El tormento de viajar al centro
El primer dato es simple y escalofriante: el 70% de los resultados electorales se puede predecir sin m¨¢s que echar un vistazo a la cara de los candidatos. Los que tienen cara de competente -mand¨ªbula trapezoidal, ojos afilados, nariz recta, frente pertinaz- llevan todas las de ganar en las urnas. Los de rostro ani?ado -curvas, ojazos, naricilla, frente amplia y despejada- atraen menos votos.
El fen¨®meno acaba de ser descrito por Alexander Todorov y su equipo de psic¨®logos de la Universidad de Nueva York (Science, 10 de junio), y no se restringe a la pol¨ªtica. Los hombres con cara de competente tambi¨¦n tienden a ocupar los cargos directivos de las empresas y las instituciones, y muestran una mayor facilidad para salir absueltos en los juicios por negligencia. De modo similar, las actrices con rasgos maduros y serenos son las preferidas del p¨²blico en los tiempos de crisis. Nada de esto ser¨ªa grave si las caras competentes fueran el espejo de las almas competentes, pero no es as¨ª. Seg¨²n los datos de Todorov, la gente con cara de ni?o es en promedio m¨¢s inteligente, educada y eficaz que la gente de apariencia competente. Mal asunto.
La oraci¨®n en la escuela y los impuestos son m¨¢s gen¨¦ticos que el divorcio y el arte moderno
Conscientes de este tipo de sesgos, los polit¨®logos han empezado a interesarse por la biolog¨ªa humana. Hace dos meses, The American Political Science Review public¨® un trabajo de gen¨¦tica por primera vez en su historia. Los polit¨®logos norteamericanos John Hibbing, John Alford y Carolyn Funk examinaban all¨ª las respuestas que 8.000 pares de gemelos hab¨ªan dado a preguntas sobre el capitalismo, los impuestos, los sindicatos, el cine porno, la oraci¨®n en la escuela y otras 23 cuestiones relevantes para la posici¨®n que una persona ocupa en el espectro pol¨ªtico. Total: los genes explican el 53% de las diferencias de opini¨®n en el conjunto de las 28 preguntas. La oraci¨®n en la escuela y los impuestos son m¨¢s gen¨¦ticos que el divorcio y el arte moderno, pero el promedio da una idea de la actitud pol¨ªtica que llevamos puesta de serie. Curiosamente, la identificaci¨®n con un partido pol¨ªtico casi no depende de los genes. Es la ideolog¨ªa subyacente la que parece estar condicionada por el ADN.
La suma de los dos estudios es deprimente. Si el voto es la resultante de la cara del candidato y los cromosomas del votante, las elecciones ser¨ªan poco m¨¢s que un experimento de zoolog¨ªa. ?Qu¨¦ salida nos deja esto? Podemos poner los datos al rev¨¦s. Si el 70% de los resultados electorales se puede predecir echando un vistazo a la cara de los candidatos, el otro 30% no se puede predecir. Y si los genes explican el 53% de la ideolog¨ªa, no explica el otro 47%. Adem¨¢s, ya hemos visto que la gente no se identifica siempre con el partido pol¨ªtico m¨¢s af¨ªn a su ideolog¨ªa, y por tanto tampoco tiene por qu¨¦ votarle. El temperamento autoritario, escrupuloso y normativo tiende a expresarse como una ideolog¨ªa conservadora, pero no necesariamente como un voto conservador.
"El car¨¢cter gen¨¦tico de las actitudes pol¨ªticas puede explicar que salten chispas cada vez que se juntan conservadores y progresistas", sostiene Steven Pinker, de Harvard. "Cuando las actitudes hereditarias est¨¢n por medio, las personas suelen tener reacciones r¨¢pidas y emocionales, dif¨ªcilmente cambian de opini¨®n y se sienten atra¨ªdas por otras personas que piensan igual", lo que pone f¨¢cil el ejercicio de hoy. Si la ideolog¨ªa es importante a la hora de elegir pareja, la gen¨¦tica predice que las actitudes pol¨ªticas deber¨ªan polarizarse cada vez m¨¢s: los izquierdistas se emparejan con izquierdistas y la estirpe deriva hacia la izquierda a lo largo de las generaciones, y lo mismo pasar¨¢ en el otro lado del espectro. ?Cree usted que este fen¨®meno puede explicar el fracaso de la Operaci¨®n Roca? ?Estar¨ªa usted dispuesto a casarse con el otro bando por el bien del centro pol¨ªtico? Oh, vamos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.