, con cuidado de que no vaya a ser peor el remedio que la enfermedad: que para aliviar el d¨¦ficit acabemos cercenando el principal valor del sistema: la equidad.