Semblanza de iglesias en miniatura

A la entrada de San Esteban de Gormaz, junto al puente de 16 ojos sobre el r¨ªo Duero, hay un mural dedicado al autor del Cantar de M¨ªo Cid, que aqu¨ª creen fue un juglar local, por aquello de que en el poema se lee que ¨¦sta es "una buena ?ipdad" y que "los de Sant Estevan, siempre mesurados son".

Es una creencia que no hace da?o a nadie y que no vamos a discutir, pues la mejor pol¨ªtica en estos casos es, como los juglares, repetir en cada lugar lo que a la gente le gusta o¨ªr. Tampoco discutiremos que ¨¦sta es una buena ciudad, porque a la vista est¨¢n las p¨¦treas casonas blasonadas, las t¨ªpicas viviendas de adobe restauradas y las cuevas donde se atesora el oro tinto de la Ribera.

Ahora bien: lo de los santestebe?os mesurados ser¨ªa en el siglo XI, porque hoy, adem¨¢s de poseer dos de las iglesias rom¨¢nicas m¨¢s bellas de Castilla, acaban de abrir un parque tem¨¢tico sobre este estilo art¨ªstico, caso ¨²nico en Espa?a y gozoso ejemplo de oferta cultural en una villa de 3.500 habitantes.

La primera de las iglesias, por orden de antig¨¹edad, es la de San Miguel, que fue construida por el maestro Juli¨¢n cuando el Cid iba camino del destierro, cosa que sabemos por haber en uno de sus canecillos un monje que sostiene un libro con la fecha de 1081. En ella hace su aparici¨®n uno de elementos m¨¢s encantadores del rom¨¢nico hispano: el p¨®rtico orientado al mediod¨ªa, lugar de reuniones concejiles y actos lit¨²rgicos donde la cruz victoriosa conviv¨ªa con recuerdos escult¨®ricos del pasado moro, a¨²n reciente. Tipos con turbante y caft¨¢n, alcazabas y guerreros, pavos reales, elefantes, camellos, danzarinas desnudas..., son algunos de los motivos esculpidos en los capiteles de San Miguel y de la cercana Santa Mar¨ªa del Rivero.

Esta ¨²ltima iglesia data del siglo XII, ofrece unas vistas de ¨®rdago y alberga, entre otras curiosidades, el sepulcro de un guerrero conocido como Vivas Pascual, cuyo ¨¢ngel de la guarda peleaba mientras ¨¦l o¨ªa misa. Desde el p¨®rtico de Santa Mar¨ªa del Rivero se ve todo San Esteban de Gormaz, derram¨¢ndose en cascada de tejas ¨¢rabes y zarceras -respiraderos de las bodegas- desde el cerro que corona el castillo, decr¨¦pito testigo de dos siglos de luchas entre sarracenos y cristianos; all¨¢ abajo, el ancho y verde Duero; y allende el r¨ªo, los campos de remolacha y alfalfa que rodean el viejo molino de los Ojos, junto al que ha abierto sus puertas el Parque del Rom¨¢nico el pasado 9 de agosto.

Este centro de interpretaci¨®n propone un viaje de Gulliver por el rom¨¢nico de Castilla y Le¨®n, contemplando maquetas de sus monumentos m¨¢s importantes: San Tirso de Sahag¨²n, San Juan de Rabanera, la colegiata de Toro, el claustro de Silos, San Mart¨ªn de Fr¨®mista, San Mill¨¢n de Segovia...

Junto al parque arranca una senda ribere?a que permite acercarse en 10 minutos hasta el manantial de los Ojos, una espectacular emergencia de agua mineral (de ah¨ª su ins¨®lito color viol¨¢ceo) de la que anta?o se alimentaba el molino. Fresnos, ¨¢lamos negros y sauces llorones arropan al paseante con sus b¨®vedas, columnas y capiteles llenos de pajarillos, obras exquisitas de un arte intemporal que hace sentirse a todos los hombres, independientemente de sus creencias, hijos de la misma madre.